El Perú, está en estos momentos,
siendo favorecido enormemente por un nuevo superciclo de minerales estratégicos,
de envergadura superior a la que experimentó en la década del 2004 al 2013. Ya
que este nuevo boom minero que estamos viviendo, no es de dimensión coyuntural,
como el anterior, (cuyo epicentro estuvo impulsado por la entrada, en el año
2001, de China a formar parte de la Organización Mundial de Comercio - OMC. Y,
tuvo enormes repercusiones económicas y políticas significativas a nivel
mundial). Este es estructural; cuya base fundamental es la transición energética
hacia energías limpias. Que exige un cambio radical de la matriz industrial
global, con el propósito de descontaminar el planeta, pretendiendo lograr
alcanzar cero emisiones de carbono hacia el 2050. Ese es el objetivo. Siendo promovido
por el desarrollo y la innovación tecnológica; la automatización, impulsada por
la inteligencia artificial. Y el avance vertiginoso de la electromovilidad,
industria que demanda ingente consumo de cobre, ya que la construcción de un
coche eléctrico, consume cuatro veces más cobre que un automóvil a combustión. Estimándose
que la demanda mundial de cobre en las próximas décadas aumentara en un 70%.
Una proyección que refuerza el carácter estratégico del metal rojo en la
transición energética. Constituyéndose en el metal del futuro y cuya cotización
se elevará inevitablemente. Esta nueva realidad, de oportunidad sin límites que
se le presenta al país, debe ser aprovechada al máximo; actuando con audacia,
coherencia y determinación; ordenando rápidamente la casa, para poder
desarrollar un rápido crecimiento económico sostenido. Logrando atraer ingentes
capitales. Es decir, captar inversión privada internacional para nuestra
nación. Ya que la situación estructural, de este nuevo superciclo minero, se
proyecta estratégicamente a mediano y largo plazo, extendiéndose a los próximos
20 años.
SOMOS UN PAÍS LÍDER EN LA
INDUSTRIA MINERA GLOBAL
Nuestro país es un líder minero,
sin lugar a dudas, reconocido internacionalmente por la producción y exportación
de commodities, en el mercado global. Estando en el primer puesto como productor
de oro en Sudamérica. Ocupando, el segundo lugar a nivel de Latinoamérica; solo
siendo superado por México. Y nos ubicamos, octavo en el mundo, como productores
del metal precioso. Alcanzando la producción del metal brillante, en nuestro
país, las 200 toneladas anuales.
Como productores de cobre,
ocupamos el tercer puesto en el mercado global. Produciendo alrededor de 3
millones de toneladas aproximadamente. Teniendo como meta inmediata recuperar
nuestro segundo lugar que legítimamente nos corresponde, por la potencia que
nos da nuestras reservas cupríferas. Y, siendo más audaces, debemos luchar por
ser los primeros en el mundo, superando en producción a Chile. Existen las condiciones
materiales, técnicas y de recursos humanos para lograrlo. Teniendo la capacidad
necesaria para alcanzar tamaño objetivo. Asimismo, nos mantenemos en el tercer
lugar, en el mercado mundial, como productores de plata. Siendo segundos, en el
mercado global, como productores de molibdeno y zinc. Y cuartos como productores
de plomo.
Por otra parte, según el «Catálogo
de Minerales Críticos y Estratégicos del Perú para la Transición Energética»,
elaborado por el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET), nos
muestra que de los 17 minerales críticos indispensables que se necesitan para
la transición energética en el mundo, el Perú ya produce 8 de ellos, como el
cobre, la plata, molibdeno, grafito, zinc, plomo, hierro e indio. Garantizando
una cobertura trascendente de los minerales más demandados en el mercado
internacional.
GRANDES RESERVAS DE LITIO EN PUNO
Asimismo, hay que tener en
consideración que tenemos grandes reservas de litio en la región de Puno. Con
una producción proyectada de 84 mil toneladas anuales, según información
proporcionada por el Prospecto Falchani, que se pretende implementar
próximamente con una inversión de 800 millones de dólares. Como, también, se
tiene la presencia en el sur andino del país de depósitos inmensos de tierras
raras ligeras, como el cerio, lantano, praseodimio, niobio y samario; y tierras
raras pesadas, como el Europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, herbio,
tulio, iterbio y lutecio, que van hacer demandadas, de manera urgente, por el
mercado mundial, principalmente, por los países industrializados, que necesitan
de estos insumos para mover sus industrias.
Por otro lado, según un informe
expuesto por el INGEMMET, que corrobora información que consolida la riqueza
geológica existente en el país, sosteniendo categóricamente: «El Perú cuenta
con una cordillera andina rica en rocas volcánicas y plutónicas, una larga
tradición minera, estabilidad geológica, infraestructura en expansión y demanda
mundial asegurada. Sin embargo, -recomienda- para aprovechar todo ese
potencial, se necesita invertir en exploración, con visión científica,
promoviendo la formación de nuevos geólogos y mejorando los procesos
regulatorios para que los proyectos avancen sin trabas innecesarias»
(Energiminas, junio 2025).
Teniendo en consideración que la
actividad minera es neurálgica para el desarrollo y crecimiento económico de
nuestro país, ya que representa el 14% del Producto Bruto Interno (PBI),
constituye el 58 % del total de las exportaciones, por un valor de 45,000
millones de dólares, aportando el 19% de los tributos empresariales, que ayudan
a sostener el erario nacional, es menester, de urgente necesidad, de parte del
Estado y del gobierno de turno, ponerle la debida atención al sector extractivo,
en un momento de enorme oportunidad que se presenta en el mercado mundial, para
el país, con los altos precios de los minerales; logrando poner en práctica el
desarrollo de políticas públicas de
envergadura, que apuntalen la estabilidad política, tan venida a menos
en estos momentos; disminuyendo las tensiones sociales, brindando seguridad;
generando, de tal manera, confianza en la inversión privada, como principal
motor del desarrollo económico de la nación. Incrementándose de tal manera el
empleo y el consumo interno, apuntando a disminuir ostensiblemente la pobreza,
cerrando brechas históricas.
PROMOVER LA INVERSIÓN PRIVADA
En comparación con la bonanza
minera de inicio del siglo XXI, podemos afirmar, de manera trasparente y
honesta, que actualmente la inversión privada en el sector minero ha caído
vertiginosamente, en casi un 50% aproximadamente. En ese entonces, la inversión
privada en el sector extractivo alcanzó la fabulosa suma de 9,000 millones de
dólares anuales, que permitió que la producción del cobre pueda duplicarse en
ese periodo. Hoy en día, la inversión apenas llega, a duras penas, a los 5,000
millones de dólares anuales. Habiendo condiciones más favorables para una
considerable expansión en el sector. Por lo que no se puede lograr trabajar
nuevos proyectos, contentándonos con mantener los ya habidos. Tampoco, se
estimula la ampliación de los yacimientos que lo necesitan. Habiendo caído
considerablemente la exploración. Esta situación es relativamente grave, que
merece de manera urgente ser revertida, para poder fortalecer el sector,
garantizando el desarrollo y crecimiento de la industria minera en el país.
DIÁLOGO CON LAS COMUNIDADES
Teniendo presente que el impacto
económico de la minería se traduce en empleo, reducción de la pobreza,
captación de divisas por exportaciones, equilibrio de la balanza comercial,
recaudación fiscal y la ampliación del mercado interno, es sumamente necesario
realizar acciones estratégicas que permitan estimular el crecimiento del sector
extractivo, como por ejemplo, acabar con la tramitología, que frena el avance
de los proyectos impidiendo su desarrollo, con un exceso de licencias
burocráticas. Así como lograr un entendimiento con las comunidades, utilizando
el diálogo, y la redistribución de los beneficios de manera equitativa,
cerrando brechas y promoviendo el desarrollo rural altoandino, tratando de que
todos salgamos ganando. Asimismo, desarrollando un combate frontal contra la
minería ilegal, depredadora del medio ambiente, que promueve la extorsión, el
sicariato y la trata de personas. Desarrollando un trabajo ordenado y
persistente, con la Minería Artesanal y de Pequeña Escala, promoviendo su
formalización, logrando promulgar la Ley MAPE, que los ubicará dentro de la
Gran Familia Minera, en convivencia pacífica con la mediana minería y gran minería.
Siendo un desafío que deberá cumplirse.
En esa dirección, nos pondremos a
la altura de la gran oportunidad que nos ofrece el mercado mundial,
aprovechando los altos precios de los minerales. Ocasión, sin lugar a dudas,
que nos beneficia tremendamente, y que nosotros los peruanos, dueños de un país
minero no lo podemos desaprovechar. Es un momento histórico decisivo, que nos permitirá
-si lo sabemos manejar bien- alcanzar el progreso y bienestar que nuestro
pueblo necesita, logrando de manera sostenida el desarrollo económico. Estando
convencidos que el presente es de trabajo y el futuro será nuestro.
(*) Periodista
