miércoles, 23 de enero de 2013

¿EL FIN DE LAS IDEOLOGÍAS?

Por: Enrique Soto (*)

El Banco Mundial acaba de pronosticar que el Perú será uno de los países que liderarán el crecimiento de Latinoamérica en el 2013, con un PBI de 5.8%. Situación que debe generarnos contento, ya que nos pone por encima de la tendencia de crecimiento económico de Brasil con un 3.4%, México con 3.3%, Chile 5.1%, Colombia 3.8% y Argentina 3.4%. Es mas como si fuera poco lo anunciado, el Fondo Monetario Internacional, ha señalado a nuestro país como el de mayor expansión en América con un 6.2% de crecimiento para el año que acaba de concluir. Y para cerrar con broche de oro “el milagro económico peruano” el ministro de Economía y Finanzas Luis Miguel Castilla, es destacado ocupando el primer lugar en el ranking de Mejores Ministros de Finanzas de América Latina que ha elaborado la prestigiosa revista América Economía, superando a sus homólogos de Chile y Colombia, que se ubicaron en el segundo y tercer lugar respectivamente.

Sin embargo, el éxito económico que vive el Perú, a partir de sus indicadores referenciales macroeconómicos, no va de la mano con el éxito político y la consolidación de la democracia. ¿Por qué sucede esto? ¿Qué pasa en el ámbito social para que el boom económico no se vea reflejado en mejores condiciones de vida? ¿Por qué la democracia sigue siendo endeble, inestable y precaria? ¿Por qué los partidos políticos no dan signos de vida organizada y sus políticos tienen actitudes mediocres, antidemocráticas y corruptas que promueven el desprecio de la colectividad? ¿Por qué la instituciones gubernamentales mas representativas están en constante deterioro e inestabilidad? , constituyen algunas preguntas que el ciudadano se formula ante una coyuntura de crisis política, moral y de deterioro social. Según las encuestas realizadas, la gente de a pie, no cree mayoritariamente en los partidos, en los políticos, ni en las instituciones gubernamentales, porque consideran que nos sirven para resolverles sus problemas. Razones no les faltan. Hace poco el Congreso de la República, hizo un papelón mediático, queriéndose aprovechar en beneficio propio de los ingentes recursos públicos, duplicándose el sueldo, tuvieron que retroceder de manera vergonzante ante la avalancha popular, sin embargo, esta obligada corrección no los resarce de su indigna decisión. Para muestra un botón, la abuelita de la Vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza, es beneficiaria del  Programa pensión 65, cobrando como persona indigente. Asimismo, se detecta que un congresista manda a uno de sus colaboradores que le paga el estado, para que cuide a su anciana madre. Por estas actitudes, las instituciones representativas del estado peruano, los partidos políticos y los propios políticos están atravesando una de sus peores crisis. Situación que necesita ser encarada con un proceso de profundas reformas que  modifique radicalmente este estado

En medio de este caos de nada sirve que tengamos éxito económico, ya que este será momentáneo e insostenible. Por lo que es necesario, tener coraje y valentía y agarrar al rábano por las hojas y hacer: La Gran Transformación con justicia social. Refundando la República garantizaremos el desarrollo y crecimiento económico con sostenibilidad.


"Carecemos de una clase política concientizada en sólidos y profundos ideales. Mas bien se ha caído en el pragmatismo. ¡Qué me das! ¡Cuánto te doy!, parece que esto fuera el fin de las ideologías".

Partamos del hecho que el Congreso de la República está quebrado, política y moralmente y es deber ciudadano reformarlo de manera profunda y radical. Y eso solamente es posible convocando a una Asamblea Constituyente, que permita fortalecer la democracia y este primer poder del estado, devolviéndole su majestad e investidura  restableciendo las dos Cámaras: de diputados y senadores. De esa forma el quehacer político volverá a su cauce.

Asimismo, es necesaria la restructuración de los partidos políticos. Esta actitud no va a provenir de los jerarcas, sino del torrente social organizado, el cual debe ser impulsado por los jóvenes, ya que ellos son los que poseen el ímpetu y la transparencia para realizar la gran transformación  social que el país necesita. 

La función de los partidos políticos debe ser permanente y sus estructuras deben estar orientadas a la eficiencia, consolidación de la democracia y desburocratización, dejando de ser únicamente operativos y funcionales solamente en épocas electorales en donde los beneficiarios son los improvisados y oportunistas. Es preciso dotar de una connotación verdadera al rol social y político de los partidos, cuya esencia es la de un pequeño estado, dentro de otro mas representativo como es la nación.

Soy un convencido que esta tarea será realizada por la juventud, quienes ya empezaron la gran obra. Un grupo de jóvenes políticos de diferentes partidos se han organizado en un gran frente social denominado Waynakuna, Foro de Juventudes, con el propósito de enfrentar política e ideológicamente al Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (MOVADEF), que según ellos, representa la reivindicación de un pasado lleno de terror, que de ninguna manera puede resurgir. Promoviendo una campaña: “Perú contra el terrorismo”. Esta tarea que apunta al fortalecimiento de la democracia y a la consolidación de la institucionalidad, ningún partido se atrevía a fomentarlo, tuvo que nacer de abajo, de los jóvenes, quienes sin ningún apoyo económico sostenido, se lanzaron al ruedo.

Carecemos de una clase política concientizada en sólidos y profundos ideales. Mas bien se ha caído en el pragmatismo. ¡Que me das! ¡Cuánto te doy!, parece que esto fuera el fin de las ideologías. Adiós al pensamiento, adiós a la teoría, todo es praxis. Algo totalmente descabellado, ya que la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción existen al margen de nuestra conciencia individual. Toda estructura tiene una supra estructura que interactúa en un orden dialéctico. Por ello, para que los partidos sean fuertes es necesario construirles una sólida supra estructura, es decir una fuerte ideología que sintetice el accionar político y le de mística, valor, orgullo y dignidad al militante. Sin ideología el partido está totalmente debilitado y el rumbo a seguir no es claro, por tanto se extraviará en el quehacer político. Esta ideología no es producida por unos cuantos iluminados, sino que nace, crece y se desarrolla al calor de las luchas sociales que día a día se realizan.

El partido político tiene que tener  una misión y visión de país. Debe estar claro hacia dónde tenemos que ir para alcanzar el progreso, el desarrollo y el bienestar social, para ello los militantes deben prepararse permanentemente, sólo así evitaremos tener gobernantes improvisados, políticos oportunistas y corruptos, única herramienta para garantizar el desarrollo sostenido del país.
(*)Periodista

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