jueves, 22 de agosto de 2024

CHANCAY SERÁ EL NUEVO SHANGHAI

 Por: Enrique Soto (*)

“China es un gigante dormido, cuando despierte moverá el mundo” -dijo, Napoleón Bonaparte (1769 – 1821), el gran genio y estratega político y militar francés hace más de 200 años y, parece haber acertado en tan brillante y prometedora profecía.

Actualmente, la República Popular China es la segunda potencia industrial emergente en el orbe, con un Producto Bruto Interno (PBI), que supera los 18 billones de dólares, amenazando liderar la economía global, que solamente es superada por Estados Unidos de Norteamérica, con un PBI de 24 billones de dólares, disputándose -palmo a palmo- geopolíticamente la hegemonía mundial.

China ingresa a las grandes ligas del quehacer económico global en la década de los años 80, creciendo sin parar, a una velocidad vertiginosa promedio de 10% anual. Después, de que Deng Xiaoping, se erigió como nuevo líder del Partido Comunista, habiendo derrotado a la Banda de los Cuatro, a la muerte de Mao Tse-Tung, abrió -de par en par- las puertas de la nación, para que ingresaran todos los capitales internacionales que estén dispuestos a invertir en el gigante asiático, que contaba en ese entonces con una población de mil 300 millones de consumidores, la más grande del planeta.

Por esos años empieza una nueva era del despertar apasionado en el país asiático. Deng motivó a sus paisanos a ingresar al desafiante mundo de hacerse ricos: “Hacerse rico es glorioso”. Arengaba por doquier. Y al mismo tiempo empezaba a implementar profundas reformas.

Desde ese entonces China no ha dejado de crecer, superando en varias oportunidades crisis financieras globales -como la que ahora estamos viviendo- afectando tremendamente su economía. Sin embargo, se sabe sobreponer, a estos males endémicos del sistema, moviéndose como pez en el agua, en el concierto económico mundial del mercado capitalista. Queriendo llegar con sus gigantescas inversiones a los pueblos más apartados del mundo, convirtiéndose en un competidor de mucho arraigo.

Con el propósito de hacer negocios en la región de Latinoamérica, hace diez años, aproximadamente, China se trazó el objetivo de invertir 250 mil millones de dólares en estos lares. Y vaya que lo está logrando. En el Perú sus inversiones sobrepasan los 30 mil millones de dólares, convirtiéndose en el principal socio comercial de nuestro país, desbancando de este puesto a Estados Unidos. En Brasil, China, viene invirtiendo, aproximadamente, 90 mil millones de dólares. Siendo este país el primer destino de capitales del gigante asiático en Latinoamérica. Además, tiene inversiones menores en otros tantos países de la región, como Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, que le permiten tener una presencia significativa en el quehacer económico y financiero. Apuntando a consolidarse con relaciones gubernamentales óptimas.

Según un estudio de la CEPAL “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2023”, manifiesta que hay un impresionante crecimiento de China en las inversiones, el comercio y el financiamiento en Latinoamérica, en los últimos años, superiores a las que provienen de EEUU de Norteamérica. Sacándole una tremenda ventaja competitiva, que debilita su liderazgo al país del norte.

Sudamérica, de manera particular, es una subregión, que el gigante asiático le ha empezado a poner una atención privilegiada. Y de esta, una mirada optimista y proyectada al Perú. Debido a sus enormes riquezas mineras y a su ubicación geopolítica estratégica, que le servirá como puerta de ingreso al inmenso mercado latinoamericano, con más de 650 millones de consumidores.

La disputa y el control de los mercados en los tiempos actuales -en el mundo- se ha vuelto una necesidad imperiosa para que las naciones puedan crecer económicamente de manera sostenida.

El Perú empieza a intensificar su relación económica y comercial con China, a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio con la nación asiática, en la ciudad de Beijín, el 28 de abril del 2009. Sin embargo, las exportaciones del Perú al Asia crecieron significativamente, desde que ingresamos al Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC), hace 26 años, en 1998. Subiendo, en las dos últimas décadas, entre 12% y 14% como promedio anual. De 4 mil y 5 mil millones de dólares que exportábamos hace 20 años, el año pasado se exportó 44 mil millones de dólares. Multiplicándose por 10.

China se ha convertido en el mayor inversor en el país, sobrepasando los 30 millones de dólares, de un total de 120 mil millones de dólares de inversión extranjera que tiene el Perú, según información de Naciones Unidas. Dicha inversión está orientada principalmente en la Industria Minera. En el Proyecto minero Las Bambas, la empresa china MMG ha invertido 10 mil millones de dólares. Asimismo, en el proyecto minero Toromocho, la empresa asiática Chinalco, invirtió 5 mil millones de dólares. Por su parte Shougan Hierro Perú, que viene trabajando en el país desde 1992, año en el que compró Marcona, ha invertido a lo largo de dos décadas, para mejorar y modernizar la infraestructura productiva de la planta procesadora, alrededor de 3 mil millones de dólares. En el proyecto minero de hierro de Pampa de Pongo (Arequipa), la empresa china Jinzhao Mining, ha invertido 2 mil 500 millones de dólares. Inversiones sostenibles en el tiempo, que vienen generando crecimiento económico, generando empleo en el país.

Asimismo, el gigante asiático, también ha invertido en nuestra nación, a través de sus empresas, en el sector eléctrico. Desde cuando Sempra Energy, empresa norteamericana, propietaria de Luz del Sur, decidió venderla por 3 mil 300 millones de dolares a Yangtz Power, del grupo Three Gorges Corporation, en el 2020. Por otro lado, la empresa china Sauther Power Grid Co, compró la empresa eléctrica Enel.

Siguiendo con las referencias de las inversiones chinas en el Perú, tenemos el Mega Proyecto Portuario Multipropósito “Chancay”. Cuyo monto asciende, en su primera etapa a US $ 1,213 millones, y su concepción final superará los US $ 3,600 millones. Dirigido por la empresa COSCO Shippin Ports, con apoyo de la Compañía Minera Peruana Volcán.

El puerto marítimo de Chancay se ha convertido en una inversión estratégica tanto para China como para el Perú, teniendo en consideración que más del 90% que exportamos se va por el mar y la mitad del total se va para el Asia. Y, además, el 48% del total de lo que importamos, viene igualmente del Asia. Tal es así que en el 2017 China fue el destino del 26% de las exportaciones peruanas (11,700 millones de dólares) y el origen del 23% de sus importaciones (8,750 millones de dólares). Centrándose el interés principalmente del país asiático en nuestros minerales. Los fletes de vuelta -a través del puerto de Chancay- aportarán manufacturas chinas, no solo para el Perú, sino también para países vecinos.

Esta inversión conjunta chino-peruana tiene como objetivo transformar al Perú en un centro logístico, industrial y tecnológico, facilitando la conexión entre América del Sur y Asia-Pacifico. Esta inversión gigantesca revolucionará la economía peruana, para lo que debemos preparar aceleradamente -en una lucha contra el tiempo- a nuestros recursos humanos, elevándoles su nivel de productividad para así ser más eficientes.

El Mega Puerto de Chancay se levanta en una extensión de 1,000 hectáreas. Y se calcula que movilizará un millón de contenedores al año, de un volumen de 38,51 metros cúbicos cada uno.

Asimismo, cabe señalar, que el gigantesco complejo portuario contará con la capacidad de descarga de embarcaciones Triple E, consideradas, los segundos barcos más grandes de mundo, que soportan una carga de hasta 20 mil contenedores y avanzan a una velocidad de 23 nudos (43 Km/ hora), considerada eficiente en el mundo de la navegación internacional.

Como podemos darnos cuenta, esta inversión portuaria (que será inaugurada y entrará en funcionamiento la segunda semana de noviembre próximo, en la reunión del Foro de Cooperación Asia Pacifico - APEC, con participación del presidente chino, Xi Jinping) nos ubica con una tremendamente ventaja en la región latinoamericana. Situación que debemos saber sacarle el máximo provecho, en beneficio del país, que tanto lo necesita, para generar un nuevo ciclo de crecimiento económico, aprovechando la subida de precios de los minerales en el mercado mundial.

Teniendo en consideración las tensiones geopolíticas internacionales generadas por los países desarrollados, disputándose la hegemonía del mundo, el Perú debe ser sumamente prudente y cauto en su desenvolvimiento dentro de APEC, manteniendo firmeza y actuando diplomáticamente dentro de su embestidura como Presidente Pro-Tempore de tan distinguida organización mundial, que alberga a 21 economías, las más poderosas del mundo. Tratando de mantenerse y conducirse con un mínimo margen de autonomía estratégica, logrando beneficiarse lo mejor posible, de lo que puedan ofrecer todos los que constituyen esta sociedad global.

Como es de conocimiento mundial, del domingo 10 al sábado 16 de noviembre del presente año, en nuestro país, se realizará la reunión mundial APEC. El Perú estará en la vitrina del mundo. Será un acontecimiento de enormes réditos que favorecerá nuestro crecimiento económico. De nosotros depende que sepamos aprovechar al máximo, enviando un mensaje al mundo de seguridad en los negocios en nuestro país, garantizando las inversiones privadas, como una forma de atraer el capital internacional. Logrando de esa forma el desarrollo y el bienestar para todos los peruanos.

Periodista (*)

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