lunes, 1 de octubre de 2018

SIN GANAS DE VOTAR

Por: Enrique Soto

El próximo domingo 7 de octubre, todos los ciudadanos mayores de 18 años, estamos obligados a ir a las urnas a depositar nuestro voto para elegir a las nuevas autoridades ediles y regionales, que conducirán las respectivas administraciones locales en todo el país. Sin embargo, parece -según percibimos la conducta de los electores- no tener ganas para ir cívicamente, de manera voluntaria, a participar de un hecho tan importante, para seguir en el camino de la consolidación de la democracia en el país.

Y, es muy importante, preguntarnos a qué se debe semejante indiferencia, y falta de ánimo para intervenir con entusiasmo en esta gran fiesta cívica. La respuesta es evidente: La gran mayoría de electores se sienten defraudados por la conducta de los políticos, considerando que casi todos los actores políticos buscan su propio provecho y desean ardientemente un cargo en el estado, con el simple propósito de querer enriquecerse, dejando olvidado su vocación de servicio a la comunidad y la lucha por alcanzar el bien común, objetivos básicos del quehacer político.

Es así como, estas elecciones municipales y regionales, hallan al pueblo peruano sumergido en una crisis política y moral, que aún parece todavía no tocar fondo. Ya que a cada hora aparecen nuevos hechos, sucesos, revelaciones y decisiones que aumentan el caudal de la incertidumbre y amenaza inundar a la colectividad y arrastrarnos al despeñadero.

Sin embargo, consideramos que no todo está perdido por la mala conducta en el quehacer político, desarrollada por personajes innombrables como el juez César Hinostroza y el fiscal Pedro Gonzalo Chávarry (quien hace rato ya hubiera renunciado al cargo de Fiscal de la Nación, por vergüenza propia), teniendo esperanza que el futuro tiene que ser revertido. Para tal efecto, consideramos que la iniciativa que ha tenido el Ejecutivo, en plantear cuatro reformas cardinales, es el comienzo de una larga lucha que recién empieza.

Por ello, es necesario, y conveniente que el 4 de octubre esté aprobado por el Congreso:La reforma del Consejo Nacional de la Magistratura; El financiamiento de las campañas políticas; La bicameralidad en el Congreso y la no reelección de congresistas. Para que luego sean consultadas al pueblo peruano, a través de un Referéndum. Esto consideramos vital, y también el comienzo, de una serie de reformas urgentes que el estado requiere para consolidarse, modernizarse y ser mas ágil y eficiente en el quehacer administrativo de la nación.

Acabar con la corrupción, es un mandato sumamente urgente. La tarea no va ser fácil, pero sí necesaria, si queremos recuperar la credibilidad perdida, y hacer que el pueblo peruano vuelva a interesarse por el quehacer político y a participar activamente en el proceso de desarrollo y consolidación de la democracia. Y esto solo va ser posible si logramos consolidar y desarrollar sus instituciones que la sostienen.

Por ello, debemos seguir firmes en el deseo, que todos los que se hallen culpables y responsables –a partir de los audios revelados- sean procesados y sancionados ejemplarmente, con la Ley en la mano, dentro del marco normativo y constitucional que nos otorga el estado de derecho, de una organización social y civilizada. Pero sí con severidad, sin blindaje político, como ya se ve que se quiere realizar, para proteger a algunos altos funcionarios. Eso no debemos permitirlo. El país en su conjunto está por encima de intereses particulares y de grupo. “Caiga quien caiga”, es la frase exacta que avanza por los pasadizos de la corrección, la honestidad y la moralidad.

Hagamos todo lo necesario, para no volver a ver  en próximas elecciones esa apatía que hoy percibimos y nos duele, de no querer con ganas y voluntad propia, acudir a las urnas a emitir nuestro voto, sino fuera por la amenaza de la sanción. Creemos sinceramente que en el futuro la participación electoral en nuevos comicios debe ser facultativa, donde el ciudadano vaya voluntariamente a las urnas a elegir a sus nuevas autoridades, como un deber cívico.

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