miércoles, 19 de junio de 2024

MINERÍA PARA TODOS

 


Por: Enrique Soto (*)

Siendo optimistas, en medio de grandes dificultades políticas y económicas, podemos afirmar categóricamente que el Perú está bendecido, al haberse presentado un superciclo de boom minero, con crecida de los precios internacionales de commodities, que vienen siendo demandados en el mundo, como el oro, la plata, el cobre y el litio, por no mencionar a otros metates críticos. Proyectándose realistamente que va haber un déficit de la demanda mundial del cobre al año 2030 de 5 millones de toneladas; que necesitarán de 125 mil millones de dólares de inversión, para cubrir esa necesidad. Nosotros estamos en condiciones de captar un buen porcentaje de esa babilónica inversión, siempre y cuando nos pongamos las pilas, y actuemos con eficiencia.

PRIMERA CUMBRE MINERA

En ese sentido, con suma preocupación y responsabilidad –con más de 80 años participando en el quehacer de la Industria Minera en el país- el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú- IIMP, viene impulsando el debate del desarrollo de la minería responsable, sostenible y moderna. En esa dirección, apoyo decididamente la organización de la I Cumbre Minera, organizada por la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR), que se desarrolló en la ciudad de Ilo, región Moquegua, los días 6 y 7 de junio, contando con la presencia de gobernadores regionales y la asistencia de principales autoridades de gobierno central, como el Ministro de Energía y Minas Rómulo Mucho, el ministro de Ambiente Juan Carlos Castro, así como representantes de empresas mineras.

El evento fue inaugurado por el gobernador del Cusco Werner Salcedo, el cual es a su vez Presidente del ANGR. Quien manifestó que las 25 regiones que constituyen nuestro país, quieren impulsar el desarrollo nacional. Encontrando en los recursos mineros que poseemos un potencial oportuno para resolver los problemas económicos y sociales que padecemos. Cerrando de tal manera brechas históricas, generando mayores recursos financieros, para nuestros pueblos. “Sin descuidar -sostuvo- encontrar un equilibrio entre la actividad minera y la preservación del medio ambiente”.

Por su parte, la gobernadora anfitriona, de Moquegua: Gilia Gutiérrez, anunció que en la cumbre se trató la importancia de generar valor agregado en la industria minera. Y se buscó un punto medio para fortalecer el respeto hacia las comunidades y la biodiversidad.

“En la pandemia, la inversión de Quellaveco apalancó la economía del país, dando trabajo a más de 16.000 personas. No debemos tener temor de hablar de minería, hoy el precio del cobre es alto (5 dólares la libra). Allí tenemos una brillante oportunidad” -manifestó la gobernadora.

Rómulo Mucho, en su condición de Ministro de la cartera de Energía y Minas, afirmó categóricamente, que el Perú es un actor clave en el mundo para la transición energética de los 17 metales críticos que se requiere globalmente. Poseemos 8, entre los que destaca el cobre. “Poseemos, además, una cartera de 126 proyectos en exploración e inversión minera que superan los 55 mil millones de dólares” -enfatizó.

“Ningún país en el mundo posee tantos proyectos” ´-ratificó, finalmente Mucho.

Creemos sinceramente que estos eventos de conversación y diálogo son sumamente beneficiosos para el país; por lo que deberían ampliarse con la participación de otros actores interesados como las comunidades y la academia. Enriqueciendo, de manera transparente el debate, sacándole el máximo provecho. Siempre manteniendo el respeto, la ponderación y la prudencia necesaria. Es sumamente importante, para alcanzar el desarrollo, el entendimiento y la confianza, arribando a consensos, entre el gobierno, las empresas y la sociedad civil. En la que todos debemos salir ganando, desarrollando una actividad minera para todos.

Estamos en un momento crucial y decisivo que nos presenta el mercado mundial. Y nosotros como nación estamos en condiciones de sacarle el mayor provecho, debido a que poseemos potencialidades que nos brinda la naturaleza de ésta bendita tierra en la hemos nacido y habitamos, que atraviesan hermosas cordilleras pletóricas de minerales en sus entrañas, que sólo debemos darnos el trabajo de extraerlos, de la mejor forma, disminuyendo al máximo los impactos ambientales, para ello contamos en el mundo con una tecnología extractiva moderna y bien desarrollada. Ya no es la que se tenía hace 30 años. Ahora podemos avanzar en la actividad económica ya no solamente desarrollando industria minera, sino también promoviendo el desarrollo agrícola, conquistando los desiertos, ensanchando la frontera agropecuaria, como se hizo en Olmos- Lambayeque, trasvasando por un túnel las aguas del río Huancabamba, se amplió la frontera agrícola en más de 40 mil hectáreas. Siendo testigo personal de tamaña obra emblemática, que estuvo abandonada por más de 40 años. Lo pudimos hacer en el primer gobierno que inauguramos el proceso de descentralización (2003-2006).

“DESARROLLO TERRITORIAL Y MINERÍA”

Siguiendo en ese ritmo de debate y confrontación de ideas –como decía Platón, para hallar la verdad- es loable y oportuna la publicación del libro: “Desarrollo Territorial y Minería” escrito por Raúl Molina, Carolina Trivelli, Darío Zegarra y Paola Bustamante. Promovido por el IIMP. Texto, sumamente importante, de investigación profunda, responsable y coherente, que hace un esfuerzo colosal por darnos luces en este camino escabroso que se recorre queriendo hacer industria minera. Las cosas no son fáciles, siempre hay escollos en el camino. Sin embargo, con paciencia, prudencia y persistencia siempre se avanza en pos de los objetivos trazados. Y cuando estos son nobles, que apuntan al bienestar general, siempre se alcanzan.

“Las cifras macroeconómicas demuestran que la minería nacional ha impactado estratégicamente en el crecimiento económico del país durante las últimas dos décadas. El impacto se ha extendido al empleo, la reducción de la pobreza, la captación de divisas por exportaciones, el equilibrio de la balanza comercial, la recaudación fiscal y la ampliación del mercado interno”-escribe Darío Zegarra Macchiavello, en las primeras páginas del libro: A modo de prólogo. Explicando claramente y reconociendo el aporte que significa el quehacer de la industria minera en la economía del país. Algo innegable.

El documento hace propuestas sesudas de desarrollo de políticas públicas para lograr el desarrollo integral del país. Con un criterio sano y razonable de exigir a nuestros gobernantes en hacer la cosa mejor, para evitar conflictos innecesarios y/o al menos anticiparse al malestar social que pueda explosionar, como ha sucedido en reiteradas oportunidades, siendo la última propiciada en el conocido corredor minero sur, donde se ubican Las Bambas.

Asimismo, remarca que la evolución de un territorio minero debe darse en todas sus dimensiones, económico, ambiental, social, cultural, etc. Para tener de tal forma más manejo y eficiencia de la producción y las relaciones sociales con las comunidades y grupos de influencia.

Por otra parte, señalan que “la minería es una oportunidad clave para el desarrollo de las regiones, especialmente mineras.” Indicando que: “el desarrollo territorial es un proceso de construcción social que implica reconocer las potencialidades y recursos del territorio y plantear estrategias para su aprovechamiento”. Remarcando que hay baja institucionalidad y cohesión social, que es una brecha persistente, de manera histórica.

Aseveran, asimismo, que hay una necesidad urgente de mejorar la calidad y efectividad de la gestión regional descentralizada. Aseguran que a través de la actividad minera hay más recursos para impulsar el desarrollo económico, pero también hay mayores conflictos y brechas sociales persistentes.

Más adelante, hacen una reseña sucinta en el documento publicado -a manera de repaso- de los conflictos mineros en el Perú, desde los años 90. Iniciando con la dictadura del gobierno de Alberto Fujimori, hasta el gobierno fallido y relámpago de Pedro Castillo. Pasando por Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Francisco Sagasti. Concluyendo que las mesas de diálogo no fueron suficientes para acabar con los conflictos. A corto plazo, no hubo resultados, debido al incumplimiento de acuerdos asumidos y pactados en actas suscritas entre las partes. Eso ha hecho posible que hasta ahora haya más de 200 conflictos por resolver, según la Defensoría del Pueblo.

Sostienen que hay pobreza y desigualdad en las comunidades de influencia, asentadas en torno de los asientos mineros. Reconociendo un grado de injusticia y abandono por resolver.

En otro momento, en su “A modo de prólogo”, el Presidente de IIMP, Darío Zegarra, escribe en el documento difundido: Desarrollo Territorial en la Minería, que “el crecimiento económico no es suficiente para impulsar el desarrollo económico y social en todo el país. Esto es más evidente en las zonas rurales, especialmente en la sierra, justo donde se desenvuelven las empresas mineras”.

Por su parte, en el Prefacio, Abraham Chahuán, ex -presidente del IIMP sostiene: “Los conflictos entre las comunidades y las empresas mineras exigen ampliar la perspectiva y entender la gobernanza como la construcción de relaciones de cooperación a largo plazo entre actores que inevitablemente convivirán en un territorio durante décadas: Gobiernos Regionales, Sociedades Territoriales y Empresas Mineras”. Dejando claramente establecido la necesidad imperiosa de la comprensión y armonía, de mutuo gananciales.

DESARROLLO INCLUSIVO Y PROPUESTA

En el capítulo III: Un cambio de enfoque. Proponen audazmente construir un desarrollo territorial integral, inclusivo y sostenible. Eso significa hacer las cosas de modo diferente, desarrollando relaciones de confianza y mutua cooperación, para el logro inequívoco de objetivos compartidos. Es decir, una alianza de Ganar-Ganar.

Finalmente, en el capítulo V, del libro, se desarrolla: Propuestas. Hacia una estrategia de desarrollo territorial desde la minería. Donde se tiene en consideración sugerencias para el quehacer de la empresa minera. Así como para el sector público, es decir para el gobierno de turno, en los aspectos relacionados con el desarrollo de las políticas y sistemas nacional de Diálogo y Gestión de Conflictos Sociales. Y en la política nacional multisectorial de desarrollo territorial, que es la esencia del documento.  Y, por último, alcanza recomendaciones a la academia. Sugiriendo la creación de un Centro de Investigación para la Competitividad y Desarrollo Territorial, liderado por la universidad de cada región.

Consideramos, sinceramente, que estos eventos y publicaciones son de suma importancia para entender y comprender cabalmente en profundidad el quehacer de la Industria Minera, pilar y garantía del desarrollo económico sostenido del Perú. Quedando demostrado que es la locomotora que jala los diversos vagones que promueven el crecimiento económico del país, que nos conducirán a la prosperidad y el desarrollo, alcanzando el bien común.

El debate, para mejorar la producción y la productividad en la industria minera está abierto. De todos nosotros depende que le saquemos provecho a la oportunidad que nos da el mercado global abierto, que se nos presenta favorable, con sus altos precios de los commodities.

(*) Periodista 

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