Por: Enrique Soto Roca
Una mega crisis política sin precedentes,
en lo que va de este gobierno nacionalista presidido por Ollanta Humala, se ha presentado
esta semana, poniendo en graves aprietos la estabilidad democrática
institucional del país, por lo que algunos analistas políticos señalan que “se armó
la pampa”, como una forma de expresar
las impredecibles repercusiones que esta
pueda traer como un vendaval incontenible.
¿Cómo sucedieron los hechos que
han puesto en apuros la política nacional? ¿Qué situaciones graves han acontecido
para poner en jaque la estabilidad democrática del país? El fondo del asunto es
la falta de tino, prudencia y experiencia en el manejo de los asuntos de Estado
por parte del gobierno, que se ven reflejadas en decisiones políticas torpes y
autoliquidadoras que son muy bien aprovechadas por la oposición, en una
coyuntura electoral que empezó con fuerza.
Este tsunami político, comienza
dando sus primeros atisbos, con la renuncia de la vicepresidenta y congresista
de la República, Marisol Espinoza al nacionalismo, confirmada con la
publicación de una carta que esta le envía a la Presidenta del Partido Nadine
Heredia, por el semanario Hildebrandt en sus Trece. Este hecho fue catalogado, en
el quehacer político, como un terremoto
para la estabilidad de la pareja presidencial y un duro golpe para el gobierno. Uno de sus
mejores cuadros en posición expectante, y en cargo estratégico de dirección
nacional de gobierno, como la vicepresidencia de la República, abandonaba el
barco partidario, para afirmar su autonomía e independencia, manifestando de
esta manera su total desacuerdo por la forma como se venía conduciendo el
gobierno, y poniendo fin a los continuos maltratos que era objeto.
La situación comenzó a empeorarse
cuando el ministro de Justicia Gustavo Adrianzén, estaba a punto de ser
censurado por el Congreso, através del debate de una moción presentada, por
pretender silenciar a la procuradora especializada en lavado de activos Julia Príncipe,
por lo que se vio obligado, antes que ello suceda, a renunciar irrevocablemente
al cargo. Pero ,antes de irse, comete un error gigantesco en asuntos de Estado,
destituir del cargo sin razón valedera a la procuradora Julia Príncipe, con la
anuencia, que confirma su rúbrica, de Ollanta Humala y la de su Presidente del
Consejo de Ministros Pedro Cateriano. Esta situación incendió la pradera, porque
fue vista por la ciudadanía como una decisión que golpea los esfuerzos de lucha
contra la corrupción, y que la encarnaba una mujer honesta como la procuradora Príncipe.
Con estas acciones a cuestas se caldearon
los ánimos del quehacer político nacional, desatando la incertidumbre. El
pueblo presiente que con estas decisiones se pretende blindar a la primera dama
y presidenta de Partido Nacionalista Nadine Heredia, que viene siendo investigada
por el Ministerio Público por lavado de activos. Esta delicada situación de
gobierno, que hace tambalear el quehacer político ha permitido que muchas personalidades,
líderes de opinión y políticos salgan a expresar su malestar. Beatriz Merino, ex
Defensora del Pueblo, no tardó en decir enfáticamente: “Yo soy Julia Príncipe”.
Asimismo, cuadros importantes del nacionalismo se mostraron en contra de las
decisiones tomadas. Tal es así, que Ana Jara manifiesta a través de su cuenta
en twitter: “¿Era necesario, prudente, oportuno, tomar la decisión de cesarla
en su cargo? En lo personal, me muestro crítica? Lo mismo hace Daniel Abugattás,
congresista de la República: “Esto es un disparo a los pies. Ha sido una
torpeza.” Como podemos comprender a través de estas manifestaciones, las
decisiones poco racionales de este gobierno nos ponen al borde de la
inestabilidad institucional.
Por su parte, Keiko Fujimori, una
de los candidatos de mayor peso a ganar las próximas elecciones, se ha
expresado de manera radical, en el sentido que el Presidente Humala debe alejar
a su esposa del cargo de primera dama, por usurpar funciones de gobierno que desestabilizan
la democracia. Asimismo, Alan García, candidato por cuarta vez a la Presidencia
de la República, por el APRA, sostuvo, refiriéndose a la destitución de la
procuradora: “No se atreve a decirlo (Adrianzén) pero saca a la Dra. Príncipe
por orden de la reina”. Estas declaraciones sacaron de quicio a la primera
dama, quien arremetió con todo diciendo que se está consolidando una alianza
aprofujimorista. Y con respecto a las declaraciones de Keiko manifestó: “Aquí
no hay impunidad, señora Keiko, esa impunidad es la de su familiares… Usted
usurpó el lugar de su madre sin ningún remordimiento”. Esta lucha política por
el poder tiende a radicalizarse sin miramientos. Sin embargo, lo que preocupa
al ciudadano de a pie, a raíz de esta mega crisis, es la profunda inestabilidad
política y el derrumbe de la democracia que el pueblo peruano no lo va a
tolerar, y va a responder con la misma vehemencia como actuó para traerse abajo
a la dictadura fujimontesinista, porque sabe del gran valor que significa una
democracia.
La situación política, de esta
semana, termina empeorando la defensa de los intereses de la pareja
presidencial, cuando el Tribunal Constitucional falló a favor del recurso de
agravio constitucional presentado por el procurador del Ministerio Público ante
el fallo del 43 Juzgado Penal de Lima. Declarando se proceda a investigar a
Nadine Heredia por el presunto de lavado de activos. Teniendo, como premisa que
la Comisión del Congreso que investigó a Martin Belaúnde Lossio, ex asesor de
Ollanta, halló responsable a la primera dama del delito de lavado de activos. Estos
hechos, ponen a la pareja presidencial, entre la espada y la pared, de allí su
desesperación, debido a su falta de capacidad para gobernar y resolver asuntos
de Estado.
La temperatura puede aumentar, haciendo
convulsionar al paciente, si es que el Congreso aprueba la interpelación del Presidente
de Consejo de Ministros Pedro Cateriano, por haber manifestado en tono
desafiante que el presidente Humala pudo haber disuelto el Congreso, si hubiera
querido. Pero, parece que el fujimorismo, inteligentemente, lo quiere pasar por
alto, para no atizar la hoguera. Su vocero, ha manifestado que ellos no van a
promover esa interpelación, por lo que no se alcanzaría con los votos
suficientes, para acometer tamaña hazaña. Esto nos da a entender que empieza la
mayor oposición a poner paños fríos a tremenda calentura. Sinembargo, valgan verdades
la cosa no está resuelta, y es necesario que Pedro Cateriano, tienda puentes,
para estabilizar la convulsión política, dando de esta manera confianza a la
ciudadanía, que la democracia, que tanto nos ha costado instituirla, no va s
ser interrumpida por ningún motivo, convocando, oficialmente, las próximas
elecciones, en la fechas establecidas, y respetando escrupulosamente el
cronograma programado por los órganos electorales respectivos. Así mismo, debe quedar claro que
la lucha contra la corrupción no debe detenerse, dando todo el apoyo a los
procuradores para que cumplan con su objetivo. La persecución al corrupto debe
ser implacable, tenaz “Caiga quien caiga”,
como dice en su libro el ex procurador José Ugaz.
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