Siendo optimistas, en medio de
grandes dificultades políticas y económicas, podemos afirmar categóricamente
que el Perú está bendecido, al haberse presentado un superciclo de boom minero,
con crecida de los precios internacionales de commodities, que vienen siendo
demandados en el mundo, como el oro, la plata, el cobre y el litio, por no
mencionar a otros metates críticos. Proyectándose realistamente que va haber un
déficit de la demanda mundial del cobre al año 2030 de 5 millones de toneladas;
que necesitarán de 125 mil millones de dólares de inversión, para cubrir esa
necesidad. Nosotros estamos en condiciones de captar un buen porcentaje de esa
babilónica inversión, siempre y cuando nos pongamos las pilas, y actuemos con
eficiencia.
PRIMERA CUMBRE MINERA
En ese sentido, con suma
preocupación y responsabilidad –con más de 80 años participando en el quehacer
de la Industria Minera en el país- el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú-
IIMP, viene impulsando el debate del desarrollo de la minería responsable,
sostenible y moderna. En esa dirección, apoyo decididamente la organización de
la I Cumbre Minera, organizada por la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales
(ANGR), que se desarrolló en la ciudad de Ilo, región Moquegua, los días 6 y 7
de junio, contando con la presencia de gobernadores regionales y la asistencia
de principales autoridades de gobierno central, como el Ministro de Energía y
Minas Rómulo Mucho, el ministro de Ambiente Juan Carlos Castro, así como
representantes de empresas mineras.
El evento fue inaugurado por el
gobernador del Cusco Werner Salcedo, el cual es a su vez Presidente del ANGR.
Quien manifestó que las 25 regiones que constituyen nuestro país, quieren impulsar
el desarrollo nacional. Encontrando en los recursos mineros que poseemos un
potencial oportuno para resolver los problemas económicos y sociales que
padecemos. Cerrando de tal manera brechas históricas, generando mayores
recursos financieros, para nuestros pueblos. “Sin descuidar -sostuvo- encontrar
un equilibrio entre la actividad minera y la preservación del medio ambiente”.
Por su parte, la gobernadora
anfitriona, de Moquegua: Gilia Gutiérrez, anunció que en la cumbre se trató la
importancia de generar valor agregado en la industria minera. Y se buscó un
punto medio para fortalecer el respeto hacia las comunidades y la
biodiversidad.
“En la pandemia, la inversión de
Quellaveco apalancó la economía del país, dando trabajo a más de 16.000
personas. No debemos tener temor de hablar de minería, hoy el precio del cobre
es alto (5 dólares la libra). Allí tenemos una brillante oportunidad” -manifestó
la gobernadora.
Rómulo Mucho, en su condición de
Ministro de la cartera de Energía y Minas, afirmó categóricamente, que el Perú
es un actor clave en el mundo para la transición energética de los 17 metales
críticos que se requiere globalmente. Poseemos 8, entre los que destaca el
cobre. “Poseemos, además, una cartera de 126 proyectos en exploración e inversión
minera que superan los 55 mil millones de dólares” -enfatizó.
“Ningún país en el mundo posee
tantos proyectos” ´-ratificó, finalmente Mucho.
Creemos sinceramente que estos
eventos de conversación y diálogo son sumamente beneficiosos para el país; por
lo que deberían ampliarse con la participación de otros actores interesados
como las comunidades y la academia. Enriqueciendo, de manera transparente el
debate, sacándole el máximo provecho. Siempre manteniendo el respeto, la
ponderación y la prudencia necesaria. Es sumamente importante, para alcanzar el
desarrollo, el entendimiento y la confianza, arribando a consensos, entre el
gobierno, las empresas y la sociedad civil. En la que todos debemos salir
ganando, desarrollando una actividad minera para todos.
Estamos en un momento crucial y
decisivo que nos presenta el mercado mundial. Y nosotros como nación estamos en
condiciones de sacarle el mayor provecho, debido a que poseemos potencialidades
que nos brinda la naturaleza de ésta bendita tierra en la hemos nacido y
habitamos, que atraviesan hermosas cordilleras pletóricas de minerales en sus
entrañas, que sólo debemos darnos el trabajo de extraerlos, de la mejor forma,
disminuyendo al máximo los impactos ambientales, para ello contamos en el mundo
con una tecnología extractiva moderna y bien desarrollada. Ya no es la que se tenía
hace 30 años. Ahora podemos avanzar en la actividad económica ya no solamente
desarrollando industria minera, sino también promoviendo el desarrollo
agrícola, conquistando los desiertos, ensanchando la frontera agropecuaria,
como se hizo en Olmos- Lambayeque, trasvasando por un túnel las aguas del río Huancabamba,
se amplió la frontera agrícola en más de 40 mil hectáreas. Siendo testigo
personal de tamaña obra emblemática, que estuvo abandonada por más de 40 años.
Lo pudimos hacer en el primer gobierno que inauguramos el proceso de descentralización
(2003-2006).
“DESARROLLO TERRITORIAL Y MINERÍA”
Siguiendo en ese ritmo de debate
y confrontación de ideas –como decía Platón, para hallar la verdad- es loable y
oportuna la publicación del libro: “Desarrollo Territorial y Minería” escrito
por Raúl Molina, Carolina Trivelli, Darío Zegarra y Paola Bustamante. Promovido
por el IIMP. Texto, sumamente importante, de investigación profunda,
responsable y coherente, que hace un esfuerzo colosal por darnos luces en este
camino escabroso que se recorre queriendo hacer industria minera. Las cosas no
son fáciles, siempre hay escollos en el camino. Sin embargo, con paciencia,
prudencia y persistencia siempre se avanza en pos de los objetivos trazados. Y
cuando estos son nobles, que apuntan al bienestar general, siempre se alcanzan.
“Las cifras macroeconómicas
demuestran que la minería nacional ha impactado estratégicamente en el
crecimiento económico del país durante las últimas dos décadas. El impacto se
ha extendido al empleo, la reducción de la pobreza, la captación de divisas por
exportaciones, el equilibrio de la balanza comercial, la recaudación fiscal y
la ampliación del mercado interno”-escribe Darío Zegarra Macchiavello, en las
primeras páginas del libro: A modo de prólogo. Explicando claramente y
reconociendo el aporte que significa el quehacer de la industria minera en la
economía del país. Algo innegable.
El documento hace propuestas
sesudas de desarrollo de políticas públicas para lograr el desarrollo integral
del país. Con un criterio sano y razonable de exigir a nuestros gobernantes en
hacer la cosa mejor, para evitar conflictos innecesarios y/o al menos
anticiparse al malestar social que pueda explosionar, como ha sucedido en
reiteradas oportunidades, siendo la última propiciada en el conocido corredor
minero sur, donde se ubican Las Bambas.
Asimismo, remarca que la
evolución de un territorio minero debe darse en todas sus dimensiones,
económico, ambiental, social, cultural, etc. Para tener de tal forma más manejo
y eficiencia de la producción y las relaciones sociales con las comunidades y
grupos de influencia.
Por otra parte, señalan que “la
minería es una oportunidad clave para el desarrollo de las regiones,
especialmente mineras.” Indicando que: “el desarrollo territorial es un proceso
de construcción social que implica reconocer las potencialidades y recursos del
territorio y plantear estrategias para su aprovechamiento”. Remarcando que hay
baja institucionalidad y cohesión social, que es una brecha persistente, de
manera histórica.
Aseveran, asimismo, que hay una
necesidad urgente de mejorar la calidad y efectividad de la gestión regional
descentralizada. Aseguran que a través de la actividad minera hay más recursos
para impulsar el desarrollo económico, pero también hay mayores conflictos y
brechas sociales persistentes.
Más adelante, hacen una reseña sucinta
en el documento publicado -a manera de repaso- de los conflictos mineros en el Perú,
desde los años 90. Iniciando con la dictadura del gobierno de Alberto Fujimori,
hasta el gobierno fallido y relámpago de Pedro Castillo. Pasando por Alejandro
Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Francisco
Sagasti. Concluyendo que las mesas de diálogo no fueron suficientes para acabar
con los conflictos. A corto plazo, no hubo resultados, debido al incumplimiento
de acuerdos asumidos y pactados en actas suscritas entre las partes. Eso ha
hecho posible que hasta ahora haya más de 200 conflictos por resolver, según la
Defensoría del Pueblo.
Sostienen que hay pobreza y
desigualdad en las comunidades de influencia, asentadas en torno de los
asientos mineros. Reconociendo un grado de injusticia y abandono por resolver.
En otro momento, en su “A modo de
prólogo”, el Presidente de IIMP, Darío Zegarra, escribe en el documento
difundido: Desarrollo Territorial en la Minería, que “el crecimiento económico
no es suficiente para impulsar el desarrollo económico y social en todo el
país. Esto es más evidente en las zonas rurales, especialmente en la sierra,
justo donde se desenvuelven las empresas mineras”.
Por su parte, en el Prefacio,
Abraham Chahuán, ex -presidente del IIMP sostiene: “Los conflictos entre las
comunidades y las empresas mineras exigen ampliar la perspectiva y entender la
gobernanza como la construcción de relaciones de cooperación a largo plazo
entre actores que inevitablemente convivirán en un territorio durante décadas:
Gobiernos Regionales, Sociedades Territoriales y Empresas Mineras”. Dejando
claramente establecido la necesidad imperiosa de la comprensión y armonía, de
mutuo gananciales.
DESARROLLO INCLUSIVO Y PROPUESTA
En el capítulo III: Un cambio de
enfoque. Proponen audazmente construir un desarrollo territorial integral,
inclusivo y sostenible. Eso significa hacer las cosas de modo diferente,
desarrollando relaciones de confianza y mutua cooperación, para el logro
inequívoco de objetivos compartidos. Es decir, una alianza de Ganar-Ganar.
Finalmente, en el capítulo V, del
libro, se desarrolla: Propuestas. Hacia una estrategia de desarrollo
territorial desde la minería. Donde se tiene en consideración sugerencias para
el quehacer de la empresa minera. Así como para el sector público, es decir
para el gobierno de turno, en los aspectos relacionados con el desarrollo de
las políticas y sistemas nacional de Diálogo y Gestión de Conflictos Sociales. Y
en la política nacional multisectorial de desarrollo territorial, que es la
esencia del documento. Y, por último,
alcanza recomendaciones a la academia. Sugiriendo la creación de un Centro de
Investigación para la Competitividad y Desarrollo Territorial, liderado por la
universidad de cada región.
Consideramos, sinceramente, que
estos eventos y publicaciones son de suma importancia para entender y
comprender cabalmente en profundidad el quehacer de la Industria Minera, pilar
y garantía del desarrollo económico sostenido del Perú. Quedando demostrado que
es la locomotora que jala los diversos vagones que promueven el crecimiento
económico del país, que nos conducirán a la prosperidad y el desarrollo,
alcanzando el bien común.
El debate, para mejorar la producción y la productividad en la industria minera está abierto. De todos nosotros depende que le saquemos provecho a la oportunidad que nos da el mercado global abierto, que se nos presenta favorable, con sus altos precios de los commodities.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario