Por: Enrique Soto (*)
Con el propósito de detener la caída libre en popularidad que tiene el Gobierno Central -con más del 90% de rechazo ciudadano-, la semana pasada la presidenta Dina Boluarte, procedió a realizar cambios ministeriales, que -al final de cuentas- resultaron intrascendentes y nada acertados, para lograr su propósito. No dándose cuenta, por carecer de visión política y gubernamental, que este gobierno fallido e improvisado, perdió legitimidad desde sus inicios; cuando se impuso, contra viento y marea, haciendo uso de la violencia indiscriminada, utilizando para tal fin, a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, hace una año y 8 meses. Cargando sobre sus hombros 50 muertos, y decenas de heridos y una crisis económica insostenible, que nos tiene al borde de la bancarrota. Sumergidos en la incertidumbre, sin saber lo que nos pueda suceder en los próximos meses. La situación es dramática y sumamente peligrosa para la seguridad nacional.
El cogobierno -aunque no lo
quieran reconocer- plasmado en una alianza inescrupulosa, de los Boluarte, los
Fujimori y los Acuña, ha ingresado vertiginosamente a un periodo de franco
deterioro político. Teniendo en consideración la desmedida incapacidad que
tienen para gobernar - ¡no dan la talla! - al no poder controlar los neurálgicos
problemas que sacuden el país, como la inseguridad ciudadana, ni lograr contener
la recesión y el desempleo, que incrementa la pobreza, e impiden severamente el
crecimiento económico, ahuyentando las inversiones.
CUATRO GOLONDRINAS NO HACEN
VERANO
En tal sentido, los cuatro
cambios ministeriales realizados, políticamente son insignificantes e
intrascendentes, de nada van a servir al gobierno central, para que logren
salir del fondo del pozo de la impopularidad en que se encuentran. Cambiar al
ministro de Relaciones Exteriores, Vivienda, Comercio Exterior y Cultura, no
ayudará en nada a impulsar la desastrosa inestabilidad política que padecemos.
Menos aún, a recuperarnos económicamente, pretendiendo salir a flote del
periodo de desaceleración en que nos encontramos.
Otro escenario más favorable -al
menos- hubiera sido cambiar al Ministro del Interior, Juan José Santibáñez, que
nada significativo viene realizando para detener a las bandas criminales que
operan en todo el país, haciendo de las suyas; manteniendo en ascuas y
sobresaltada en la intimidación a toda la población del país; robando,
asaltando, secuestrando y matando por doquier. Estando, más bien, seriamente
comprometido, con denuncias de corrupción muy serias y de gran preocupación,
vinculados con el poder. Ese ministro debe ser expectorado de manera inmediata,
por incapaz y corrupto, según investigaciones preliminares del Ministerio Público.
Sin embargo, pasa desapercibido, como si nada malo ocurriera, y es felicitado
en público por la presidenta Dina Boluarte, dándole un efusivo y apasionado
abrazo.
Asimismo, hubiera sido una buena
decisión cambiar al Ministro de Salud, César Vásquez y al ministro de Desarrollo
Agrario, Ángel Manero. El primero, debido a la incapacidad de poder resolver la
falta de medicinas en el sistema de salud, dejando sin atención a miles de
pacientes en todo el país. El segundo, debió de ser expulsado del gabinete
ministerial, ante las desatinadas declaraciones dadas a la prensa -que dieron
la vuelta al mundo- manifestando que en el Perú nadie padece hambre y que todos
nuestros pueblos se alimentan de manera contundente. Dando a entender que en el
Perú no existe pobreza ni extrema pobreza. Este señor vive en otro planeta, no
conoce nada de la realidad nacional. Es un peligro seguir manteniéndolo al
frente de tan alta responsabilidad gubernamental. Su cambio debe ser eminente.
Creemos, con sinceridad, que la
grave situación política y económica que se viene padeciendo en el país es
sumamente delicada, siendo de intonsos, creer que se puede amenguar este estado
de cosas, con el simple relevo de cuatro ministerios. Cuando sabemos que el
problema es más complejo y delicado, que exige soluciones más atinadas y de
mayor envergadura.
CRECE EMPLEO INFORMAL, ALCANZANDO
EL 71%
Según datos proporcionados por el
Banco Central de Reserva (BCR) la tasa de empleo informal en febrero del 2020,
antes de la crisis sanitaria, era de 66%, ahora el porcentaje se ha
incrementado alcanzando el 71%. Y se considera que tardará alrededor de unos
cuatro años aproximadamente para llegar al nivel anterior.
Esto significa que vivimos una
situación laboral sumamente precaria, de salarios indignos, sin beneficios
sociales legales como debería ser. En estas circunstancias es de suma
importancia -y esto no significa para nada promover el populismo- incrementar
significativamente de manera inmediata la Remuneración Mínima Vital (RMV), que
se halla actualmente en 1025 soles. Como una forma de paliar las necesidades insatisfechas
básicas que padece el pueblo peruano y dignificar la actividad laboral,
generando justicia social. Como una forma de poner algo de dinero en el
bolsillo del pueblo trabajador. Incrementando de tal forma el consumo.
Por otra parte, hay que tener en
cuenta que en los últimos años está registrándose una fuga de talentos. Los mejores
recursos humanos que tenemos se están yendo de país, en busca de mejores oportunidades
en otros lugares del mundo. Esto es muy lamentable, que se debe lograr detener.
DINA BOLUARTE SIN RUMBO
Finalmente, podemos manifestar
con convicción que el pueblo peruano está siendo víctima de un gobierno
incapaz, improvisado, corrupto, que se ha aliado con lo peor de la clase política
que tenemos para poder sobrevivir en el poder a toda costa. Sin importarle el
grave daño que le está causando a la nación. Llevándonos al descalabro. Sin
rumbo. En una navegación tenebrosa, conduciendo un barco a la deriva. Sin
norte.
La presidenta Dina Boluarte no
sabe lo que quiere hacer al mando de la nación. Está perdida en el espacio
sideral de la geopolítica, no reconociendo nuestra potencialidad que tenemos
como país con abundancia de recursos. Solo se concentra con sacar el mayor
provecho posible, de manera personal, familiar y de grupo. No interesándole
para nada el bienestar general. Es decir, el Bien Común. El Progreso y
desarrollo económico y social de toda la población. La satisfacción de las
necesidades básicas y elementales, de los más de 33 millones de peruanos.
LUCHEMOS CONTRA LA TIRANÍA
Creemos, en la antesala de las
próximas elecciones generales, que ha llegado el momento para que el pueblo en
su conjunto empiece a movilizarse, sacudiéndonos de nuestros temores que nos provocó
el asesinato de nuestros 50 compatriotas. Retomando el coraje y la valentía que
siempre nos ha caracterizado en luchas heroicas contra las tiranías y
dictaduras, a lo largo de la historia, que nos han conducido a instaurar la
democracia como gobierno autónomo y soberano, de decisión popular en las urnas,
haciendo valer nuestros derechos ciudadanos, oponiéndonos radicalmente a las
violaciones de nuestros derechos humanos, como lo hicimos en el año 2000,
defenestrando a la dictadura Fujimontesinista, dándole una lección política
histórica, haciéndonos respetar como nación libre e independiente.
Esa lucha contra la tiranía
Fijimontesinista no fue gratuita. Nos costó sangre, sudor y lágrimas,
parafraseando al gran Winston Churchill. En las actuales circunstancias las volveremos
a repetir si el periodo histórico nefasto que estamos viviendo lo exige. Con el
propósito de salvaguardar la Democracia, que tanto esfuerzo nos costó
instaurarla en el año 2000.
Periodista (*)
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