Por: Enrique Soto Roca (*)
La guerra comercial arancelaria
promovida por el gobierno norteamericano, comandado por el presidente Donald Trump,
no solamente ha creado incertidumbre, inquietud y zozobra en el mercado global;
sino que ha permitido poner de manifiesto, poniéndose al descubierto
abiertamente, que un Nuevo Orden Económico Mundial está en marcha. Debido a que
el mercado internacional ya no es el mismo que el de hace 30 años atrás; donde tras
la caída de la Unión Soviética en 1991, no había un solo país en el mundo que
pudiera competir con EEUU de Norteamérica. Generándose una unipolaridad, que
permitió impulsar con singular fuerza y vehemencia la globalización, la
integración, el libre mercado, los Tratados de Libre Comercio, la
competitividad y la división internacional del trabajo. Esa era la ideología económica
y política de ese entonces. Metas y objetivos que actualmente están siendo
dejados de lado, siendo reemplazados por el proteccionismo y el nacionalismo,
con la aparición de nuevas naciones emergentes desarrolladas y prósperas, que
disputan la hegemonía y control global del mercado.
Las naciones avanzadas en el
mundo se oponen a aceptar y seguir las reglas de juego que existían y regulaban
el mercado internacional en décadas pasadas. Argumentando subrepticiamente que
estas les perjudican su desarrollo como nación. Empezando a implementar
políticas proteccionistas, alentando y promoviendo el nacionalismo. Generando
un desconcierto en el comercio mundial, dificultando la promoción del intercambio
global de bienes y servicios entre los pueblos y comunidades que existen en
este planeta.
Por lo que el Fondo Monetario Internacional,
en su último informe, anuncia, que se está viviendo el inicio de una nueva era
para la economía mundial, que está poniendo fin al régimen de globalización.
Manifestando, que «los aranceles dañan a todos los países», reducen el
crecimiento, la inversión e innovación, promoviendo la caída del precio del
petróleo, dólar y bolsas financieras.
El arancel efectivo, que ha
puesto EEUU. a las importaciones es superior al que se impuso en la Gran
Depresión de 1930.
Considerando que, la subida de
los aranceles, es una medida desesperada del gobierno republicano
norteamericano, que en vez de ayudar a salir de su situación de crisis
económica y política en la que se encuentra, contribuye a profundizarla.
Entendiendo que sus índices macro-económicos, como su endeudamiento, que se
ubica por encima de su Producto Interno Bruto (PIB), superando los 130%,
amenaza presentarse como impagable; así como su abultado e inmanejable déficit
fiscal, mantenido durante varios años; han promovido una desaceleración en el
crecimiento de su economía. Creando desajustes y desequilibrios, que alientan
la inflación y la recesión, males cancerígenos para la economía de una nación.
Pretendiendo equivocadamente que, con un shock arancelario, van a lograr
revertir su déficit de la Balanza Comercial, y recuperar al país de la crisis
en la que se encuentra sumergido. Olvidando que los aranceles constituyen -según
la teoría económica- un shock negativo de oferta para la economía que los
impone. Creyendo, que los males que
padecen vienen de afuera, no aceptando realistamente, que son producidos en su
interior; debido a la implementación de gestiones gubernamentales deficientes
de políticas macroeconómicas, a lo largo de las últimas décadas.
No considerando lo que recomienda Perre-Olivier Gourinchas, economista y Consejero Económico y Director del Departamento de Estudios del FMI, quien sostiene que «las perspectivas de crecimiento de las naciones podrían mejorar de forma inmediata si los países relajan su actual postura comercial y se esfuerzan en forjar nuevos acuerdos», («La Economía Global entra en una nueva era»).
Estamos viviendo una coyuntura extremadamente
crítica y difícil, que ahuyenta las inversiones en el mercado global,
estimulando la incertidumbre y el escepticismo. Promoviendo el desempleo, factor
cardinal que desincentiva el consumo en todas las naciones, empujándonos hacia
una recesión mundial. Golpeando tremendamente la calidad de vida de todos los
seres humanos que habitamos este planeta. Impidiéndonos el progreso y
bienestar.
En tal sentido, el FMI, ha
realizado un ajuste en su proyección de crecimiento global para este año 2025,
de 3.3% que venía considerando a 2.8%. Asimismo, proyecta un crecimiento para
este mismo año de 1.8% para EEUU y 4% para China. En tanto a la Eurozona le
otorga un crecimiento de 0.8%.
Sin embargo, «pese a la
desaceleración que se está registrando, el crecimiento mundial se mantiene muy
por encima de los niveles de recesión», sostiene el FMI.
Esto no impide que el comercio
mundial se proyecte a la baja, disminuyendo la actividad, mientras EEUU. y
China sigan enfrentados en una guerra comercial arancelaria. No arribando a un
entendimiento de armonía y convivencia. Actuando con prudencia, procediendo a
sentarse diplomáticamente a revisar y proponer acuerdos. Actitud con la que
todos saldríamos ganando. Estando convencidos que, a través de la cooperación
mutua, implementadas a través del diálogo civilizado, se resolverán todos los
conflictos, alcanzando una paz duradera y sostenible. Reconociendo la nueva
realidad actual que se está viviendo, totalmente distinta a la que existía hace
tres décadas. Dando inicio a la estructuración de un Nuevo Orden Económico
Mundial, que debe tener como fundamento la cooperación.
(*) Periodista
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