Por: Enrique Soto Roca
La Conferencia Anual de
Ejecutivos (CADE 2015), organizada por el Instituto Peruano de Administración
de Empresas (IPAE), clausuró su magno evento, la semana pasada, con la participación
de los cinco candidatos a la Presidencia de la República, que lideran la
intención de voto, según las últimas encuestas. Este acontecimiento conmocionó
a la opinión pública, generando gran expectativa en la ciudadanía, creyendo que
se iban a exponer la esencia y de manera condensada -debido a las limitaciones
del tiempo- los planes de gobierno, de las organizaciones políticas a las
cuales representan. Sin embargo, no fue así, ya que los candidatos invitados sólo
se limitaron a sugerir algunas cosas sueltas para contrarrestar los males que aquejan a las grandes mayorías de la población peruana, como son la
desaceleración económica, enfriamiento que nos podría hacer perder todo lo
ganado en más de una década de crecimiento continuo; la seguridad ciudadana,
tampoco estuvo presente con una exposición rigurosa y coherente ,a pesar que la
delincuencia sigue creciendo aceleradamente; tampoco, se dijo nada profundo acerca
de cómo se va a enfrentar la corrupción institucionalizada que padecemos; ni en
qué va a consistir la inversión pública en infraestructura, en los próximos
cinco años, para lograr modernizar el país, y lograr ser más competitivos en el
mercado global. Temas delicados y de
gran envergadura, que exigen, de parte de nuestros futuros gobernantes, una
respuesta profunda y coherente que permita acabar con estos males.
El líder de Perú Posible, Alejandro
Toledo, sólo se limitó a decir que incrementará los salarios en el sector público,
observando solamente el árbol y no todo
el bosque, asimismo, sostuvo que pondrá énfasis en diversificar el crecimiento
económico, sin explicar ni dar mayores alcances en qué consistirá ese
“énfasis”, finalmente, señaló que “hay que matar la inseguridad ciudadana”, sin
dar cuenta cómo lo va hacer, ya que formando un grupo de élite, como lo
anuncia, creemos, que con solo esa medida, es imposible erradicar la
delincuencia.
Por su parte, Keiko Fujimori, representante
de Fuerza Popular, anunció un “boom de inversiones públicas”, tomando los 10
mil millones de dólares que se tiene del Fondo de Estabilización Fiscal, sin
percatarse que esa inversión sería
insuficiente para modernizar el país, y hacerlo más competitivo en el concierto
internacional, ya que necesitamos, para ponernos al día, según los entendidos
en modernización de infraestructura, para los próximos cinco años, alrededor de
60 mil millones de dólares, ya que tenemos un retraso de más de dos décadas. Asimismo
ofreció, a grandes rasgos, un programa de incentivos tributarios y de
formalización para las micro y pequeñas empresas.
Por otro lado, Cesar Acuña, de
Alianza para el Progreso, concentró su atención en criticar los conceptos
neoliberales del crecimiento económico que –según sostuvo- apunta a beneficiar
sólo a unas cuantas manos. Y anunció que el reto es crecer de manera sostenida
durante las próximas dos décadas. Asimismo, manifestó que no quiere un Estado
mercantilista, sino moderno, para lo cual anunció un proceso de reforma del
Estado, sin dar mayores detalles, ni explicando la forma cómo lo va hacer. Fue
una gran sorpresa para los todos empresarios asistentes, como para el conjunto
de la ciudadanía que seguía a través de los medios los detalles del evento en
Paracas, la declaración de que en su gobierno de construirá un tren bala, que unirá
Tumbes y Tacna. No dio mayores alcances de tan colosal obra, ni los fondos de
su financiamiento.
Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, cuando
le llegó su turno, se movió como pez en el agua, estaba en su hábitat, por no
decir en su cancha, con un entorno empresarial que lo aplaudía y lo impulsaba.
En su intervención, manifestó su compromiso de reducir los niveles de pobreza, mejorar
los servicios de salud, tener óptimos resultados en educación, así como
conseguir una mayor conectividad de internet en el país. Dentro de la
generalidades que mencionó, sostuvo la
necesidad de “refundar el país”, indicando que no podemos seguir con un Poder
Judicial y un Consejo Nacional de la Magistratura “que son opacos y que mucha
gente piensa que son corruptos”. En otro momento puso énfasis en la
informalidad empresarial, señalando que hay demasiados impuestos, señalando que
su gobierno, en caso salga elegido, dará facilidades para que las empresas se
formalicen. Es decir, si la pyme se formaliza le daremos un impuesto bajo de
10% en 10 años-dijo. Finalmente, consideró que el Impuesto General a las Ventas
(IGV) es muy alto y propuso su reducción de 18% a 15%.
Alan García, candidato, por
cuarta vez, y dos veces elegido presidente, por el APRA, no se quedó atrás en
manejo de escenario, expresando sus cualidades histriónicas y de liderazgo,
ingresó al evento saludando a diestra y siniestra. Cuando le tocó exponer, sostuvo
enfáticamente, con un gran convencimiento, que se puede recuperar la senda del
crecimiento económico que tuvo en su segundo gobierno y volver a crecer a tasas
del 6% “y algo más”, dijo, muy seguro. Ofreció, asimismo, reducir la pobreza a
menos del 10%. Señalando, que no era un vendedor de ilusiones, porque tiene
experiencia, anunció que Luis Carranza, sería
su ministro de Economía. Y solicitó, gane quien gane en los próximos comicios, declarar
en emergencia la Inversión Privada y el empleo, poniéndose a disposición para
servir al país.
Como podemos darnos cuenta las
exposiciones de los principales candidatos, según las empresas encuestadoras, en
este gran foro empresarial, no pasaron de meras generalidades, perdiéndose una
gran oportunidad, de ilustrar al ciudadano de los principales programas de
gobierno, que se pretenden implementar en los próximos cinco años, antesala de
la conmemoración del Bicentenario de vida republicana independiente. En tal
sentido, el editorial del diario La República (6 de diciembre del 2015)
refiriéndose a estas exposiciones, señala: “Lamentablemente,
las propuestas no ha venido acompañadas de detalles, especialmente de los
instrumentos de política para hacer que el gasto del Estado sea más expeditivo
y de calidad”. Para más adelante nuevamente afirmar: “Es lamentable que, por ejemplo, la candidata de fujimorismo no pudiera
explicar cómo se financiará el auge de la infraestructura, que PPK y Toledo no
señalaran una propuesta concreta respecto al futuro de las AFP, que García no
respondiera que tasa actual afectaría la distribución del canon comunal que
propone y que Acuña omitiera explicar que hará para desburocratizar el Estado”.
En tal sentido, con un criterio
de responsabilidad, es necesario que la ciudadanía, que acudirá a las urnas el
4 de abril, para elegir al nuevo Presidente Constitucional de la República, siga
presionando para que se transparenten los programas de gobierno y se expongan abiertamente
ante el pueblo. Así como se siga impulsando, de manera alturada, el debate y la
sana confrontación de ideas, para que a partir de ese ejercicio nazcan las
soluciones a nuestros más acuciantes problemas. Debemos promover la necesidad
histórica de que cada vez aumente el número de ciudadanos preocupados por el
futuro de nuestro país, principalmente la juventud, que serán los que lleven el
estandarte del desarrollo de la nación, en tal sentido, no debemos tener temor
de involucrarnos en el quehacer político, actividad que rige el gobierno y la
organización de los pueblos, a pesar que ahora está muy venida a menos, por
haber caído en manos de unos facinerosos, de la cual tenemos que liberarla, para
ponerla al servicio de la satisfacción de las grandes necesidades del país.
Estamos viviendo una coyuntura
electoral, que debe servirnos para afirmar la endeble democracia que experimentamos,
de manera ininterrumpida desde hace 15 años, esta situación debe orientarnos al
fortalecimiento de nuestras instituciones, viéndonos en la necesidad de
impulsar reformas institucionales, que consoliden la gobernabilidad y la
estabilidad democrática. En tal sentido, una de las principales instituciones
que debe ser reformada, de manera profunda, es el Poder Judicial. Ya que es
imposible que una sociedad avance, si no resuelve de fondo el sentido de
justicia, y el actual poder judicial, para el 93% de la población no cumple
este objetivo, al estar infectado, casi en su totalidad por la corrupción, viéndonos
en la obligación de demolerlo, y volver a levantar una nueva institución, moderna,
con solvencia moral y elevados principios.
Este 4 de abril, todos los ciudadanos
peruanos, estamos en la obligación de acudir a las urnas y emitir un voto
consciente, que impulse y fortalezca la institucionalidad democrática. Gane,
quien gane, debemos ser respetuosos de los resultados, y unir fuerzas, a través
de consensos políticos para impulsar el cambio que nos permitan afirmarnos como
nación, recuperando la reactivación de nuestro crecimiento económico, poniendo
fin al enfriamiento; acabando con la delincuencia, implementando una efectiva
seguridad ciudadana; así como desarrollando un política implacable de lucha
contra la corrupción, para despertar la confianza en nuestros pueblos y en
nuestros inversionistas. Estos cambios nos permitirán en los próximos años
avanzar por la senda de los países desarrollados y convertirnos en un país del
Primer Mundo.
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