lunes, 7 de enero de 2013

“POR DIOS Y POR LA PLATA” ¡SÍ, JURO!

Por: Enrique Soto (*)
“Si quieren tener un buen Congreso páguenle bien y si no, revóquenlo!, ha manifestado sin inmutarse el congresista José Luna Gálvez, tercer vicepresidente de la mesa directiva del parlamento nacional, ante los periodistas que lo abordaron en la puerta del Hemiciclo, contrariamente a lo que preconiza, que un parlamentario debe tener una remuneración de Un Nuevo Sol, como la que él supuestamente recibe.
La ratificación del aumento de la asignación por función congresal de 7 mil a 15 mil nuevos soles, ha permitido que los ingresos mensuales, de manera total, de un parlamentario asciendan a 30 mil nuevos soles. Equivalente a 41 salarios de un peruano que percibe la remuneración básica. En un momento, cuando todos creíamos que iban a dar marcha atrás corrigiendo tan grueso error. Decisión que ha significado, como dice Cecilia Blondet, de Proética, una “vergüenza”, calificando a los congresistas de “caraduras”.
Esta repudiable decisión trae a la memoria lo sucedido hace algunos años, cuando un reciente elegido padre de la patria, al juramentar dijo: “Juro por Dios y por la plata”.
Es mas resulta hasta insultante a la inteligencia ciudadana, cuando el presidente del congreso Víctor Isla, asegura que el aumento busca consolidar la institución, señalando asimismo que con dicho incremento los 130 parlamentarios harán mejor su trabajo congresal, fortaleciéndose de esa forma la representación. Lo que no quiere ver Isla es que con esta fatal decisión, ha quedado desestabilizado políticamente este primer poder del Estado, poniéndose de espaldas a la realidad, frente a un pueblo que lo abuchea y repudia, situación peligrosa para la estabilidad y fortalecimiento de la democracia, que en esta fase de la historia republicana es la mas prolongada con 12 años continuos, desde que se reinstaló en el 2000 con la caída de la dictadura fujimontesinista.


El aumento de este fondo no equivale a gastos de representación, sino es un incremento de sueldo, realizado de manera encubierta, hecho poco transparente y falto de ética. Ya que de haber sido mas inteligentes, para exigir el reforzamiento económico en su labor parlamentaria, dejarían que se les fiscalice, a través de la rendición de cuentas. Este saqueo de las arcas fiscales es un desafío presupuestal. Situación que no se justifica con la labor realizada en 18 meses de ejercicio. Ya que el desempeño ha sido mediocre. La decisión trascendente, de gran envergadura política y de estabilidad institucional no han querido resolver como es la de elegir a los miembros del Tribunal Constitucional, Banco Central de Reserva y Defensoría del Pueblo, debido a actitudes mezquinas y contrarias a los intereses generales de la nación.
Esta institución llamada Congreso de la República, con 130 curules y con esta desacertada actuación, está totalmente devaluada y ha tocado fondo. Necesita de una reforma o reingeniería para rescatarla como un baluarte estratégico de soporte democrático. Es necesario mantener esta institución como eje democrático pero de manera renovada. Ya que como sostiene el congresista Javier Diez Canseco “El Congreso está perdiendo piso y credibilidad”, advirtiendo que se está fomentado un desequilibrio de poder, que puede crear un escenario para el cierre del Congreso, como ocurrió en el año 1992, coincidiendo de esta manera con el parlamentario Abugattas quien sostuvo que “se están dando las condiciones para cerrar el Congreso”. Declaraciones delicadas que hacen pensar seriamente sobre la coyuntura política nacional y el qué hacer para superar este desatino y profundo bache que vamos a recorrer para consolidar nuestra endeble democracia.
Por su parte, Augusto Alvarez Rodrich, se pregunta: ¿si existen condiciones para un quiebre democrático? Respondiéndose que: “No parece, pero en estos casos lo mejor siempre es estar alertas”. En otro  momento, Fernando Tuesta Soldevilla, politólogo de la PUCP señala que “está calando en la población que no es necesario tener Congreso para gobernar y que una dictadura puede ser mejor”. Todos estos comentarios y opiniones expresan una gran preocupación por la inestabilidad y vulnerabilidad de nuestra democracia. Poniéndose de manifiesto lo endeble que es, pero que esta situación llegue a afectar la gobernabilidad, es asunto mayor.
En esta coyuntura de inestabilidad política es necesario plantear una salida dentro del marco legal y del estado de derecho. La mayoría de la población está de acuerdo  en realizar reformas para salir adelante y afirmar nuestra democracia. Así como, estamos de acuerdo que el actual Congreso está devaluado. En tal sentido, consideramos prioritario realizar la propuesta inicial de Gana Perú, reformando la Constitución del 93, que nos rige actualmente, y convocando a una Asamblea Constituyente, instaurando dos Cámaras, la de Senadores y la de Diputados a fin de devolverle la majestad al Congreso de la República. Creemos sinceramente, que esta salida es la mas saludable.
Creemos que ha llegado la hora y el momento para empezar a consolidar las instituciones. A partir de las crisis, nacen las reformas y aparecen los grandes cambios. Es necesario, conveniente e histórico que levantemos banderas ante la incapacidad y la mediocridad  y levantemos las banderas del cambio. La Gran Transformación es una urgencia en nuestro país. Empecemos por preparar todo lo necesario para convocar a la Asamblea Constituyente. Ya que los padres de la patria, con algunas raras excepciones, han fracasado y no van a tener autoridad moral para oponerse, ante la avalancha ciudadana que así lo exige.
(*) Periodista

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