Por: Enrique Soto (*)
Los seres humanos para entenderse mejor, superar diferencias
y conflictos, muchas veces deciden dialogar. Comprendiendo sabiamente que, intercambiando ideas, impresiones y puntos de vista, pueden evitarse
enfrentamientos inútiles, en la cual todos saldrían perjudicados. Habiendo
comprendido esta verdad absoluta, el gobierno nacionalista, a través de su Presidente
del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, ha decidido implementar una serie de
conversaciones con los principales líderes políticos, representantes de
partidos, con el propósito de disminuir el ruido político que tanto daño viene
haciendo a la gobernabilidad, en un
periodo de desaceleración económica, violencia criminal de delincuencia
común y un proceso electoral de continuos enfrentamientos, que ponen en jaque
la estabilidad democrática institucional.
En la medida que el
escenario político está polarizado, muchos se preguntan: ¿Será sincero, este
diálogo, que se viene implementando en nuestro país? ¿Se logrará amenguar el
desgobierno que venimos padeciendo en los últimos meses? o ¿Sólo será un saludo
a la bandera, y un querer vender una imagen de ser responsables ante la platea?
La situación, que estamos viviendo en esta coyuntura, es bastante delicada,
debido a que estamos ad portas de un
proceso electoral, en el que todos quieren jalar agua para su molino, y poco
les interesa el crecimiento económico y/o la estabilidad política del país.
En medio de estos sinsabores que produce el enfrentamiento
político, el diálogo, promovido por el gobierno, se ha iniciado y avanzan las
conversaciones, de manera presurosa. Pedro Cateriano, inicialmente se reunió
con Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio; luego con Keiko Fujimori,
de Fuerza Popular; en otro momento ha visitado a Luis Bedoya Reyes, del Partido
Popular Cristiano; el domingo estuvo conversando con Alejandro Toledo, de Perú
Posible; también se entrevistó con el líder del Partido Aprista Alan García. Con
todos ellos ha conversado de temas similares, que son de profunda preocupación
ciudadana, como el enfriamiento de la economía, la inseguridad ciudadana, las
consecuencias que podría traer el Fenómeno el Niño, que dicen va a ser
tenebroso. Asimismo, se ha conversado como se va a desarrollar las elecciones
que se avecinan, garantizando Cateriano, total transparencia en los comicios.
De manera particular, Keiko Fujimori, ha incidido en el
cuidado que hay que tener con respecto a los integrantes de los grupos
subversivos que están saliendo en libertad ya que podrían volver a las andanzas
violentistas, como Peter Cárdenas y Alberto Gálvez Olaechea, ex dirigentes del
MRTA. El gobierno ha respondido diciendo que los servicios de inteligencia se
encargarán que ello no suceda.
Por su parte, Kuczynski, ha manifestado en el diálogo
sostenido con Cateriano, que la primera dama Nadine Heredia, debe renunciar a
su cargo de presidenta del Partido Nacionalista, mientras duren las
investigaciones sobre posibles actos de corrupción y lavado de activos por el
cual se le acusa, eso permitiría transparentar los actos de gobierno, y no se
percibiría que la estuvieran protegiendo.
Por otro lado, Alejandro Toledo, ha propuesto al gobierno en
la conversación sostenida, que para contener la arremetida de las bandas
delincuenciales que asaltan y roban por doquier, es urgente que salgan a las
calles las Fuerzas Armadas, ya que son instituciones militares con mayor
capacidad de fuego, para contrarrestar el delito. De igual opinión ha sido Alan
García, por lo que los sectores políticos que no están de acuerdo con esta
medida, los han tildado de populistas que sólo buscan con estas declaraciones atraer el voto. Además, García, después de haber conversado cordialmente con el
representante del gobierno, ha señalado a la prensa que él “no confía absolutamente en Humala y en la
pareja presidencial”, asimismo dijo que espera que Cateriano pueda
garantizar una elección limpia con neutralidad del gobierno. Señaló finalmente
que “es gravísimo lo sucedido con el tema
de las agendas, afortunadamente –sostuvo- subsiste independencia en el Poder Judicial y en el Ministerio
Público”.
Como podemos apreciar, el diálogo que se viene sosteniendo
con las fuerzas políticas del país, no parece profundo, ni muy sincero, más
parece construido para las tribunas, como una forma de trasmitir a la
ciudadanía, de parte de la clase política, una imagen de cordura y
responsabilidad, pero sin mayor trascendencia de acuerdos históricos que
estabilicen el país y/o permitan dar solución a los graves problemas
estructurales que padecemos. Y eso porque nuestros políticos no están pensando
en cómo hacer que el país prospere, crezca, se desarrolle y llegue a ser uno
del primer mundo, sino en cómo llegar al poder para asaltar las arcas fiscales.
Mientras esto subsista, poco o casi nada lograremos, con estas formas de
diálogo que se promueven. Y eso no significa que conversar no tenga sentido,
todo depende de la forma como esta se lleve a cabo. Cosa distinta sería si el
gobierno llamara a conversar a todos los sectores políticos: chicos, medianos y
grandes, así como a todas las tendencias: derecha, centro e izquierda. De esa
forma se podría apreciar una interlocución válida. No sólo con los grandes. No
sólo con la derecha. De esa forma no tiene sentido. Si en verdad el gobierno desea
darle más relevancia a esta iniciativa convocaría a los representantes de las
fuerzas sociales y populares organizadas, a los gremios de trabajadores, a los emprendedores,
a los empresarios: chicos, medianos y grandes. Allí sí tendría sentido. Es más,
esta iniciativa de diálogo, no sólo debe aparecer cuando hay desgobierno y/o
inestabilidad política, y amenaza de que la barca puede naufragar, sino que
este instrumento, de una democracia madura, debe institucionalizarse, para que
sea activada de manera permanente. Si esto fuera así, cuantos conflictos nos hubiéramos librado. “El Baguazo”, “Conga”, “Tía María” no existirían en nuestra historia.
En estos momentos tenemos una prueba de fuego que resolver mediante el diálogo,
el problema suscitado en Las Bambas que ya vienen registrando cuatro fallecidos.
Esto no debe suceder en nuestro país.
Conversar, dialogar, es una necesidad humana para entendernos
mejor. En el quehacer político es una herramienta de singular importancia. ¿Cómo
están superando sus diferencias EE.UU. y Cuba?: conversando. Mientras no
dialogaban, seguían enfrentados apuntándose cada uno con el fusil en la cabeza.
¿Cómo están superando sus enfrentamientos el gobierno de Colombia y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC): conversando. No hay otro camino
civilizado, en democracia, que el diálogo. Pero con mucha disposición y
sinceridad. Sin trampas. Lo que sucede es que los políticos tradicionales
utilizan mucho la astucia y el engaño, por eso que las conversaciones fracasan.
Es que han aprendido demasiado y en extremo los postulados de Nicolás Macchiavello,
revelados en “El Príncipe”. Algo que contradice los principios.
Enfatizamos, finalmente que, en el quehacer político
nacional, si queremos superar el desgobierno y la inestabilidad política e institucional,
es necesario promover y consolidar el mecanismo de diálogo,
institucionalizándolo, como única vía para resolver conflictos y diferencias,
evitando la violencia y el enfrentamiento absurdo, en el cual siempre todos
salimos perdiendo. Y este debe implementarse y desarrollarse con mucha transparencia,
debiendo ser conducida por los mejores. Es decir, por las personas más idóneas.
(*) Periodista