Por: Enrique Soto (*)
No hay diálogo con “el
traidor de Vizcarra”, mientras no se cancele la licencia de construcción
otorgada a la empresa Southern, para el Proyecto minero Tía María, ha
sentenciado, el gobernador Elmer Cáceres, de la región Arequipa.
En esa perspectiva, el
proyecto minero, que podría significar un relanzamiento de la inversión
privada, con inyección de grandes capitales, dentro de una economía paralizada,
se ha convertido en una papa caliente, con pronóstico reservado.
Este lunes 15, se inició
en el Valle de Tambo, un paro indefinido, con el lema: “Agro Sí, Mina No”; con
el propósito “no negociable”, de lograr la cancelación de la licencia de
Construcción del Proyecto Minero Tía María, por parte de la empresa Southern; a
pesar que esta ha manifestado que no iniciará dicha construcción otorgada por
el estado peruano, mientras no se logre la licencia social, que significa la
aprobación de la población.
Por su parte, cabe
mencionar, que el gobierno cometió un grave error, dejándose presionar por el
sector empresarial, representado en la Confiep, al otorgar la licencia de
construcción, sin antes hacer “la consulta previa”, y lograr obtener la “licencia
social”, a través del convencimiento y la utilización del diálogo, como debe
ser en un gobierno democrático.
Ahora la situación de ha
complicado. Utilizar la fuerza, para lograr el cometido se haga realidad la
inversión privada, no es lo más adecuado, ni lo más prudente. Por mas que se
quiera argumentar, el uso del principio de autoridad. Dicha disposición sería sumamente
peligrosa. Recordemos lo que sucedió en el 2015, donde hubo varios muertos.
A pesar que el Ministro del Interior, Carlos Morán, ha manifestado a Vizcarra,
que esas muertes no se van a volver a repetir. Que ahora actúan con estrategia
y mas profesionalismo.
Tampoco es hora de los
insultos, para ver quien saca mas provecho del conflicto. En tal sentido, las
frases vertidas por el gobernador Cáceres, son desproporcionadas y en nada
ayudan a resolver el enfrentamiento. Por el contrario, lo agudiza y alienta.
Creemos que es el momento de corregir la postura, buscándole solución a la
encrucijada.
Tal como está la
situación, antes que se recaliente y se funda el motor (hablando
metafóricamente), es necesario, por no decir urgente, que se instaure el diálogo,
sin mas condiciones y prerrogativas. Sentarse a conversar es un asunto de gente
civilizada dentro de un estado democrático, donde nos escuchemos e
intercambiemos ideas.
Ya marcó la pauta la
empresa Southern, manifestando que no iniciará la construcción del proyecto, si
no logra la licencia social, que no es otra cosa que el consentimiento de la
población.
¿Hay necesidad que se
revise minuciosamente el Estudio de Impacto Ambiental, con el que se le otorgó
la Licencia de Construcción? Pues hagámoslo. Todos estamos de acuerdo que no
queremos un desarrollo minero tradicional, como se venía haciendo en décadas
pasadas, que dejaban las áreas donde operaban hecho un basural. Eso no se
quiere reeditar. Y se exige estándares internacionales, de producción minera,
supervisada y fiscalizada.
Cuidar el medio ambiente,
se ha vuelto una necesidad de sobrevivencia humana. Y en ello debemos ser
intolerantes. Pero impedir, la inversión minera limpia, donde halla la posibilidad
de hacerla, podría convertirse en algo que atente contra el desarrollo
económico del país, cuando estamos padeciendo un proceso de desaceleración
económico. Y las proyecciones de crecimiento para este año, cada mes
retroceden. De 4.5% que pronosticaron el BCR y el MEF, a principios de año,
ahora dudan y ubican el crecimiento 3% y 3.5%. Algo alarmante, que no resuelve
la pobreza y alienta el desempleo.
La situación económica que
estamos padeciendo en el país, no amerita manipular políticamente un conflicto como
el que se está presentando. Seamos responsables. No arrastremos a la población
a enfrentamientos, donde al final de las batallas, todos vamos a ser
perdedores.
Ganar y ganar, es la nueva
alternativa, de los tiempos actuales. Por eso no tenemos otra salida que
sentarnos a dialogar. Negociemos: Qué me das, qué te doy y busquemos
soluciones. El país entero, estará muy agradecido, si se supera este
enfrentamiento, y se encuentre un acuerdo satisfactorio. Hagamos todos los
esfuerzos necesarios para hallar una salida. La violencia a nada bueno nos
conducirá. Seamos realistas hagamos lo imposible.
(*) Periodista
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