El futuro de la humanidad, actualmente, atraviesa un
periodo de grave incertidumbre, que nos obliga de manera urgente, asumir retos
y desafíos, para conjurar eminentes amenazas, que ponen en aprietos la
gobernanza mundial; desestabilizando a las naciones, creando crisis económicas,
financieras, políticas, sociales y de seguridad, que atentan contra el
desarrollo, el progreso y el bien común global. En tal sentido, consideramos
que nosotros los latinoamericanos, que vivimos en el hemisferio sur del planeta
-observando con expectativa amenazante lo que viene sucediendo en el mundo-
estamos llamados a cumplir un rol estratégico en el devenir histórico de este
gran problema que nos mantiene a todos en ascuas, altamente preocupados.
Sabiendo, a ciencia cierta, que nuestra ubicación geopolítica favorable nos permitirá
implementar un rol preponderante; así como también, nuestras potenciales
existencias de recursos naturales -que tanto se necesitan y están siendo
demandados en estos momentos en el mercado internacional, para garantizar la
transición energética y la descarbonización del planeta, en una lucha contra la
inclemente crisis climática- nos ayudarán sobremanera a cumplir un rol
preponderante, de suma importancia para superar estos difíciles momentos
históricos globales de gran confusión que estamos padeciendo. Actuando con
rigor, disciplina y firmeza ante las adversidades que empiezan a presentarse,
conteniéndolas con gran imaginación, creatividad, templanza y resiliencia, ya
que en el desarrollo de esas virtudes nosotros los latinoamericanos siempre
hemos destacado; haciéndonos de tal manera, respetar en el concierto de la
gobernanza global. Creyendo, firmemente, que nos ha llegado el momento decisivo
de afirmarnos como un solo conglomerado de naciones, que tenemos profundas raíces
de identidad regional, con claros y sólidos objetivos comunes, que los hemos
venidos postergando -sin habernos atrevido a implementar- por más de 500 años. Pero
ha llegado el momento oportuno de demostrar al mundo que nuestra región latinoamericana
es capaz de contribuir acertadamente, de manera positiva, con el desarrollo
global; y así poder elevar nuestra calidad de vida en el planeta, alcanzando el
bienestar y la prosperidad para toda la humanidad, de manera unánime, con
Justicia Social. Dando a cada quien de acuerdo a sus necesidades y exigiendo de
cada quien de acuerdo a sus capacidades. Un lema de alto contenido económico y
filosófico, que permitirá hacer florecer a los pueblos en un mundo libre.
¡UNIDAD ANTE LA
ADVERSIDAD!
En esa visión, de unidad ante la adversidad, debemos
avanzar, con consistencia inusitada, como latinoamericanos, para superar la incertidumbre
global que nos acecha. Esa debe ser nuestra contribución, en base a nuestras
capacidades y nuestros recursos naturales, que ofrecemos al mundo. Exigiendo -
¡qué duda cabe! - respeto y consideración, en nuestra autonomía y soberanía,
que muchas veces ha sido vulnerada por las grandes potencias, con prepotencia,
alevosía y ventaja. Convencidos, que las negociaciones -con los países
desarrollados, más avanzados económica y tecnológicamente- no van a ser fáciles,
para permitirnos hacernos prevalecer; somos conscientes de esa realidad, y la
asumimos gallardamente. Sin embargo, creemos que los tiempos han cambiado
radicalmente; el esclavismo, el colonialismo, el neocolonialismo, la tiranía,
el autoritarismo, el despotismo, la dictadura que atentaron contra la
autoestima y la integridad física y mental de miles de hombres y mujeres de la
región, debe ser ya asunto del pasado, en extinción permanente. La modernidad,
que se asoma, a la velocidad de una locomotora, debe impulsar la civilización y
la cooperación entre las naciones, aspirando resolver nuestros más álgidos
problemas como humanos, tratando de vivir en paz, en armonía; poniendo en
práctica el entendimiento, la concordia, a través del diálogo y la alta diplomacia,
promovida por los gobiernos responsables y democráticos de los países del
mundo. Empezando a construir, de tal manera, una nueva comunidad, de hombres y
mujeres, con valores de hermandad, fraternidad y solidaridad. Ese debe ser
nuestro rol estratégico de aporte sincero latinoamericano, a esta grave
situación de caos, de gran incertidumbre que estamos padeciendo.
Latinoamérica en medio de su diversidad étnica,
lingüística, política, ideológica, expresada a través de su diversidad de
gobiernos autónomos y soberanos, tiene una muy fuerte unidad de identidad
regional, que aún no es consiente, que prevalece por encima de todos sus problemas,
que se asienta en un pasado, con raíces profundas de una misma historia. Por
eso algunos grandes pensadores visionarios e historiadores que nacieron en
estas tierras la han llamado “La Patria Grande”
COORDINAR AGENDA REGIONAL
ÚNICA
Siendo necesario emular tamaña grandeza que posee América
Latina, para actuar en igualdad de condiciones frente a las grandes potencias,
pudiendo de esa forma negociar con altura y respeto. Actuando de manera coordinada,
promoviendo una Agenda Regional Única, amplia y conjunta, para hacer prevalecer
nuestros intereses regionales primigenios, respetando la independencia y
autonomía de cada uno de los países que la constituyen. Evitando enfrentamientos
innecesarios entre países hermanos, que debilitarían la unidad, alentando el caos
y la anarquía. Tratando de cerrar de tal manera, con audacia y responsabilidad
creadora, el frente interno regional. Asumiendo una actitud de solidez y
responsabilidad en el concierto de las naciones del mundo. Esa postura, nos
permitirá tener una mejor presencia y contribución en el quehacer global,
dándonos cuenta que, en los momentos actuales, de grandes convulsiones
sociales, económicas y militares en el orbe, nuestra participación en el
mercado global será preponderante y trascendental, siendo partícipes de una
coyuntura que debemos saber aprovecharla al máximo.
En Latinoamérica tenemos países emergentes que han podido
lograr un escalamiento de desarrollo económico significativo, que han alcanzado
ingresos considerables, teniendo como termómetro de medición sus referentes macroeconómicos,
como México, Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Uruguay y Perú principalmente,
que han sabido sobreponerse a los desafíos socios-económicos y han logrado
salir adelante, en base a su creatividad, esfuerzo e innovación. A pesar de los
reveses padecidos, producto de sus conflictos internos.
MÉXICO DUPLICARÁ SU
INVERSIÓN EXTRANJERA
En tal sentido, estudiosos del quehacer regional latinoamericano,
consideran que México (país que ocupa el segundo lugar como nación, emergente
en la región, después de Brasil) por ser vecino inmediato de Estados Unidos,
primera potencia mundial aún, consideran que está mejor ubicado
geopolíticamente, que los demás países de Latinoamérica , que le permitiría
seguir creciendo aceleradamente, con una capacidad increíble para poder atraer
capitales; pudiendo duplicar su inversión extranjera directa en los próximos
años. Posesionándose como el único país en la región capaz de proveer al
territorio norteamericano, constituyéndose en su principal proveedor. Pudiendo
convertirse -en las siguientes décadas- en una potencia mundial, sacando
provecho oportuno a la guerra comercial que mantiene EEUU y China.
Esto, debido a la reconfiguración global de las cadenas
de suministros, impulsado por Washington, con el propósito de disminuir su
dependencia de China y de Asia en general. Garantizando el abastecimiento en
sectores críticos como la farmacéutica, los semiconductores, la tecnología médica
y la electromovilidad. Teniendo ventajas competitivas: Casi el 90% del comercio
bilateral con EEUU se realiza libre de aranceles, una condición sui generis que no se replica en otros
tratados comerciales firmado con la Casa Blanca. México, tratando de cooperar
con EEUU, sin dejar de exigir respeto a su autonomía, soberanía e independencia,
ha logrado acentuar la credibilidad del país, tratando que el gobierno mexicano
lograra intensificar las suspensiones a empresas importadoras de Asia, especialmente
de China y Vietnam, que operan de manera irregular. Sin embargo, todo no es
color de rosa, EEUU amenaza constantemente ingresar a territorio mexicano,
implementando operativos militares, con el propósito de dar caza a los líderes
del narcotráfico, que allí se guarecen, según manifiestan sus servicios de
inteligencia como la CIA. Principalmente, a los operadores narcotraficantes del
«Cartel de Sinaloa», organización clasificada como terrorista.
Desatándose una psicosis de magnitud monumental en la frontera. Asimismo, hay
que tener en consideración, como sostiene Pedro Baños, en su libro «Así se
domina el Mundo»
BRASIL EL COLOSO DEL SUR
Por su parte, Brasil, el gigante de la región
latinoamericana, a pesar de su influencia europea portuguesa, tiene un profundo
arraigo de identidad con los países de la región. Tal es así, que hay proyectos
conjuntos gigantescos para impulsar el desarrollo en Latinoamérica, como es, la
construcción de la mega obra del Ferrocarril Bioceánico, (que, partiendo del
puerto de Do Santos, en Brasil, llegará hasta el mega puerto de Chancay, en Perú,
para luego conectarse en 22 días con el puerto de Shanghái, en China; el
terminal marítimo más grande del mundo), uniendo, de tal manera, Latinoamérica
con el Asia, a través de la Cuenca del Pacífico. Un evento histórico de gran trascendencia,
que revolucionará el comercio internacional, teniendo como plataforma nuestra
región. Lográndose llevar y traer mercancías a gran escala, en un movimiento
comercial internacional gigantesco; disminuyendo costos operativos, ahorrando
tiempo e incrementando rentabilidad a los operadores.
Promoviendo el empleo. Asimismo, estaremos creando las bases sólidas, sostenibles
de conexión con el Asia, a donde exportaremos -en gran escala en los próximos
años nuestra producción- principalmente alimentos, constituyéndose la región latinoamericana,
en la despensa del mundo, a través del desarrollo de la agroexportación, que ha
empezado a crecer de manera vertiginosa, empleando la tecnología.
Llegaremos al Asia, sin utilizar las vías tradicionales,
como el Canal de Panamá o dándonos la vuelta por el Estrecho de Magallanes,
perdiendo recursos económicos y tiempo. Abriendo de tal manera un nuevo ciclo, que
avanzará a gran velocidad, de intercambio de bienes y servicios, en la historia
de la humanidad; que, con el apoyo del avance de la tecnología, a través de la
investigación científica, arribaremos a niveles impredecibles de producción y productividad.
Convirtiéndose Latinoamérica en una región codiciada, altamente competitiva.
En esa dirección de desarrollo mundial, nuestros recursos
naturales críticos, principalmente materias primas minerales, jugarán un rol
estratégico en el crecimiento económico global, garantizando nuestra
preponderancia en el mercado internacional. Brasil, entiende muy bien esta
coyuntura, al estar bien posesionado para beneficiarse de la descarbonizacion
mundial, dada su competitividad en sectores estratégicos, como los biocombustibles,
la minería y la agricultura, según lo manifiesta, Luis Henrique Guimarães,
consejero y expresidente de COSAN
DIÁLOGO Y ALTA DIPLOMACIA
La región latinoamericana, en esta singular coyuntura
global de zozobra y gran incertidumbre, sumergidas en una guerra arancelaria
sin cuartel, promovida por la administración norteamericana de Donald Trump -con
el propósito de proteger su statu quo
e imponer a raja tabla su hegemonía dominante en el mundo- tiene la oportunidad
de asumir grandes retos y lograr alcanzar el desarrollo, anhelado por tantos
años. Superando los reveses que se nos presentan de manera constante en la
región. Sabiéndonos manejar con sabiduría y prudencia ante las amenazas
desproporcionadas que parecen querer aniquilarnos. Teniendo como principio, evitar
al máximo los enfrentamientos militares, que en estos momentos están en boga en
diversas partes del mundo, generándose focos tenebrosos de tensión bélica, que
están costando miles de vidas y desaparecidos. Creando hambre, miseria y desolación.
Estos eventos, en nuestra región deben ser superados, evitando neutralizarlos, cuando
pretendan asomarse. Utilizando -volvemos a insistir- el diálogo, expresado
profesionalmente en el uso correcto de la alta diplomacia. Buscando el entendimiento
civilizado y la comprensión.
EL TRIÁNGULO DEL LITIO
Por otra parte, Chile, Perú, Bolivia y Argentina
constituyen una reserva estratégica de dimensiones impredecibles, con
gigantescos depósitos de commodities,
principalmente, materias primas criticas (MPCs). Productos naturales escasos y
de gran demanda en la actualidad. Por lo que, los grandes países
industrializados -necesitados de estos recursos- han puesto la mirada en
nuestras tierras, en los países del sur global. Radicando allí nuestras
expectativas para poder lograr alcanzar el crecimiento económico que tanto
necesitamos en un futuro próximo.
En tal sentido, el comercio global, empieza a
concentrarse principalmente en la compra y venta de las materias primas
críticas, que están constituidas por los minerales estratégicos y las tierras
raras. En esa dirección, Latinoamérica toma una ventaja competitiva
extraordinaria, que los gobiernos de la región deben saber aprovecharlo.
Tenemos reservas de litio y cobalto, esenciales para la fabricación y
abastecimiento de las baterías. Necesarias para la industria de la
electromovilidad. Así como, germanio y
galio empleado en los microchips. Asimismo, el cobre y el oro, son metales
críticos que juegan un papel determinante. Siendo Chile y Perú los principales
países, de América del Sur, productores de cobre en el mundo. Teniéndose
entendido que la producción de un coche eléctrico demanda cuatro veces más
cobre que la producción de un vehículo a combustión. Por lo que la demanda del
cobre está superando tremendamente a la oferta, creando un desequilibrio que irá
en aumento en los próximos años, en la medida que avance la transición
energética en el mundo. Disparándose los precios internacionales de los
minerales de manera continua. Por ello el oro y el cobre están continuamente al
alza. Eso nos favorece tremendamente.
Perú, por su parte, es el número uno como productor de
oro en Sudamérica y el octavo en el mundo. Calculándose sus reservas alrededor
de 2,500 toneladas métricas finas (TMF)
Asimismo, teniendo en consideración que la demanda de
litio podría aumentar vertiginosamente para el año 2040. Incrementándose
aproximadamente en 40 veces la necesidad actual, si el mundo avanza
aceleradamente, cambiando rápidamente del uso de los vehículos a gasolina por
los eléctricos, volviéndose el insumo altamente codiciado, quienes lo posean
tendrían una brillante oportunidad para mejorar ostensiblemente el crecimiento
de su economía y lograr un progreso sostenido. Ubicándose en una posición privilegiada,
para llevar adelante negociaciones efectivas. Esa oportunidad la puede explotar
racionalmente Latinoamérica, a través de sus repúblicas de Argentina, Chile y
Bolivia, donde se tiene conocimiento de la existencia de este suministro en
depósitos en grandes proporciones, llegando a denominarse en el mercado global
como el Triángulo del Litio. Una zona geográfica muy codiciada por la industria
tecnológica de los países desarrollados. Bolivia la lidera, constituyéndose
como la primera reserva más grande de litio en el mundo, seguido por China.
PERÚ, PROMUEVE LA AGROEXPORTACIÓN
Por otro lado, el Perú, una nación ancestral en el
quehacer minero, líder en el mercado mundial de los commodities, con reservas extraordinarias de minerales críticos,
que las poseemos en las alturas de nuestra serranía, en La Cordillera de los
Andes. Tal es así que Perú, produce 8 de los minerales estratégicos críticos
(cobre, hierro, plomo, molibdeno, plata, zinc, indio y grafito), de los 17 que
se necesitan para garantizar y hacer realidad la transición energética en el
mundo. Asimismo, el Perú está bien
ubicado geopolíticamente, para ser puerta de entrada a Sudamérica en una
conexión directa con el Asia. En esa dirección, contamos con un Hud portuario
en Chancay, un Mega Proyecto -construido con capitales chinos, que entró en
movimiento a finales del año pasado- y que proyecta mover un millón de
contendedores anualmente. Siendo elegido el Perú por China como uno de sus
principales socios comerciales.
Por otra parte, Perú está empezando a tener fuerza inusitada
con el desarrollo de la agroindustria exportadora. Poniendo especial atención a
la ampliación de la frontera agrícola, que aún no se le da la atención debida.
En ese camino, se ha promovido en los últimos meses negociaciones de gobierno a
gobierno, en el sector agrario y de riego, con el Japón. Lográndose concretar
un contrato de concesión para que el país asiático logre sacar adelante el proyecto
Majes Siguas I, II y III, en la región sur de Arequipa, de manera integral,
permitiendo recuperar de manera inmediata 30 mil hectáreas, útiles para la
agricultura, que deberán ser incorporadas al cultivo. Asimismo, se encargará de
la construcción moderna en infraestructura hidráulica, expresada en canales de
regadío y represas. Así como la generación de energía hidroeléctrica. Y
transferencia de tecnología. Esta actitud positiva y de cooperación por parte
de país japonés, es parte de una avanzada estratégica, del país nipón, para
contrarrestar la penetración en la región, de China. Ya que Japón busca una
influencia económica estratégica en América del Sur. Viene para quedarse, y así
poder ver otras oportunidades de inversión para enraizarse en América del Sur.
Impidiendo el avance del gigante asiático. Situación que a nosotros los
latinoamericanos nos interesa sobremanera. Ya que todo lo que beneficie a
nuestros pueblos debe ser bienvenido. Siendo pragmáticos, buscando siempre el
bienestar general de nuestras naciones de la región.
Por otro lado, los arequipeños vienen trabajando a la
velocidad de una locomotora. No solamente impulsando la producción de la
industria Minera y la agricultura, sectores que empiezan a desarrollarse
arrolladoramente, generando prosperidad en el departamento; sino que ahora han
puesto en marcha la consolidación del Mega puerto de Corío, con una proyección
del doble de inversión de lo que significa Chancay. Considerando que la fuerza
de la infraestructura portuaria marítima es determinante para el desarrollo del
comercio mundial. Teniéndose en cuenta que el 90% de las mercancías que se
movilizan en el planeta utilizan este medio de comunicación. Y con el propósito
de equilibrar fuerzas e influencia en el país inca, se tiene conocimiento que empresas
estadounidenses estarían interesadas en llevar a cabo la colosal obra, para
compensar el avance chino en Chancay. Como podemos darnos cuenta la competencia
por los mercados es intensa. Y, Latinoamérica es parte importante de ese
proceso global.
UN AEROPUERTO DE CALIDAD
INTERNACIONAL
Perú, como parte de la región Latinoamérica, avanza lento
pero seguro, en medio de un sin número de problemas internos -principalmente de
índole política y de seguridad, con una crisis de ese orden que arrastra desde
hace más de ocho años-. Sin embargo, acaba de inaugurar un moderno Mega
Aeropuerto Internacional; uno de los mejores del mundo, que lo catapulta y hace
crecer la confianza como país moderno en navegación aérea. Desarrollando buenas
relaciones con todas las principales potencias, que son parte de un mundo
multipolar. No tiene ningún contratiempo en su relación diplomática, de respeto
y alta envestidura, tanto con EEUU, China, Rusia, India, Japón, etc. Generando
una cooperación mutua que permita el acercamiento solidario de nuestros
pueblos.
En este estudio que estamos desarrollando, es necesario
tener en consideración la diferencia de gobiernos e ideologías que existen en
algunos países que constituyen la gran familia latinoamericana y caribeña. Como
es el caso de Cuba, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Chile, Bolivia, México y
Brasil. Sosteniendo enfáticamente que somos promotores del quehacer político
democrático. Sin embargo, somos respetuosos de la autodeterminación de los
pueblos. Actuando con tolerancia diplomática. Reconociendo la capacidad de
construir y decidir su destino. Creemos en la Unidad Latinoamericana en base a
la diversidad de regímenes y gobiernos que existente en la región.
Declarándonos abiertamente en contra del totalitarismo, el fascismo y la
tiranía; asumiendo una lucha frontal contra la corrupción. Haciendo prevalecer
el Estado de Derecho Internacional, que supone la defensa de los Derechos
humanos, no solo en la región, sino en todo el mundo.
Latinoamérica, lo sostenemos con mucho optimismo, vive
una coyuntura favorable, en estos momentos, que la trasladará -si lo sabemos
manejar con sapiencia- hacia el desarrollo y el progreso. La situación que
padecen la mayoría de nuestros países pobres, como los centroamericanos y
caribeños, como Cuba. Otros, de mando medio, como algunos sudamericanos, que se
esfuerzan por salir del subdesarrollo, puede cambiar radicalmente, en esta
nueva coyuntura que nos ofrece el mercado global. Una oportunidad brillante, con
los altos precios de los commodities.
Aún, en medio de gran incertidumbre y zozobra. «Cuando la noche está más oscura
es que se acerca el amanecer», sostiene la sabiduría popular.
SALGAMOS DE LA POBREZA,
ALCANCEMOS EL DESARROLLO
Quién puede negar ¡sería un iluso! que en la región han vivido nuestros pueblos
por muchos años en medio de grandes desigualdades económicas, llena de
injusticias, que han mantenido a la mayoría en la pobreza. Alejados de la
satisfacción de las principales necesidades básicas como seres humanos dignos.
Viviendo sin luz eléctrica, sin agua potable ni alcantarillado. Sin atención
primaria en la salud. Alejados de la educación básica. En fin, abandonados a su
suerte. ¡Sálvese quien pueda! Eso ha generado resentimiento en algunos sectores
que convulsionaron y convulsionan socialmente el orden social y la gobernanza.
Creando inestabilidad política, económica y social, que empeora la situación
que se padece. Hemos vivido tiempos difíciles, a lo largo de nuestra historia: enfrentamientos,
pugnas y luchas intestinas que nos llevaron a enfrentarnos entre hermanos. Sin
embargo, los tiempos han cambiado radicalmente, como lo hemos manifestado
anteriormente. Los pueblos han madurado, y ahora se avizora un nuevo amanecer,
donde estamos obligados a vivir en armonía, en concordia, cooperando y siendo
solidarios. América latina, ingresa a un nuevo ciclo de recuperación económica,
social y política autentica, en función de la ventaja geopolítica y nuestros
recursos naturales que tenemos para negociar con el mundo, exigiendo
soberanamente lo que nos corresponde.
En los tiempos actuales que estamos viviendo, las
naciones, exacerban los nacionalismos, que no es otra cosa que la protección
cerrada de sus propios intereses. Algo que podría verse como razonable en una
coyuntura de gran incertidumbre que padecemos. Sin embargo, es una actitud que
los gobiernos latinoamericanos deben tener bien presente cuando negocien
tratados internacionales y contratos económicos con sus pares de otras latitudes.
Sin correrle a las grandes inversiones internacionales directas que puedan
venir a cualquier país de la región, aceptándolas con sagacidad y prudencia,
los gobernantes nativos beberán actuar con mucho tino. Pensando siempre que
algo se puede esconder en nuestra contra, pretendiendo hacernos daño. Y, decimos
esto, porque vemos como las grandes potencias en su afán de ganar el mercado
latinoamericano, con más de 650 millones de consumidores, y pletórico de
recursos naturales que pueden ser explotados, pretenden consolidar su presencia
en nuestras tierras, queriendo hacer negocios con nosotros. Estando
disputándose el espacio geográfico, principalmente, -poniéndole mayor atención
en este estudio, a EEUU de Norteamérica y la China-. Dos gigantes, económicos y
financieros, que recorren y sacuden el mundo con el propósito de influirlo y
controlarlo. Disputándose la hegemonía global.
SOMOS PAÍSES SOBERANOS E
INDEPENDIENTES
Por muchos años, la mayoría de los países de América
Latina, desde que dejaron de ser colonias de España y Portugal, dependieron política
y económicamente de Washington. Considerándonos vulgarmente como su patio
trasero, como una forma de afirmar su poder y dominio. Sin embargo, en las últimas
décadas, debido al deterioro de su economía, que promovió el crecimiento de su
deuda, alcanzando el nivel de su PBI. Así como el déficit de su Balanza
Comercial: Mas importaban que exportaban. Esta situación estaba poniendo en
aprietos su estabilidad económica y financiera. Quedándole, solamente como
soporte, su poderío militar. Esa realidad sui
generis hizo que Wasington descuidara la inversión directa en la región. Abandonándola.
Dejando de promover su desarrollo.
Es en ese periodo de tiempo -de letargo y contracción de
la economía estadunidense- que se inicia en la década de los 80, empieza el
surgimiento del gigante asiático. Es decir, en la últimas cuatro décadas
aproximadamente, empieza a crecer China, que como una locomotora -sedienta de
mercados- comienza a recorrer el mundo, seduciendo a grandes empresas
trasnacionales para que vengan a invertir en el país oriental. Otorgándoles
grandes incentivos, como mano de obra barata. Logrando su objetivo de manera
abrumadora. Mil 300 millones de chinos se ponen en movimiento y sacuden el
mundo.
Por esos años, empieza una nueva era del despertar
apasionado en el país asiático. Deng Xiaoping, estadista y líder chino, motivó
a sus paisanos a ingresar al desafiante mundo de hacerse ricos: «Hacerse rico
es glorioso». Arengaba por doquier. Empezando al mismo tiempo a implementar
profundas reformas.
250 MIL MILLONES DE
DÓLARES PARA AMÉRICA LATINA
Con el ambicioso propósito de hacer negocios en la región
Latinoamericana, hace diez años, aproximadamente, China se trazó el objetivo de
invertir 250 mil millones de dólares en esta región del Hemisferio Sur. Y vaya
que lo ha conseguido con creces. Logrando sus objetivos. En el Perú, solamente,
sus inversiones sobrepasan los 30 mil millones de dólares, convirtiéndose en el
principal socio comercial del país andino. Desbancando de este puesto a Estados
Unidos. En Brasil, China, viene invirtiendo aproximadamente 90 mil millones de
dólares. Siendo este país el primer destino de capitales del gigante asiático
en Latinoamérica. En Venezuela, sus inversiones directas ascienden a 60 mil
millones de dólares, entre el 2005 y 2023. Apalancando sectores estratégicos
como energía e infraestructura. Además, tiene inversiones menores en otros
tanto países de nuestra región, como Chile, con quien firmó un Tratado de Libre
comercio (TLC) en el año 2006, consolidando su relación formal y diplomática.
También, sus inversiones en Ecuador, Colombia y Bolivia, le permiten garantizar
una presencia significativa en el quehacer económico y financiero de la región
Se tiene conocimiento, que hasta finales del 2023, la
inversión directa acumulada de China en la región Latinoamericana ascendió a
600 mil 800 millones de dólares. Y el comercio bilateral, en 2024, superó los
518,400 millones
Hay que tener presente que en las tres últimas décadas
China no ha parado de crecer. Desde el 2000 al 2011, el país asiático creció
10% de manera continua y sostenida. Toda una proeza. Sin embargo, entre el 2012
y 2014, fue afectada en su crecimiento, debido al proceso de desaceleración
económica mundial que padece occidente. Registrando, en ese periodo un
crecimiento del orden de 6% y 7% anual. Nada despreciable.
Asimismo, se confirma un impresionante crecimiento
económico de China, en las inversiones, el comercio y el financiamiento en
Latinoamérica, en los últimos años, superiores a las que provienen de Estados
Unidos de Norteamérica. Sacándole una ventaja competitiva enorme, que debilita
significativamente su liderazgo de Washington en la región
El gigante asiático está concentrado en generar fuerte
influencia económica y financiera en Latinoamérica. Para ello promueve
agresivamente el comercio internacional, a través de la Cuenca del Pacífico.
Siendo parte de las 21 economías más poderosas que constituyen el APEC. Así,
como invirtiendo en grandes proyectos de infraestructura, que permitan ganar
eficiencia en la conectividad, para facilitar el desarrollo conjunto. Implementado
una nueva forma de desarrollar el crecimiento económico de las naciones. Tal es
así, que varios países de la región están comprometidos en su Plan Estratégico
de crecimiento mundial, puesto de manifiesto en «La Franja y la Ruta». Más
conocida como la Nueva Ruta de la Seda.
EEUU. RUGUE COMO UN LEÓN
DESESPERADO
Por su parte, Estados Unidos de Norteamérica, trata de
reubicarse ante esta nueva realidad geopolítica, tratando de no perder su
influencia en la región. Habiendo desatado una guerra comercial en torno a los
aranceles; haciéndolo subir a algunos productos, en algunos países, de manera
desproporcionada. Castigando severamente a China, principalmente, y de manera última
a India (en cuanto al comercio del petróleo) y Brasil (por el problema
Bolsonaro). Esta situación, naturalmente, afecta sobremanera, a América Latina.
No queriendo reconocer, la administración Trump, que hay nuevos competidores en
el mercado global. Existiendo actualmente una multipolaridad, necesitándose de
ese modo, en las actuales circunstancias, la cooperación, para poder hacer
frente a la desaceleración económica mundial. Y atacar, de manera urgente, los
graves problemas que afectan al planeta. Aceptando, las reglas de libre mercado,
impuestas por un modelo capitalista democrático, las que están en juego.
Por otra parte, se vuelve sensible y bastante delicado
nuestra relación regional con Rusia, en el contexto global. A pesar que las relaciones
entre Rusia y América Latina han sido pragmáticas, enfocadas en cooperación
militar, energética y política. Sin embargo, el conflicto en Ucrania -que está
superando los tres años-, ha generado una mayor presión internacional sobre
estos vínculos con los países Latinoamericanos. Intentando mantener una
posesión neutral para evitar sanciones occidentales. La influencia de Rusia en
la región sigue siendo un factor relevante en la reconfiguración del Nuevo
Orden Económico Mundial. En este contexto, la pregunta clave seria si la región
debería seguir profundizando sus lazos con Rusia o si el costo diplomático de
esta relación podría ser mayor que los beneficios económicos y militares
EL CARIBE EN LA
ENCRUCIJADA…
Por otra parte, la tensión militar desatada en el mar
caribe -con el desplazamiento de destructores, submarinos, con cabezas nucleares,
y más de cuatro mil soldados a bordo, fuertemente armados- promovida por la administración Trump,
tratando de dar caza a narcotraficantes, que según manifiestan, se esconden en
Venezuela, siendo parte del Cartel de los Soles, y que tienen como jefe a
Nicolás Maduro, considerándolo líder de la organización criminal; constituyéndose
una amenaza para la seguridad norteamericana. Esta situación, es vista por los
entendidos, como una amenaza flagrante a nuestra región Latinoamericana, que va
más allá de mera persecución criminal. Ya que en ese enfrentamiento compromete
la estabilidad social, política económica y militar de dos hermanas republicas
Sudamericanas, como son Venezuela y Colombia. Al margen de los hombres, hay que
defender a los pueblos. Si hay hombres corrompidos, pues no queda otra
alternativa que castigarlos, dentro del marco jurídico y aplicando el derecho
internacional. Pero, no poniendo en jaque el desarrollo y la estabilidad de
toda una región. Somos latinoamericanos, y estamos en todo nuestro derecho de
ejercer soberanía y jurisdicción. Una invasión, en la actualidad, a Venezuela o
Colombia, por parte del ejército estadounidense sería visto como una agresión a
toda la región y por tanto calificado como un acto bochornoso y deleznable.
Cometido con alevosía, premeditación y ventaja, que ningún latinoamericano de
corazón lo compartiría. Así como tampoco estuvimos de acuerdo cuando el
gobierno venezolano amenazaba anexarse la región de la Guyana, considerándola
un atropello, que perturbaría la tranquilidad pacifista que promovemos los
sudamericanos. Somos demócratas y nos ratificamos en la defensa de la
autodeterminación de los pueblos, con soberanía y libertad.
(*) Periodista