Por: Enrique Soto
La pregunta histórica que lanzó Mario Vargas Llosa, a cerca del país: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”, a través de su singular personaje, Santiago Zavala, periodista del diario La Crónica, en su universal novela “Conversación en la Catedral”, nos hace repensar en lo profundo de la realidad nacional, cada vez que se presentan crisis gigantescas de pronóstico reservado, que amenazan hundir en un mar turbulento, la institucionalidad democrática, que recién empieza a constituirse, como la escandalosa aparición del caso Odebrecht, que ha puesto a dos generaciones de políticos en salmuera y, a los tres últimos gobiernos en la picota.
Después de haber creído
que habíamos superado un nefasto periodo de corrupción estructural promovida
por la dictadura Fujimontesinista en una década de oprobio e ignominia, volvimos
a ser sorprendidos por este flagelo en los tres últimos quinquenios, según
testimonio de la propia empresa, que señala que en este periodo otorgó a las
autoridades peruanas, para ser favorecida con licitaciones alrededor de 29
millones de dólares. Suma que, según algunos analistas, no está sincerada,
teniéndose en cuenta que la Firma, se benefició con más de 3 mil millones de
dólares en obras, sobrevaluadas a su precio real, en mas del cien por ciento. Obteniendo
jugosas ganancias.
Este escándalo de
corrupción que remece las estructuras del poder en el país, es de dimensiones
incalculables. La situación recién comienza. Sin embargo, es de suma
importancia analizar y comentar la coyuntura, para ayudar de alguna forma a
comprender lo que está pasando, ya que lo sucedido afecta severamente, la caja
fiscal y a la nación en su conjunto, y a todos los más de 30 millones de
ciudadanos peruanos.
Al toro por las
astas
En tal sentido, creemos
que la plaga que se ha presentado debe ser combatida con mayor intensidad y rapidez. Cosa que no se está
haciendo, de manera decidida, a pesar de contar con abundante información al
respecto, y con los recursos económicos suficientes y necesarios como para
profundizar investigación en casos que lo amerite. El Ministerio Público, está
actuando con muchos reparos y con una timidez generacional, que impide agarrar
al toro por las astas, impidiendo la impunidad. En tal sentido, el dicho a
voces que se hará justicia, “caiga quien
caiga”, se está convirtiendo en un saludo a la bandera.
La verdad tiene que
salir a flote, sancionándose como debe ser –dentro del Estado de derecho, y
respetando el debido proceso-a los responsables del grave daño causado al país
afectando sus intereses económicos principalmente, y todo lo que ello significa
para su desarrollo y bienestar.
La clase política
se halla en una situación de emergencia. Como nunca antes, la población
mayoritariamente, sospecha a estas alturas de todas las tiendas políticas y de
sus operadores, habiéndoles retirado su confianza. Estas circunstancias no son
nada buenas para el futuro. Ya que sin confianza casi nada se puede realizar de
manera sostenida. Menos en una sociedad como la nuestra que tiene instituciones
endebles, fláccidas y de poca efectividad. En tal sentido, es bastante probable
que este estado de cosas haga desaparecer a
toda una generación de políticos, que al no estar en condiciones de
defender los intereses nacionales, inclinándose mas por la defensa de los interés
particulares, familiares y de grupo van a ser expulsados por mandato del pueblo
organizado.
¿Dónde está el
gobierno central?
Nos preocupa
sobremanera la forma como viene actuando el gobierno central, con respecto a
este grave problema, con tibieza y de manera timorata, hace rato que las
cuentas de la empresa corruptora, debieron de ser paralizadas, exigiendo de
manera inmediata una indemnización, cuantificada en función del daño causado, cancelándosele
para siempre cualquier vinculo contractual con nuestro país. Así como actuar
con rapidez, investigando a las empresas asociadas nacionales, con las que se
hicieron alianzas para sacar adelante las licitaciones. Tengamos en cuenta que
el representante de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, se ha puesto en estado
de derecho en Brasil, y recién va a empezar a delatar a los funcionarios
beneficiados, al incluirse en un proceso penal en su país de colaboración
eficaz, para amortiguar el golpe. Los nombres saltarán como naipes sobre la
mesa de negociaciones, según las necesidades y los intereses de los actuantes,
que no necesariamente son equivalentes a los del Estado peruano.
Todos los gobiernos
implicados-según los delatores, en Brasil- han dicho yo no fui. El primero en
manifestarse fue el ex- Presidente, Alan García, quien no se halla en el país,
dijo desde España: “Muy bien que la Fiscalía
de la Nación los mande a la cárcel. Ratas como esas ensucian grandes obras que
sirven al pueblo”. Toledo, por su parte, un día antes, de hacerse público
su implicancia, abandonó el país. Humala y Nadine, se demoraron un poco, y
ahora gestionan su salida. Nadie quiere quedarse en el Perú. Lo que sucede
es que las papas han empezado a quemar, y,
por tanto, todo puede ocurrir. Parecen calcular que las cosas son mas fáciles manejarlas
desde afuera que estando aquí adentro.
Rebelión en el Apra
En ese zarandeo,
las bases del partido de la estrella se han declarado en rebelión, ya que la incómoda
situación nacional, salpicada por la corrupción de la empresa brasileña, los
halló a los “compañeros” en un proceso de profunda crisis institucional, en la
que se pugna por el cambio y la renovación dirigencial, en donde el control del
partido de Alfonso Ugarte es un punto estratégico de poder. Tal es así que
siendo ya en cuatro oportunidades que se
postergaba el congreso de Apra para la
renovación dirigencial, Enrique Cornejo decide confrontar a Alan García, acusándolo
de que era él, el promotor de la oposición para que no llegase a ser el nuevo
secretario general del partido, y arremetió diciendo que el partido estaba
secuestrado, en estas circunstancias, se destapa, que hombres de confianza de
Enrique Cornejo, uno era su vice ministro, Jorge Cuba Hidalgo, cuando era
responsable de la cartera de Trasportes y Comunicaciones en el gobierno de
Alan, estaba implicado en la corrupción, habiendo recibido tres millones de
dólares de Odebrech, para que le den la licitación de la Línea Uno del tren. El
Apra, controlado por García, aprovecha muy bien la coyuntura, para promover que
Cornejo sea suspendido en su militancia y sea procesado por la Comisión de Ética
del partido. Allí se encendió la hoguera, que amenaza convertir en una bola de
fuego, que acabaran en cenizas a toda la organización política que fundara Haya
de la Torre. Y solo quedará la grita: ¡El
Apra nunca muere!
Salvar el país
Por ello decimos
que la delicada situación por la que atraviesa el país a partir del fenómeno de corrupción promovido por la
empresa Odebrecht es alarmante, y compromete seriamente a las diferentes
instituciones del Estado, llámese Ministerio Público, Poder Judicial, Congreso
de la República, Gobierno Central, obligándolo a hacer su trabajo
verdaderamente como lo exige el velar por la defensa de los intereses de la
nación y de su comunidad de manera
conjunta. Realizando investigaciones rápidas y certeras, y tomando decisiones
valientes y oportunas para que los delincuentes no se nos escapen. Asimismo, comprometer
el trabajo de las empresas nacionales que
trabajaron asociadas con la empresa corruptora, para que pudieran
alcanzar información importante que permita esclarecer de manera acelerada los
hechos, sería vista como un acto de patriotismo.
Por último, en este
enredo en que han metido al país, ex gobernantes y políticos mafiosos, el rol
que deben desempeñar las tiendas políticas es de suma importancia, y de gran
trascendencia, principalmente, y eso queremos destacar ,la Nueva Izquierda, representada
formalmente por el Frente Amplio; así como los sectores democráticos y
patrióticos que aman el país, deben luchar denodadamente porque se investigue a fondo a los responsables de este latrocinio,
y se les sancione severamente, de acuerdo al marco normativo, salvaguardando
sus derechos humanos, sin envilecimientos.
En tal sentido, es
necesario un pronunciamiento claro, coherente y conciso, que dé muestras de
pulcritud y honradez en la gestión pública, que se ponga de manifiesto que no
hay aprovechamiento alguno. Manifestando abiertamente que no se escoltará, ni
se blindará a nadie, y los rumores que corren, que la gestión de Susana Villarán,
cuando fue Alcaldesa de Lima, estuvo comprometida en actos de corrupción con la
empresa brasileña, deben ser aclarados a tiempo .Nadie debe estar exento de
investigación, cuando haya dudas. Ya que la gestión pública debe de
desarrollarse siempre de cara a la ciudadanía. Ya es tiempo de rendir cuentas
al pueblo organizado, y de trasparentar las gestiones, si en verdad queremos
avanzar sostenidamente en un ambiente democrático y de plenas libertades
políticas y económicas.
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