martes, 17 de enero de 2012

POR UN NACIONALISMO POPULAR

Por: Enrique Soto (*)

A seis meses de gestión el gobierno de Ollanta Humala se encuentra en una gran encrucijada: asumir la defensa del statu quo y mantener el sistema tal y como existe hasta ahora, o impulsar el cambio promoviendo las reformas necesarias para generar la inclusión con justicia social, ofrecida a lo largo de su campaña electoral.

Del camino que adopte dependerá el éxito y la trascendencia histórica de su gestión y/o el fracaso político de pasar a ser parte en el futuro, como un gobierno más que supo administrar el crecimiento económico, pero que no se atrevió a realizar los cambios y reformas que el pueblo exigía, necesarias para el crecimiento y desarrollo sostenible.


La economía peruana se encuentra por buen camino, a pesar del proceso de desaceleración observado en el 2011, producto del impacto de la crisis económica internacional recesiva. Ésta apunta a crecer en un 5.5% en el presente año, según sostiene el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla y lo corrobora el Fondo Monetario Internacional (FMI). Siempre y cuando se siga promoviendo la inversión pública y privada principalmente en los mega proyectos.

El manejo macroeconómico se está conduciendo con profesionalismo. Existe una buena política fiscal y monetaria que mantiene controlada, de manera prudente, las tasas de interés referenciales, evitando la caída brusca y traumática del precio del dólar. Nuestras Reservas Internacionales Netas (RIN), se hallan en permanente crecimiento.  No por ello debemos dormirnos en nuestros laureles y negar los problemas políticos y sociales que en algunas oportunidades pone en jaque al gobierno. Si la economía está en crecimiento y el pueblo no siente que esta positiva situación mejora sus condiciones de vida, elevándole su existencia, esto sí es un gran problema. Y es lo que está pasando en nuestro país. Resolver esta situación, no es sencillo, requiere tener una amplia visión, que tiene que ver con los grandes cambios y las reformas urgentes, a fin de reestructurar instituciones, haciéndolas eficientes, actualizadas y modernas.

Por ello es necesario saber oír las demandas de los pueblos y resolver prudentemente y de manera acertada los conflictos sociales. Cumpliendo gradualmente con las promesas electorales. Generando equilibrio social. No irse a los extremos. Como decía Aristóteles, buscando el punto medio.

La extrema derecha y la izquierda radical, no tienen cabida en este nuevo escenario político.  Ambas tendencias promueven ideas alejadas de la realidad.  Tenemos necesidad urgente de consolidar nuestro crecimiento económico y esto solo va a ser posible promoviendo la inversión privada, afianzando nuestras instituciones y siendo mas competitivos. Asimismo, necesitamos reformar nuestro Estado, llegando a los rincones mas apartados de nuestro país. Necesitamos redistribuir la riqueza, poniéndole atención a los mas pobres y los de extrema pobreza. Necesitamos afirmar nuestra educación y salud. Estos sectores deben ser atendidos de manera prioritaria y oportuna. Es una manera de decir que el gobierno no está derechizándose, como empieza a pensar y sentir la población.

Por otra parte, el gobierno de Ollanta tiene la necesidad, para afianzar su gestión, promover un combate frontal a la corrupción enquistada por décadas en el aparato del estado. Dar muestra, con acciones directas, de querer acabar con esta lacra.

Asimismo, hay necesidad de generar un plan efectivo de seguridad ciudadana. Ya que la delincuencia se ha incrementado y la ciudadanía se ve obligada a defenderse utilizando sus propios medios.

El nacionalismo promovido por Ollanta Humala, debe ser fortalecido con la participación popular, generando organización social desde las bases. El pueblo organizado es sustento y garantía de desarrollo. El pueblo organizado es la mas genuina expresión del nacionalismo, no es sinónimo de estatismo, son dos conceptos distintos. El nacionalismo es la expresión de una identidad histórica y cultural para nuestro caso pluricultural.

Consideramos que si el gobierno empieza a realizar los cambios profundos que el país necesita en diez años seremos un país moderno y avanzado y el 2021, año del bicentenario de nuestra independencia, tendríamos solo un escaso 10% de pobreza.
                                                                                           (*) Periodista

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