sábado, 22 de junio de 2024

¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO?

ECONOMÍA Y POLÍTICA
Por: Enrique Soto (*)

¿Qué está pasando en el Perú con tanta inestabilidad política y económica que amenaza desaparecernos como República constituida históricamente hace más de 200 años?  Se pregunta con afán y desesperación el ciudadano de a pie, que ve peligrar su existencia personal y la de su familia. Es que, acaso, nuestros actuales políticos, que fungen de gobernantes, han caído en la barbarie, perturbados por su enfermizo afán de lucro. Sacando el máximo provecho económico al uso del poder. Conduciéndonos -sin retorno- al descalabro, a toda la sociedad en su conjunto. Sin criterio mínimo de responsabilidad social. Esta situación es sumamente grave. Estamos en la obligación de detenerlo.

La incierta inestabilidad política y económica que vivimos en el país, desde el año 2016 -hace más de ocho años aproximadamente- va de mal en peor. Al haberse retrotraído nuestros niveles de pobreza al año 2010. En la actualidad, de cada tres peruanos uno es pobre. Incrementándose en los dos últimos años (2022 y 2023) más de medio millón de pobres. Algo espeluznante. Las aguas están agitadas como una tormenta apocalíptica. Y como si esto fuera poco. Esta situación se acentúa, con el anuncio de un exdictador, condenado por lesa humanidad, quien fue indultado por razones humanitarias; ya que se mostraba ante la opinión pública como un agónico, de querer volver al quehacer político. Esta circunstancia va a polarizar el país. Ya que constituye una vergüenza nacional. Los ciudadanos de bien, se van a sentir estafados. Profundizándose la incertidumbre y la inestabilidad gubernamental, al entrar el país entero en una polarización, como ya ha ocurrido anteriormente.

Tuvimos tres décadas de progreso innegable, después de haber derrotado al terrorismo. Una vez vencidos Sendero Luminoso y el MRTA empezó el crecimiento económico y el bienestar. Las cifras macroeconómicas eran loables. Se redujo considerablemente la pobreza. Y el crecimiento del PBI, ascendió al 8 y 9 % en años estelares. Manteniéndose durante cinco años consecutivos el PBI en 7.2% en promedio (2006-2011). Siendo, indudablemente, los precios internacionales de los metales responsables de ese crecimiento colosal. Como la oportunidad que estamos teniendo en los tiempos actuales, de los altos precios de los comodities. El ciclo se vuelve a repetir, esperando que esta vez lo sepamos aprovechar. Sentando las bases del país con visión de futuro. Sin embargo, esto está muy lejos de la realidad.

¿Qué nos está sucediendo en los últimos años para estar como estamos? ¿Qué se hizo mal o se dejó de hacer? ¿Dónde radica la esencia histórica del mal que nos aqueja? ¿Es necesario tener una bola de cristal o ser pitonizos, para comprender lo que nos pasa? No, de ninguna manera. Solo es necesario profundizar en la investigación y el análisis, utilizando los métodos que nos alcanzan las ciencias sociales. Esforzándonos por hacer un diagnóstico acertado de la realidad que padecemos. Observando y estudiando el problema. Levantando conclusiones, hipótesis y tesis, como un marco teórico referencial que nos aproxime a la realidad. Creando una hoja de ruta de posibles soluciones. Actuando, solo de esa manera, entenderemos lo que nos pasa, hallando verdades y aplicando correcciones, para conjurar el mal, que tan infelices nos hace.

Es digno reconocer -aunque nos cueste aceptarlo- que tenemos en las instituciones estratégicas que gobiernan el Estado, (el Poder Ejecutivo, El Congreso, el Ministerio Público, El Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, entre otros) a los peores políticos y funcionarios, nunca antes visto en la historia republicana -salvo raras excepciones- que hacen mucho daño a la nación, amenazando destruirla. Estos malos elementos, deben ser removidos, dando paso a nuevas generaciones de ciudadanos capaces de conducir nuestros pueblos. Y así poder salir del hoyo en el que nos encontramos. Eso no va hacer tarea fácil, pero estamos obligados hacerlo, para preservar la nación.

Teniendo en consideración, que el quehacer económico va camino a la debacle, sino se realizan cambios fundamentales. No es suficiente contener la inflación, sino existe crecimiento en la demanda, el consumo y mejora del empleo formal y digno, con honrosas remuneraciones. Ha crecido tremendamente la informalidad alcanzando el 80%. Más de 400 mil trabajadores informales e independientes se suman anualmente al mercado precario. Afectando considerablemente la recaudación fiscal, tan necesaria para mantener el Estado de Derecho y hacer obra, en favor de la población.

 Nuestra recaudación fiscal es sumamente débil, estamos alrededor del 18%, teniendo necesidad de alcanzar el 25% de PBI, para lograr más o menos un equilibrio, y estar en el promedio de lo que recaudan los países de la región. Pudiendo así mejorar la atención de la población en alimentación, salud, educación y vivienda, principalmente. Sin contar con las mejoras de la infraestructura del transporte, en la que tenemos más de 20 años de retraso.

Lo más grave del asunto que estamos padeciendo, es que este gobierno se ha vuelto insostenible. Según encuestas, no solamente tiene la desaprobación del 90% de la población, que exige su renuncia y adelanto de elecciones; se suma ahora, la desaprobación hacia la gestión de la presidenta Boluarte, de los gerentes generales de más de 2500 empresas importantes del país, encuestados, que en el 2023 fue del 29%, pasando al 87% en el 2024. Es decir, la desaprobación es masiva. Entre los principales cuestionamientos resalta la inseguridad. Al darse cuenta que el Congreso de La República ha empezado a legislar en favor del crimen organizado, sin que el Ejecutivo le enmienda la plana. Estamos en una situación extremadamente peligrosa, que pone en grave riesgo la continuidad de la democracia y la estabilidad de las instituciones.

Es decir, la presidenta Dina Boluarte, y todo su Congreso que la respalda, deben irse cuanto antes. Se han quedado sin piso. Siendo necesario que renuncien y convoquen de inmediato a un adelanto de elecciones, para elegir a nuevos gobernantes, que verdaderamente nos representen.

La situación es tan grave, que el empresariado nacional ha empezado a darle la espalda a este gobierno incapaz, que nada hace por reactivar el crecimiento económico. Perdiendo cada día que pasa mayor legitimidad. Por lo que la presidenta Dina se ha visto en la necesidad de no dar cara a la prensa, sin querer explicar los graves problemas que están sucediendo en el país. Este es uno de los más nefastos gobiernos que se ha visto a lo largo de la historia republicana.

Mientras no existan grandes cambios en las estructuras de gobierno, generando confianza y garantía a la inversión privada, esta seguirá ausente. Los 20 mil millones de dólares que salieron del país, el primer año del gobierno de Pedro Castillo, no volverán en las condiciones en las que nos encontramos, al mercado peruano. Siendo sumamente importante, para atraer inversión extranjera –necesaria para apalancar el crecimiento económico- dar indicios de seguridad y confianza dentro del marco democrático del Estado de Derecho. Trasparentando nuestra apertura económica en el mercado global, de seriedad y compromiso.

Periodista (*) 

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