viernes, 7 de junio de 2024

INCERTIDUMBRE ECONÓMICA

 Por: Enrique Soto (*)



La incertidumbre económica, que padecemos todos los peruanos desde hace ocho años, promovida por una crisis política alentada por unos políticos ineptos, está llevando al país al descalabro. Sin que se vislumbre un atisbo, de manera inmediata, de solución racional y coherente al problema, que mantiene en vilo, como suspendidos en una cuerda extendida en un inmenso abismo, a toda una población de más de 30 millones de personas.

Esto es sumamente grave, frena el crecimiento, el desarrollo y el bienestar integral de toda una nación, que no está aprovechando la coyuntura del ciclo económico, como debería ser, que nos está dando el mercado mundial, con los altos precios de nuestros minerales. Teniendo en consideración que somos un país minero exportador milenario. Y que nuestro oro, plata, cobre, que los tenemos en abundancia, en las entrañas de nuestras cordilleras están siendo demandados en el mundo.

La estabilidad macro económica que nos permite jactarnos siempre como un país estable en la región, siendo importante, no es suficiente ni tampoco garantiza el crecimiento sostenido a tasas que nos permitan acabar con la temida pobreza (que está en crecida: 29 %, - según último reporte Instituto Nacional de Estadística e Informática- INEI), incrementar el empleo, mejorar la atención en educación y salud de la población. Esta sirve, principalmente -si lugar a dudas- para cumplir puntualmente con el pago de nuestras deudas a nuestros acreedores, forjándonos una imagen de un país responsable, buen pagador, teniendo de esta forma una ubicación de ventaja en el mercado global. Algo sumamente importante. A pesar que tenemos una deuda externa baja -la más baja de los países emergentes de la región-, equivalente al 34 % de Producto Bruto Interno (PBI). Y unas Reservas Netas Internacionales (RNI), que ascienden a 74, 480 millones de dólares, al 14 de febrero del presente año, según informe oficial de Banco Central de Reserva (BCR) -quien se encarga de manera autónoma de su administración. Cifra que equivale al 28% del PBI.

El modelo económico Neoliberal -aplicado en el país- de mercado abierto al mundo, de libre competencia, según especialistas entendidos en materia económica, necesita de serios y urgentes ajustes, que permitan dar impulso sostenido al crecimiento económico, que con apremio necesitamos para salir de esta parálisis recesiva, en la que nos encontramos, que atenta severamente contra la producción y el consumo.

Hay que tener en cuenta que el 2021 y 2022, por una severa desconfianza política con lo que podría pasar con el nuevo gobierno de Pedro Castillo, que amenazaba cambiar la constitución, salió del país más de 20 mil millones de dólares, que debilitaron enormemente, la inversión privada nacional. Situación que no ha sido superada, más aún esto ha empeorado, generándose una contracción absoluta de la inversión extranjera, que cayó significativamente el año pasado 2023, con -6%, debido al ruido político, generado por un gobierno incapaz, precario y improvisado, presidido por Dina Boluarte; incentivándose constantes enfrentamientos y convulsiones en las altas esferas de los poderes del Estado, impidiendo, de manera preocupante la reactivación económica en el país.

A ello se suma, en contra de los intereses del país, la actitud que han tenido con la situación económica peruana, las Calificadoras de Riesgo más importantes de mundo, como la Estándar Pool y la Fich Reiting, referencias imprescindibles de los inversores globales. Quienes nos han bajado la nota, al borde de la desaprobación. La Stander Pool, recientemente, nos bajó el Grado de inversión, de lo que teníamos una calificación de BBB desde octubre del 2021, a una calificación de 'BBB-' que tenemos actualmente. Aumentando nuestro riesgo como país. Esto es muy desfavorable. La Fich Reiting, por su parte, ha sido más benévola, pero igual de perjudicial. Nos bajó el Grado de Inversión, de 'BBB+', que teníamos, a solamente BBB. Estas calificaciones absurdas nos dejan mal parados como país, ante el mercado mundial. Estamos en sala de observaciones. Sin embargo, aún no hemos perdido nuestro Grado de Inversión, ¡todavía! Pero si las cosas siguen tal como están, la podemos perder.

Como podemos darnos cuenta, existe una asfixiante incertidumbre y zozobra en el quehacer económico nacional, que debemos ponerle la atención necesaria. En tal sentido, el Ministro de Economía y Finanzas (MEF) José Arista, le ha pedido al Presidente del BCR, Julio Velarde, trabajar juntos, en lugar de estar criticando la política económica gubernamental, le solicita: “sea más proactivo, reduciendo la tasa de interés de referencia (que depende del BCR). Esta es muy alta y no ayuda a reactivar la economía, moviendo el mercado crediticio a mayor velocidad” (Perú 21. 24 /05 /24). Fue Julio Velarde quien cuestionó severamente el populismo que se manifiesta en el Congreso y las normas -refrendadas por el Ejecutivo- que han sido últimamente promulgadas, como el retiro de la AFP y la liberación de la CTS. Estos conflictos interinstitucionales del aparato del Estado, de tremendos desacuerdos y encontronazos, son muy dañinos y perjudiciales para el quehacer económico. Impidiendo de tal manera salir de la desaceleración en la que nos encontramos.

El BCR, optimistamente, espera un crecimiento del PBI de 3% para este año, así como un crecimiento de la inversión privada, a pesar que solo creció, el primer trimestre del 2024, apenas el 0.3%. Con respecto a la inflación se calcula no sobrepasar el rango meta de 3%. El Déficit Fiscal se mantendrá dentro del límite legal establecido, y la Deuda Pública no superará el 34% del PBI. Teniendo como base en estas proyecciones: I) la ausencia de choques sociales significativos y el Fenómeno del Niño; II) la subida en el mercado internacional del precio del cobre (promedio esperado 3.85 dólares la libra); III) mejora del poder adquisitivo de los consumidores ante descenso de la inflación; IV) reducción de la tasa de referencia del BCR y V) transición gradual de la fase de contracción a la de recuperación.

Sin embargo, el Banco Mundial, es más conservador con respecto al desenvolvimiento de nuestra economía, proyectando un crecimiento de PBI de 2,5% para este año.

Creemos, que no habrá mejoras significativas en nuestro quehacer económico, manteniéndonos en la incertidumbre y la zozobra, sino se implementan, de manera inmediata, reformas significativas que viabilicen un crecimiento económico sostenido, con tasas que alcancen el 5 o 6% del PBI, básicas para lograr disminuir sustancialmente la pobreza, acabar con la desnutrición infantil, aumentar el empleo digno, mejorar nuestro nivel educativo, tener mejor atención en la salud, resolver el problema agobiante del transporte con mejor infraestructura (ya que tenemos un retraso de más de 30 años).

En esa dirección es imprescindible generar políticas trasparentes de promoción de la inversión pública y privada, que hagan realidad las grandes obras de desarrollo nacional, que se esperan por décadas. Así como una reforma en la recaudación fiscal, que eleven nuestros ingresos. Nuestra presión fiscal que alcanza el 18% del PBI, actualmente, debe ascender al 24%. Es imprescindible. Eso, solo es posible ensanchando la base tributaria, disminuyendo nuestros altos índices de informalidad, que están alcanzando el 80%. ¡Un escándalo! Así como, combatiendo la evasión tributaria, la elusión fiscal y el contrabando.

Creemos, finalmente, que estamos todos en la obligación de trabajar arduamente por revertir esta situación de desaceleración económica en la que nos hallamos inmersos. Superando las diferencias, buscando consensos, que nos permitan encontrar el sendero de la reactivación económica y el crecimiento, para sacar a nuestro país adelante. En la búsqueda incesante del bien común, con justicia y responsabilidad social.

(*) Periodista

No hay comentarios:

Publicar un comentario