Por: Enrique Soto (*)
Teniendo como sede principal la
ciudad de Lima, el Ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, en representación
del gobierno peruano, inauguró el 1 de diciembre pasado la Vigésima Conferencia
de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (COP20). Dicho evento reúne a unos 12,000 participantes entre
autoridades, especialistas y otros funcionarios de 194 países.
En estos momentos en los que
todos los habitantes de este planeta, vivimos preocupados por el futuro de la
humanidad, debido a los grandes cambios que se vienen registrando en nuestro habitad,
debido al cambio climático, poniendo en grave riesgo la continuidad de la
existencia del hombre principalmente, y de todo ser viviente, bueno sería saber
a qué posibles conclusiones van arribar en este magno evento, los gobiernos de
los países participantes, ya que sus decisiones comprometen a todo el mundo.
En los últimos diez años la emisión
de gases contaminantes, que producen el cambio climático, elevando la
temperatura, se ha intensificado y de no detenerse a tiempo, en los próximos 30
ó 50 años sería demasiado tarde, ya que dicho fenómeno se habría convertido en
algo irreversible.
Tengamos en cuenta que, según
advirtió el Premio Nobel de la Paz 2007, Rajendra Pachauri, que firma “La Declaración
de Lima para salvar océanos”, que “la atmósfera y los océanos se han calentado
incrementándose los mares en los últimos años en 90 centímetros, viéndose
afectados directamente los países insulares y los que están ubicados en las
zonas de costa. Así como los volúmenes de nieve y hielo han disminuido y las concentraciones
de dióxido de carbono alcanzan en nuestros días niveles sin precedentes desde
hace, por lo menos, 800 mil años.”
Así mismo, hay que tener en
cuenta que nuestro país, es el segundo
más vulnerable en la región de Latinoamérica y el tercero en el mundo, debido a
este fenómeno, estimulado por el hombre, de cambio climático o calentamiento
global, debido a ello la Cordillera Blanca, que alberga el nevado Huascarán, ha
sufrido graves daños. Esta área geográfica conocida en el mundo como la cadena
montañosa tropical más alta y con la mayor cobertura glacial en el mundo, ha
perdido según informe de la Unesco, entre los años 1970 y 2003 alrededor del
22% de su superficie, manteniendo en vilo a los pequeños glaciales de menos de
5,500 mt de altura, los que –según calculan los científicos- en las próximas
décadas podrían derretirse. Esta situación afecta directamente a las
poblaciones de las zonas, que contaban con estas aguas en tiempo de sequía,
para ser utilizadas en sus cosechas y la generación de energía eléctrica.
Ante estos peligros que amenazan
la vida humana, es hora de tomar decisiones, por ello es de suma importancia la
COP20, y los acuerdos a los que arribará al final del evento, que mantiene
atento a todo el mundo, ya que esta situación de deshielos, debido al
calentamiento global, se viene sucediendo en otras zonas montañosas en otras
partes del planeta, afectando la vida de millones de personas.
Por otra parte, es preciso
señalar que los bosques peruanos son la cuarta mayor extensión de los bosques
tropicales del mundo. Según la organización Global Witness, entre el 2011 y 2012
hasta 246,000 hectáreas han sido deforestadas. Es decir, durante el gobierno de
Ollanta Humala, la tasa de deforestación ha crecido más del doble. Asimismo,
19.6 millones de ha. de bosques se han asignado al sector petrolero y
concesiones forestales.
Por otro lado, Global Witness, manifiesta que
existen alrededor de 20 millones de hectáreas pendientes de titulación pertenecientes
a pueblos indígenas, quienes realizan el trabajo de conservación y mantenimiento,
ya que se encuentran abandonadas por el estado. Esto da pie a la deforestación
y tala ilegal, que últimamente ha causado la muerte de varios comuneros. Valga este
mega evento de la COP20, para detener este arrasamiento a nuestra Amazonía. Ya
que, según esta misma información, en la última década 57 peruanos fueron
asesinados, por defender estos ecosistemas.
En tal sentido, el Perú, como país anfitrión, y por ser unos de los países más vulnerables del planeta frente
a este cambio climático, tiene que hacer sentir su voz firme y serena, realista
y coherente, con una visión de futuro, pensando en las nuevas generaciones que
vendrán tras de nosotros. Y asumir su parte y responsabilidad que le
corresponde, así como también, liderando el bloque de países latinoamericanos y
caribeños para que exija a los países industrializados que son los que en su
mayor parte han contaminado al mundo asuman su costo económico para revertir
esta terrible situación, ya que sin su concurso sería imposible cumplir con el
principal objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo
de los 2 grados en el año 2050, para lo cual debe reducirse el 40% de emisiones
al 2030. Tengamos en cuenta que son EE.UU. y China los países que más
contaminan el mundo, y por lo tanto, son ellos los que deben asumir la mayor
responsabilidad y su costo.
Según estimaciones vertidas por
la coordinadora de la Unidad de Cambio Climático del Banco de Desarrollo de
América Latina (CAF), Mary Gómez, se requiere 1 trillón de dólares anuales de
inversión para revertir la trayectoria actual de emisiones de gases
contaminantes que producirá un aumento de las temperaturas entre 3,7 y 4,8
grados centígrados para el año 2100. Esta es una proyección del gran daño que
producirá este fenómeno si nos quedamos con los brazos cruzados y no hacemos
nada y/o pasamos el tiempo en discusiones y debates bizantinos, echándonos la
culpa unos a otros, y no asumiendo cada quien su responsabilidad incluyendo
países, naciones, gobiernos y población en general de todo el mundo, ya que la
continuación de la permanencia de la existencia humana está en peligro. Siendo nosotros
los que hemos estimulado esta grave situación estamos obligados a revertirla.
Por otra parte, Mary Gómez,
señaló que la implementación de una mayor eficiencia energética en las empresas
ofrece múltiples ventajas para el logro de los objetivos globales porque reduce
las emisiones, aumenta la productividad, crea empleos y mejora el bienestar de
la población.
En tal sentido debe haber un nuevo
enfoque de la producción y el desarrollo. Ya que los cambios, para revertir
esta situación de vida o muerte, tienen que ser radicales.
Por otro lado, asumiendo la cuota
de responsabilidad que nos toca, el Perú –como señala un editorial del diario La
República- “necesita desarrollar una posición precisa sobre el cambio
climático. La imponen nuestra vulnerabilidad, los efectos en el clima, ya
apreciados en los desastres naturales y los desafíos sobre mitigación y
adecuación”. Y con respecto al costo económico señala esta misma nota que “recientemente
se ha estimado que en los 10 años siguientes Perú deberá invertir el 4% de su
PBI en cambio climático, es decir 8,000 millones de nuevos soles, equivalente a
2,800 dólares anuales”. Este es el desafío de contribución para revertir tamaña
situación.
Finalmente queremos señalar que
nuestra participación como país anfitrión es clave. Estamos en los ojos del
mundo como país y como nación. Asumir la presidencia de este Mega Evento, que busca
dar solución a uno de los principales problemas del mundo: el calentamiento
global, es un reto que ha recaído coyunturalmente en
manos del Ministro del Ambiente, Pulgar Vidal. El principal objetivo de la
COP20 apunta a establecer un borrador para lo que sería el nuevo acuerdo
mundial sobre el calentamiento global que reemplazaría al protocolo de Kioto.
El borrador debe modificar el sistema actual de producción, causante del
aumento de un 2,2% anual en gases de efecto invernadero.
(*) Periodista
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