viernes, 31 de julio de 2015

ADIÓS A LA POLÍTICA. BIENVENIDA LA FELONÍA

Por: Enrique Soto (*)

La política peruana se ha convertido en un desmadre. Ha dejado de ser una ciencia para transformarse en una felonía. En el quehacer político nacional se transpira por sus poros podredumbre y corrupción, donde ninguna tienda política está a salvo de esta infamia, que frena el crecimiento y desarrollo de nuestros pueblos en un momento histórico decisivo en el que podemos avanzar si no existiera esta lacra.

La política se ha confundido con una asquerosa actividad delincuencial, donde el bienestar personal del “representante político” está por encima del bien común y el bienestar nacional. Por eso, Alvarez Rodrich, sostiene que estamos frente a “una clase política fallida, cuya renovación es urgente”. La República (26 de julio del 2015). Luego más adelante señala: “la política peruana se ha convertido en un centro de malandrines impresentables, desde la jerarquía superior hasta los principiantes en el oficio”. Esto expresa claramente lo mal que nos hallamos en esta actividad esencial que gobierna el destino de nuestros pueblos.


Por su parte, Daniel Abugattás, Congresista de la República, y uno de los principales promotores del nacionalismo, en sus primeros años de gobierno, olímpicamente se lava las manos como Pilatos, dando a entender: “yo no fui”. Cuando también él es responsable de esta debacle, y el hecho de decir, que abandona la política desilusionado, ya que, según sus propias palabras: “no le ve futuro a su partido ni a la clase política en general”. Sin embargo, esto no lo exime de responsabilidad, ni deja de hacerlo cómplice del pasivo que deja este gobierno, “su partido”.

Abugattás, por otro lado, tratando de salvar su pellejo, de este cataclismo de incapacidad y corrupción desbordante, afirma que “si me preguntan por (Ana) Jara o por (Daniel) Urresti, eso me suena como si me propusieran a Cantinflas o a Pinocho”. A ese nivel de bajezas ha llegado la política peruana, en el acuchillamiento por ostentar el poder.  Finalmente, dice Abugattás, que “el Perú no puede seguir con una clase política representada por el fujimorismo, Kuczynski, el toledismo, y el propio nacionalismo”. Parece muy tarde darse cuenta de esta vergonzante realidad, o es que lo hace tácticamente sabiendo que estamos a puertas de un proceso electoral, y eso de que me voy de la política es un engaña muchacho.

Como podemos darnos cuenta la actividad política en nuestro país apesta, hay que cubrirse la nariz, frente a cualquier “político”-salvo rarísimas ex cesiones- para no ser contagiados. Esto es dramático. Con razón, Claudia Cisneros señala que “la política está secuestrada por truhanes de saco y corbata”, y que es hora de recuperarla.

Lo malo es que todas las tiendas políticas –o casi todas- están comprometidas en estas malas acciones, desde la derecha pasando por el centro hasta la izquierda. Toledo está denunciado, y posiblemente sea sentenciado por corrupción, asociación ilícita para delinquir y lavado de activos. A Alan García, lo acusan de haber liberado a narcotraficantes, a través de indultos. Los famosos narco indultos. La pareja presidencial -así se le llama a la cabeza  que dirige el gobierno-, están con la soga al cuello en materia de corrupción, vinculados al hoy preso Martín Belaúnde Lossio y éste a su vez está vinculado a Orellana y al ex gobernador de Ancash César Álvarez, también presos. Tal es así que la Sra. Nadine Heredia, primera dama, está luchando denodadamente porque no le levanten su secreto bancario, ni puede hacer gala de transparencia. Por otro lado, Keiko Fujimori, tiene un pasado nefasto, vinculado a su padre Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, quienes la educaron y protegieron.  Así mismo, la izquierda no se salva, Gregorio Santos, ex gobernador de Cajamarca, está privado de su libertad, se halla preso en el penal de Piedras Gordas, acusado de corrupción y asociación ilícita para delinquir.

Como podemos apreciar, nadie se salva de haber metido las manos de manera irregular en el Tesoro Público. Y haberse enriquecido a costas del erario nacional, sin haber hecho nada, o casi nada por el crecimiento económico y desarrollo nacional. Se olvidaron, para siempre del bien común y del bienestar general. Les importó un comino  la grandeza de la patria y su futuro, más les interesó el suyo propio, el de su grupo y su entorno familiar. Estos felones de la política peruana deben ser sancionados severamente, ya que nada bueno hicieron en beneficio del país. Esta clase política debe ser dada de baja. Purgarnos de esta contaminación debe ser urgente una necesidad histórica, si queremos salvar a la patria del abismo al cual éstos malhechores nos pueden precipitar.
(*) Periodista. Analista político 

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