martes, 21 de mayo de 2013

UN ESTADO PANZÓN

Por: Enrique Soto (*)

“Queremos un Estado atlético que suba al cerro, y no un Estado panzón”, ha dicho metafóricamente el presidente Ollanta Humala, para ironizar a sus competidores, exaltando sus actitudes físicas para movilizarse rápidamente. Sin embargo, la velocidad con la que se desplaza no logra contagiar a una burocracia pesada, lenta, aletargada, ineficiente y poco proactiva, enquistada en un Estado panzón, muy bien dicho.
¿Por qué tenemos un Estado sin visión, ineficiente, lento, burocratizado, sin metas y objetivos a largo plazo? ¿Es que tenemos un gobierno carente de virtudes de buena gestión y eficiencia gerencial?
Hace mas de diez años aproximadamente vivimos un crecimiento económico continuo, con un  promedio del 6% del PBI anualmente. Alcanzando una renta per cápita de 10,500 dólares y las Reservas Internacionales Netas alrededor de 67 mil 500 millones de dólares, con una balanza comercial positiva, cuyas exportaciones alcanzan los 45 mil millones de dólares. Sin embargo, hace unos meses, desde finales del año 2012 según algunos analistas, hemos empezado a experimentar un proceso de desaceleración, debido a la afectación de las inversiones privadas -en especial las mineras- la inoperancia, burocratización e incapacidad del sector público y los continuos conflictos sociales.
De no atacar estos males rápidamente la situación puede empeorar  y toda la bonanza económica vivida desvanecerse. Aún estamos a tiempo de capear el temporal y reencausar la buena marcha de nuestra economía por la senda del crecimiento constante y sostenido, realizando las profundas y necesarias reformas, como la del Estado que es la madre del cordero.
Debemos tener en cuenta que los precios de las materias primas se mantendrán en niveles relativamente altos, dado que no se espera que la economía China profundice su desaceleración.
Es necesario promover la inversión privada, motor del crecimiento económico, que genera empleo, incentiva el consumo y provee tributación. Con reglas claras, que generen confianza, factor necesario para estimular el crecimiento. Con justa razón el presidente Ollanta, ha dicho a través de una entrevista, para un diario mexicano, realizado por el empresario Mario Vásquez Raña, cuando le pregunta a qué factores atribuye el “auge económico”, él responde, “creo que uno de los temas importantes es la generación de confianza. Un concepto –agrega- que es un poco como el aire: mientras lo tienes no sientes que te falta, pero basta que te falte un poquito y ya te desesperas”. Estas afirmaciones acertadas tienen que tener coherencia, en base al modelo económico que se está aplicando, las cuales necesitan pulirse y afinarse para poder darle impulso al crecimiento autosostenido y permanente. Con confianza todo es posible, sin ella se genera especulación e incertidumbre, caos y confusión. Y la economía se desploma.
La inoperancia del sector público tiene que ver con una rápida y profunda reforma del Estado. Que no podrá ser de manera inmediata, pero si hay que iniciarla radicalmente con un proyecto transparente y de largo aliento para que sea continuado por otros gobiernos. Ya que esta burocratización, inoperancia e incapacidad del Estado no va a ser cambiada de la noche a la mañana sino que se requerirá de muchos años y de la dación de varias leyes efectivas.
Reformar el Estado es equivalente a pretender  hacer una revolución en el sector público, la cual no será fácil pero es necesario.
Finalmente, para capear la desaceleración económica y tener un Estado atlético, ágil y no panzón, debemos tener una visión de futuro, es decir respondernos a la interrogante ¿Hacia dónde queremos ir?, ¿Hasta dónde queremos llegar? Preguntas claves y determinantes, porque sino sabemos hacia donde vamos por mas que corramos y seamos ágiles avanzaremos sin rumbo   y seremos como un barco a la deriva. Por ello es de suma importancia que el gobierno defina el rumbo, dejando de lado enfrentamientos domésticos de carácter electoral, que son para el 2016.
(*)Periodista

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