domingo, 26 de julio de 2015

RUMBO AL BICENTENARIO

Por: Enrique Soto Roca (*)

Este 28 de julio celebramos el 195 aniversario de vida republicana independiente. La patria se llena de júbilo y nuestra bandera roja y blanca flamea en lo alto en todos los rincones del territorio. En costa, sierra y selva se oye, en todo momento, un solo grito: “¡Viva el Perú!”.

Es un momento trascendente, más allá de las efemérides, para reflexionar sobre nuestra historia, sobre lo que hicimos, lo que dejamos de hacer y lo que debemos hacer ahora y en el futuro. Estamos muy cerca de celebrar doscientos años de vida independiente, dos siglos de haber roto las cadenas del colonialismo, que tanto daño y sufrimiento causó a nuestros pueblos.

El 2021 debe servir para hacer un balance profundo, exhaustivo y rigoroso sobre nuestra independencia política, para lo cual debemos de prepararnos en estos seis años que nos queda.


Adiós a la dictadura, bienvenida la democracia

En 1980 empezamos una nueva etapa en el devenir histórico de nuestra patria. Después de cancelar un periodo de doce años de dictadura militar, inauguramos una incipiente democracia, que algunos sectores políticos no la aceptaron por considerarla una manifestación burguesa, que de nada serviría para resolver los problemas cruciales que padece la mayoría del pueblo peruano.

En tal sentido, surge Sendero Luminoso y el MRTA. La violencia política y terrorista empezó a ser pan de cada día. El pueblo peruano vivió cerca de veinte años acosado por dos fuegos cruzados, por un lado los que defendían el nuevo orden establecido y su incipiente y endeble democracia, y por otro lado, los que no aceptaban este nuevo régimen y querían derribarlo violentamente a cualquier costo. Al grito de “salvo el poder, todo es ilusión” hacían explotar dinamita por doquier, haciendo volar en pedazos a ciudadanos inocentes, en incruentos atentados terroristas. El pueblo vivía en zozobra, atemorizado, sin saber qué hacer.

Por su parte, los militares queriendo combatir el mal, lo empeoraban, todos eras sospechosos, y muchos inocentes eran desaparecidos, torturados y ejecutados extrajudicialmente.

La situación era incierta y la crisis económica que padecíamos nos hundía más. Vivíamos una recesión crónica, que el gobierno de Alan García, con el propósito de incrementar la demanda interna, la convirtió en una inflación desbordante. La crisis económica estaba fuera de control. El país era un caos. Nuestros mejores recursos humanos empezaron a abandonar el país en busca de mejores opciones en el mundo. Así, íbamos perdiendo a nuestros más valiosos talentos.

Es necesario recordar estas circunstancias para poderlas analizar profundamente y saber cómo hemos llegado hasta donde estamos.

El Autogolpe

En 1990 asume el gobierno Alberto Fujimori, después de haber derrotado en las urnas, en segunda vuelta, al escritor Mario Vargas Llosa. Entra con una concepción distinta de hacer política, en comparación a los regímenes anteriores. Inicia procesos de reestructuración del Estado,  y para detener la inflación galopante, dispara los precios de manera brutal: “el fujishock”, haciendo soltar las lágrimas de las amas de casa.

Con la captura de los líderes senderistas y de los altos dirigentes del MRTA, se empezó a tener cierto control de la situación, que fue aplaudida por la población.

El deterioro político del Congreso de la República, por su improductividad constante oposición a las medidas del régimen, fue aprovechado por Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos, para planificar su cierre e imponer una dictadura civil a través de un autogolpe. Es así como el 5 de febrero de 1992 las Fuerzas Armadas rodean el Congreso y lo toman por asalto. La operación resultó un éxito, el pueblo despolitizado apoyaba la medida, ya que consideraba a los congresistas como zánganos.

Ahí empezó la tragedia política, aunque se cuidaron de mantener una estabilidad económica. El país empezaba a recuperarse gradualmente, a pesar que la violencia política y terrorista no cesaba.

Amparados en su impunidad dictatorial, empezaron a hacer lo que les vino en gana. La imaginación y creatividad desbordante para hacer el mal del asesor Vladimiro Montesinos se puso en marcha aceleradamente. Se consideraron amos y dueños del erario nacional, y empezaron a tener en cuenta al Estado Peruano como su negocio, que tenía que brindarles alta rentabilidad.

Para acabar con el terrorismo no escatimaron esfuerzos para arrasar con los derechos humanos, violentaron el Estado de Derecho. Torturaron y ejecutaron inocentes. Implementaron los jueces sin rostro para condenar terroristas, saliéndose del marco legal. Renunciaron a los fueros internacionales. Nadie tenía derecho de fiscalizar su conducta política en la administración del Estado Peruano. Esto fue de la mano con la corrupción. La corrupción se volvió una política de Estado: “Todo se compra, todo se vende”, decía Vladimiro, más conocido como “el doctor”. El dinero del erario público se empezaron a levantar por costales. Se compraron todas las editoriales de la mayoría de medios de comunicación masiva así como se editaban pasquines diarios que colgaban en los quioscos de todo el país, para distraer la atención del ciudadano común y corriente en asuntos intrascendentes: “los psicosociales”. Es decir, se había organizado un aparato malvado, que movía los hilos desde el SIN para controlar el Estado y su nación en su conjunto, obteniendo buenos resultados durante una década. Diez años les duró el negocio del mal. Cuando quisieron continuar cinco años más, la pus brotó a borbotones. Apareció un video donde se veía que, en una sala del SIN, Vladimiro repartía a diestra y siniestra el dinero de todos los peruanos.

El régimen cayó. Hoy Vladimiro y Fujimori están presos, pero dejaron una escuela que ensucio el alma de la política peruana, y nos costará muchos años limpiarla y revertirla.

Recuperando la Democracia

Con la caída del régimen fujimontesinista se recupera nuevamente la endeble democracia y la precariedad institucional del Estado. Se instala un gobierno de transición que lo preside Valentín Paniagua. Mediante elecciones abiertas y directas, salen elegidos Alejandro Toledo: 2001-2006 y, luego, nuevamente es elegido en un segundo gobierno, Alan García: 2006-2011.

Recién en esta última fase se inició nuestro crecimiento económico sostenido y continuo durante diez años: 2003-2012, en un promedio de 6% anual. Esto significó que nuestras Reservas Internacionales Netas (RIN) hayan crecido por encima de los 60 mil millones de dólares, y hayamos acumulado en el Fondo de Estabilización Fiscal (FEF), creado en 1999, alrededor de 18 mil millones de dólares, que podrían ser utilizados en situaciones en donde necesitemos impulsar la economía.

Asimismo, la inversión extranjera directa creció de 3 mi millones de dólares en 1994 a 12 mil millones dólares durante el 2012. Nuestro Producto Bruto Interno (PBI) está alrededor de los 200 mil millones de dólares y nuestras exportaciones han crecido de manera considerable, pues se han triplicado.

Todo esto debido al boom de los precios internacionales de los minerales, que subieron considerablemente en los años de bonanza y crecimiento, ya que somos el tercer producto mundial de cobre, plata y zinc, y el sexto de oro.

Con Ollanta no pasa nada

Continuando con la reflexión por este 195 aniversario patrio de nuestra independencia, consideramos que este último gobierno de Ollanta Humala no ha realizado nada significativo para consolidar nuestra economía y, debido a su falta de capacidad para gobernar, estamos viendo que ésta se le va de las manos, no pudiendo controlar un proceso de desaceleración y/o enfriamiento económico.

Las medidas que promueve no son acertadas, por ser mediocres y poco audaces. Tenemos ingentes recursos económicos para acometer con fuerza y gran decisión, como incrementar significativamente la inversión pública, pisando el acelerador para que éstas se implementen rápidamente. Parece que las dos grandes obras de inversión que tenemos en pie, como la Línea 2 del Metro de Lima, con alrededor de 6 mil millones de dólares de inversión, y el Gaseoducto del Sur, con aproximadamente 4 mil millones de inversión, ya no son suficientes para reactivar la economía.  Esta inversión aproximada la tenemos que triplicar en los próximos dos años, debido a que tenemos un déficit de inversión de cerca de 60 mil millones de inversión en infraestructura.

Asimismo, debemos incrementar significativamente la Remuneración Mínima Vital (RMV), para dar impulso al consumo interno. Por otro parte, debemos abrir el mercado de capitales de manera agresiva a las micro y pequeña empresas, y dar impulso de esa forma a los emprendedores. Incrementar el presupuesto a los sectores educación y salud es vital pues se encuentran retraídos, creando así un mejor recurso humano, que incremente la productividad. Además, es necesario promover la investigación, para alentar la industrialización del país. Nuestros productos ya no tienen que ser exportados como simples materias primas, pongámosles valor agregado, de esa forma se incrementará la calidad y el precio.

Rumbo al 2021

Sirva pues este aniversario patrio, para meditar y ver la forma de cómo preparar al país y a nosotros mismos para llegar triunfadores al 2021. En estos seis años nuestro país tiene el reto de modernizarse y llegar como un país desarrollado a esa fecha. Esto solo va a ser posible si revertimos el proceso de desaceleración que estamos padeciendo. Somos líderes en la región, lo cual nos debe alentar a ser audaces en el manejo económico. Impulsemos lo que tenemos a mano y lo que sabemos hacer. Desarrollemos la minería con alta tecnología que no contamine el medio ambiente. Promovamos la agricultura a gran escala, con productos de gran impacto en la alimentación mundial, que son requeridos por el mercado internacional.  China e India son los nuevos y más grandes mercados del mundos, que se ubican en la cuenca del Pacifico, del cual nosotros somos parte. Saquémosle provecho a nuestra buena ubicación geopolítica.  Somos la puerta de entrada a Latinoamérica y de salida al Asia, el futuro de la humanidad. Asimismo, hay que promover el turismo y la gastronomía, evitando cometer errores descomunales, como los cometidos por este gobierno al no participar en la feria gastronómica más grande del mundo, realizada en Milán, con la concurrencia de cientos de países de todo el planeta. Esas equivocaciones son fatales, que las disculpas de un premier no las superan económicamente.  En economía de mercado, un error es aprovechado por la competencia. Asimismo, hay que impulsar el sector energético (gas natural y recursos renovables). Si dinamizamos todos estos sectores de manera estratégica, estaremos en los ojos del mundo y nos miraran con atención.

Valga pues, este aniversario patrio, para reflexionar a profundidad sobre el futuro de nuestro país, que nos permita celebrar dentro de seis años nuestros doscientos años de vida republicana independiente. Nunca más el colonialismo saqueador. “¡Viva el Perú, carajo!!:﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ Nunca mastores educaco de seis años nuestros doscientos años de vida republicana independiente. Nunca mastores educac”.
(*) Periodista. Analista político

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