Por: Enrique Soto Roca (*)
Debido a la falta de liderazgo e
incapacidad por parte de nuestros gobernantes para resolver y enfrentar
acertadamente los continuos actos de corrupción y violencia desbordada, el
ciudadano de a pie se pregunta con insistencia, en medio de una campaña
política electoral que ya empezó: ¿Quién será el nuevo presidente? Sin
atreverse a responder tan desafiante interrogante.
Después de una lucha denodada y
sin cuartel, que desarrolló nuestro pueblo, recuperamos la democracia en el
2001, instalando un gobierno de transición presidido por el ilustre ciudadano
Valentín Paniagua. En 1990 caímos en manos de una mafia, que en 1992 se
convirtió en una tiranía, que tuvo la audacia de “disolver” el Congreso de la
República y modificar sustancialmente la Constitución Política del estado,
promulgada a través de una Asamblea Constituyente. Fuimos vilmente engañados y
traicionados, por una mafia corrupta, más conocida como el fujimontesinismo.
En el 2001, es ungido como nuevo
presidente constitucional democráticamente elegido Alejandro Toledo. Renace la
democracia en nuestro país y empieza el proceso de consolidación de nuestra
economía, que había devastada. Siguiendo los cánones democráticos Alejandro
Toledo se releva con Alan García, representante del PAP en el 2006, que por
segunda vez llega a palacio con un espíritu de rectificación, ya que su primer
gobierno fue un desastre, que es atribuido
a su falta de experiencia y a su juventud.
En el 2011, Alan García le pasa
la posta al Comandante EP (r) Ollanta Humala, quien asume el mando y dirección
del estado peruano, después de haber derrotado electoralmente a Keiko Fujimori
en segunda vuelta. Volvimos a ser engañados.
Después de promocionarse en todo
el país con una postura de centro izquierda, y de incorporar a grandes sectores
progresistas en su movimiento, da un giro espectacular hacia el centro-derecha
y desembarca a las huestes de izquierda que lo apoyaban una vez que llegó al poder.
Es decir, después de promover y crear grandes expectativas en la población con
su proyecto “La Gran Transformación”, que era popular, progresista y desarrollista,
aparece con su “Hoja de Ruta”, una propuesta mediatizada y sin mayores
alcances, en función de las grandes reformas que el país exigía. Todo esto hoy
le pasa la factura. Conga y Tía María son producto de esta farsa. El desborde
popular es producto de las insensateces de este gobierno que no fue coherente
con la población que hoy le reclama. Estamos a un año aproximadamente, de
cambio de mando, en la que todos los ciudadanos peruanos nos aprestamos a
elegir al nuevo presidente. Empezamos a vivir un clima electoral y/a revivir
todas las mentiras y demagogias que algunos candidatos nos manifiestan con el
fin de lograr su objetivo. A quince años de experiencia democrática el
ciudadano peruano, se ha vuelto más consiente a la hora de emitir su voto y por
consiguiente actuará con más criterio y responsabilidad.
Sin embargo, por otra parte,
queremos saber que opciones tenemos para elegir al nuevo presidente y cuál es
su consistencia para ser reconocido como candidato, ya que reza la frase
bíblica: “Muchos serán los llamados pero pocos los elegidos”. Tener
en cuenta que algunos consideran que el país se encamina hacia un narco estado,
como el mejicano. Esto debido a los ingentes recursos económicos y financieros
que este ilícito negocio mueve en el país y que puede comprar partidos
políticos completos.
Según CPI, Keiko Fujimori, PPK y
Alan García son los candidatos favoritos a través de la opinión pública, en las
próximas elecciones presidenciales. Es decir más de lo mismo. En tres décadas
de quehacer político nacional no hay renovación. Ni en la derecha, ni en la
izquierda, menos en el centro. Los mismos caudillos de siempre enquistados en
sus capillas. ¿En verdad, esto es todo lo que nos ofrece el menú electoral
próximo? Sí y sólo sí nosotros lo aceptemos, hay otras opciones que podrían ir
creciendo en la medida que los ciudadanos lo promovamos y luchemos
denodadamente contra los grandes medios de comunicación masiva en un desafiante
“boca a boca”, algo que parece imposible pero que puede dar sus frutos.
Sin embargo, es bueno aclarar:
Keiko no presenta nada nuevo para atraer al elector salvo la excarcelación de
su padre, preso por el delito de lesa humanidad. Alan García, aparte de poder
consolidar el desarrollo económico, podría aprovechar estratégicamente, para
relanzar el partido, ya que es uno de los más organizados que tenemos en el
país. La actitud de haber hecho participar a todos los ciudadanos para elegir a
los dirigentes regionales del partido es algo encomiable. PPK es un vocero
conservador y de extrema derecha, que no va a dudar en dar mejoras al gran
capital. Eso de declararse de centro izquierda, es una mentira más que los
ciudadanos estamos acostumbrados a escuchar de los políticos tradicionales. No
sé con qué criterio el Partido Comunista-Patria Roja se ha reunido con PPK, es
que han creído eso de llamar a sus seguidores “camaradas”. PPK no es nuevo en
gestión pública. Recordemos que fue ministro de estado hace más de 30 años.
Por otra parte, sostenemos que el
panorama electoral que estamos viviendo no se muestra aún nítido. Aún tiene sus
nubarrones y sus neblinazos. No sabemos el rol que van a jugar los seguidores
de Humala organizados en el Partido Nacionalista, que están atravesando una de
sus peores crisis intestinas, en la que no se sabe si Ana María Solórzano, Ana
Jara y/o Daniel Urresti, los representarán como candidatos a la presidencia.
Todos están moviéndose con premura en pos del poder, pero la pareja
presidencial está minada, y son poquísimas las opciones de triunfo.
Los sectores minoritarios como
Perú Posible tiene a un Alejandro Toledo en la picota. Semi muerto, por el caso
Ecoteva. PPC no tiene mayor fuerza que en Lima, y aquí se reduce al distrito de
San Isidro. No da más. El pastor Lay va a hacer un esfuerzo descomunal por
lanzar su iglesia al ruedo electoral. Esperamos que Dios lo coja confesado. Y
la izquierda puede ser una opción, siempre y cuando sea pragmática y menos
ideologizada y lance un candidato de consenso y de manera unitaria impulse un
Programa Único de Gobierno: Gregorio Santos, hoy preso en Piedras Gordas, Marco
Arana y/o Verónica Mendoza, pueden ser candidatos de consenso.
Sin embargo, el proceso electoral
amenaza ser desproporcionado, con una fuerte carga de polarización, donde el
más fuerte tratará de imponerse en función de su poder financiero. En eso hay
que tener mucho cuidado. De nosotros depende elegir al más apto.
(*) Periodista. Analista Político