Por: Julio Garazatúa Vela.(*)
A
escasos meses de llevarse a cabo las elecciones regionales y municipales y ante la información en los medios de
comunicación sobre presuntas conexiones del crimen organizado con autoridades
regionales y locales como el caso del actual Presidente Regional de Ancash, César
Álvarez, sindicado como responsable de graves hechos de corrupción, es preciso
que el gobierno central asuma con autoridad el control del Estado.
Este
nuevo escándalo nacional que ha motivado la rápida e inusual intervención de
las instituciones del Estado: seguridad, justicia, contraloría, etc. nos
recuerda lo siguiente: primero, que estos casos deben ser investigados con
prontitud y en forma exhaustiva, para sancionar drásticamente a los responsables
y a los culpables, para desterrar de
una vez y para siempre la costumbre que los casos de corrupción a nivel político
siempre terminan en impunidad; segundo, que el llamado Proceso de Descentralización, hasta la fecha no logra la finalidad para el cual fue creado, en razón que después de
más de una década de iniciado este proceso, no se vislumbra el desarrollo
integral, armónico y sostenible del país, mediante la separación de
competencias y funciones, y el equilibrado ejercicio del poder por los tres
niveles del gobierno en beneficio de la población; al contrario, en la práctica
se observa que la aplicación de las
normas y procedimientos establecidos, no se ajusta al espíritu de la ley, y por
ende no coadyuva al fin propuesto. Tercero, este libertinaje político y presunto
delito económico con dineros del Estado descubierto en la Región Ancash,
demuestra que el proceso de regionalización tal como se está llevando a cabo
actualmente viene propiciando una suerte de “feudalismo” regional , donde los
presidentes regionales creen tener la atribución de manejar este ámbito
territorial a su antojo, sin control de ninguna clase; arrogándose incluso la
potestad de confrontar con el Gobierno Central en algunos asuntos de Estado; comportamientos que si no se corrigen a tiempo
pueden generar conflictos no deseados en las demás regiones, como el suscitado en Cajamarca
y otras en proceso de gestación.
¿Por
qué se comete este tipo de delitos continuamente?; por varias razones, entre
ellas: si bien es cierto que las normas,
procedimientos, funciones y atribuciones que orientan el desempeño de los
gobiernos regionales se encuentran expresadas en la Ley de Regionalización No.
27867, también es cierto que estas normas no se cumplen adecuadamente, en razón que los órganos de fiscalización y
control, como el Congreso de la República y la Procuraduría General de la República ,
entre otras, encargadas de supervisar y
orientar la aplicación de estas normas en el ámbito regional hasta su total implementación, no actúan con
la seriedad , oportunidad y responsabilidad necesaria que les exige el cargo,
lo cual propicia que los propios gobiernos regionales distorsionen la interpretación legal de estas
disposiciones, para manejarlas de acuerdo a sus pretensiones personales y políticas
partidarias; y al parecer se interviene
solamente cuando los medios de comunicación presentan casos evidentes de corrupción
administrativa.
Otro
aspecto que se debe tomar en cuenta es,
que si existe una norma vigente que
prohíbe la reelección inmediata en el
cargo de presidente de la república, justamente para evitar este tipo de
excesos políticos y de corrupción
administrativa, con mayor razón se debe aplicar esta misma norma a los presidentes
regionales, para prevenir que los
futuros candidatos regionales pretendan enquistarse en el cargo, lo cual
evitaría resucitar la figura eterna de los caciques regionales que tanto daño
han hecho en otras épocas, y se daría la
oportunidad a otros líderes regionales que refresquen la política nacional.
Además,
la Constitución Política del Perú, en su Titulo II-Del Estado y la Nación; Capitulo I-Del Estado, la
Nación y el Territorio; articulo 43, expresa entre otras cosas: “el gobierno
del Perú es unitario, representativo y descentralizado y se organiza según el
principio de separación de poderes”. Asimismo el artículo 188, dice: “La
descentralización es un proceso permanente que tiene como objetivo el
desarrollo integral del país”; y el articulo 190, expresa: “Las regiones se
constituyen por iniciativa y mandato de las poblaciones pertenecientes a uno o más
departamentos colindantes”. Todas estas normas, y otras contenidas en los
dispositivos legales vigentes sobre el tema, deben ser interpretadas en su verdadero
sentido jurídico-político; sin olvidar que el Perú es un Estado Unitario, no un
Estado Federal, conceptos que deben ser
claramente entendido por los candidatos a los gobiernos regionales, para no
confundir ni generar comportamientos equivocados posteriormente.
De
igual manera, la Secretaria de Descentralización
de la Presidencia del Consejo de Ministros presentó en agosto del 2011, la
“Propuesta del Plan Nacional de Descentralización y Regionalización 2012-2016”,
el mismo que fue aprobado por el pleno, en el que señala en su quinta política
de Estado, el objetivo necesario de impulsar: “grandes regiones territoriales
para el desarrollo”; siendo una de sus metas: “elaborar y someter a debate el
nuevo Plan Nacional de Descentralización y Regionalización 2012-2016”. Poniendo
especial énfasis en la etapa que apunta a mejorar las políticas implementadas, a proponer una nueva gestión pública
descentralizada para el desarrollo, así como fortalecer las
instancias de los gobiernos subnacionales y su articulación con el gobierno nacional. Al
parecer, esta iniciativa no ha sido atendida
ni debatida por el Congreso de la
República hasta la fecha, esperando quizás que el problema explote para luego
actuar como siempre, tardíamente.
¿Qué
hacer ante esta problemática?, el escritor Fernando Sabater dice que: “el
limite no existe, tenemos que ponerlo nosotros. Así sabemos cuáles son las
cosas que no debemos hacer, y tomamos
conciencia de donde están los excesos”. Tomando como premisa esta reflexión, es
necesario que el gobierno asuma con autoridad el control del Estado; que las
instituciones cumplan con eficiencia y eficacia la verdadera función para la
cual fueron creadas, y no fragmentarlas con tareas inocuas. Pero el Estado no
muestra expectativas de cambio, continúa lento, burocrático y ajeno a los
problemas elementales de la sociedad. Decir que este caso de corrupción regional
está en manos de la justicia y que debemos esperar el resultado de las
investigaciones, es minimizar el problema que tiene otras aristas; pero los
políticos no lo enfrentan directa ni decididamente, tal vez por desconocimiento de las consecuencias políticas
futuras; o por intereses de otra índole que se mimetizan en ambiguas declaraciones públicas;
o no se atreven a tratar los problemas por su nombre, por las duras criticas de
los grupos de poder interesados en
mantener el statu-quo a través de los medios de comunicación,
cuando se dice la verdad. Pero indudablemente los hechos hablan por sí solos.
(*) Crnel. PNP (r)
(*) Crnel. PNP (r)
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