Por: Enrique Soto Roca (*)
El pasado 15 de junio, el
presidente del Congreso Eduardo Salhuana, dio por finalizada, la segunda
legislatura ordinaria, correspondiente al Periodo Anual de Sesiones 2024-2025;
anunciando la convocatoria a la instalación de la Comisión Permanente, de Junta
de Portavoces. No habiéndose podido lograr debatir y aprobar -después de
constantes suspensiones- en la Comisión de Energía y Minas del Parlamento,
presidida por el congresista Paul Gutiérrez Ticona, el pre-dictamen de la Ley
de Minería Artesanal y de Pequeña Escala(MAPE). Habiendo podido pasar y quedar
lista (esta nueva propuesta de ley) para su debate y aprobación definitiva en
el Pleno del Congreso de la próxima legislatura. Sin embargo, esto no ha
sucedido; siendo el deseo urgente -por parte del Ejecutivo- de que se tenga una
ley MAPE, antes de que finalice el año 2025, ya que el 31 de diciembre del 2025
debería de finiquitar el Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), que
fue una opción transitoria -que permitió manejar la informalidad del sector-
desde el 2012. Sin embargo, tal con van las cosas, para los entendidos en la materia,
esta meta, continuará siendo una ilusión peligrosa para el Estado peruano.
MINERÍA INFORMAL MUEVE 11 MIL
MILLONES DE DÓLARES
Consideramos que la promoción -por
parte del Estado peruano- de la formalización de la Pequeña Minería y Minería
Artesanal, actividad desarrollada en todo el territorio nacional por alrededor
de un millón de productores informales que existen en el país; y mueven alrededor de 11 mil millones de
dólares, produciendo el 60 % del total de producción anual de minerales en el
país, (estando la mayoría de ellos organizados gremialmente en la Confederación
Nacional de Pequeños Mineros y Mineros Artesanales del Perú. CONFEMIN-PERU) es una
necesidad estratégica, que ayudaría significativamente a dar estabilidad y sostenimiento
a la Industria Minera en general en el Perú de manera integral. Garantizando el
desarrollo y crecimiento económico de las fuerzas productivas que sostienen la
nación. Más aún, si esta formalización, se realiza de manera planificada,
coherente y con justicia social. Como debería ser. Con la participación de
todos los actores involucrados. Teniendo en consideración, que este vasto
sector social y económico ha estado durante décadas abandonado; excluido en su
desarrollo, promoción y protección por parte del Estado, partiendo de allí los
continuos desencuentros (léase conflictos sociales), al sentirse apartados;
actuando por su cuenta al margen del Estado de Derecho. Sin ajustarse a la ley,
el reglamento y la norma jurídica. Habiendo llegado el momento oportuno e
histórico, de promover políticas de inclusión social minera, que exigen las
actuales circunstancias, permitiéndonos, dichas actitudes, asimismo, fortalecer
nuestra democracia y nuestras instituciones tutelares, soportes seguros de una
sociedad competitiva y civilizada.
¿QUIÉN ES PEQUEÑO MINERO Y MINERO
ARTESANAL?
Es necesario precisar, para
contextualizar la situación: ¿Quién es considerado pequeño minero? Aquel
productor de minerales que posee denuncios, petitorios, concesiones mineras,
y/o tiene suscritos acuerdos o contratos con titulares, no mayor a 2,000
hectáreas. Asimismo, debe tener una capacidad instalada de producción y/o
beneficio de hasta 350 toneladas métricas por día. Siendo diferente su
situación la de un Minero Artesanal; quien es considerado como tal, cuando
posee hasta 1,000 hectáreas, y su capacidad productiva instalada, no supera las
25 toneladas métricas al día. Según lo establecido por el Reglamento de Ley
General de Minería.
Este retraso significativo que
estamos viendo, con respecto al avance y desarrollo de la Ley MAPE- ya que
estamos en una carrera contra el tiempo- se debe a intereses contrapuestos de
sectores interesados que no logran conciliar objetivos comunes, que impiden
lograr alcanzar consenso. Sin embargo, los que de verdad desean incorporarse a
la formalidad son conscientes que están en la obligación de arribar a
entendimientos justos y necesarios, que permitirá ordenar de manera definitiva
y para siempre el sector. Estando el Estado, en la obligación técnica y
política de facilitar la transición, con el propósito de incrementar la recaudación
fiscal, ampliando y ordenando el mercado. Asimismo, lograr la pacificación,
controlando y disminuyendo la violencia, promovida por organizaciones
criminales que han invadido la industria minera, a través de la pequeña minería
y minería artesanal, pretendiéndose confundir con los productores informales. E
allí la diferenciación categórica que debemos hacer, con precisión matemática,
de productores informales, de saqueadores ilegales (léase delincuentes).
Habiendo estos últimos penetrado a las instituciones tutelares del Estado
peruano en base al poder económico, con sobornos; comprando conciencias de
malas autoridades.
LA TRAZABILIDAD FACTOR
DETERMINANTE
En tal sentido, el imperio y la
práctica de la trazabilidad es determinante y necesaria. Siendo imprescindible
para garantizar la legalidad, la transparencia y sostenibilidad de la actividad
minera; rastrear el origen y la trayectoria de los minerales a lo largo de toda
la cadena de suministros. Es decir, desde la mina (donde se produce) hasta el
producto final (donde se vende). Todo ello incluye registrar y controlar cada
etapa de producción, procesamiento, transporte y comercialización. Esto es lo
que se pretende realizar con rigor en Pataz, a partir de ultimo acto criminal
registrado en un socavón, donde 13 trabajadores fueron vilmente asesinados por
bandas criminales.
Hay que tener en consideración
que la actividad minera informal en el país no es un problema económico y
social reciente, sino que es un subproducto de la informalidad generalizada que
padece el país en su conjunto en diversos sectores productivos, desde hace
varias décadas, que sobrepasa el 70%. Debido a que tenemos instituciones débiles,
incapaces de ejercer supervisión y aplicación de la ley. Además, por la escasa
y limitada producción de empleo en el mercado laboral formal. Asimismo, no hay
incentivos para la formalización, siendo complejos y costosos los procesos. En
tal sentido, somos un país informal, que requiere reformas profundas y una
reestructuración. Lo que sucede es que en el sector minero escaló de manera escandalosa,
con el alza continua del precio internacional del oro, que promovió la ambición
desmedida y la intromisión delincuencial de organizaciones criminales
transnacionales, que han empezado a generar terror y muerte; promoviendo trata
de personas, sicariato, extorsión, homicidio, robo de tierras, invasiones,
evasión tributaria y lavado de activos. Es decir, la situación se complicó.
Principalmente en la minería, constituyéndose en un problema extremadamente
complejo, que necesita soluciones inteligentes y sabias.
INCLUSIÓN SOCIAL MINERA
Finalmente, sostenemos, que la
formalización minera de la Pequeña Minería y Minería Artesanal, que está en
marcha; tendrá sostenibilidad cuando el Estado peruano asuma la responsabilidad
de desarrollar políticas públicas de inclusión social minera, que deberán
avizorarse en la Ley MAPE, debiendo el país hacer un esfuerzo monumental para
que se apruebe y promulgue este año 2025.
Cuando nos referimos a políticas
públicas mineras de inclusión social, nos referimos al desarrollo del apoyo
integral, a la producción y el desarrollo de la Minería Artesanal y de Pequeña
Escala, apoyándola no solo financieramente, otorgando líneas de créditos a
través del Banco del Nación, con bajas tasas de interés; sino también,
promoviendo la capacitación y calificación de los recursos humanos;
incentivando la investigación y el desarrollo tecnológico, trabajando de la
mano con la academia; así como, promoviendo la comercialización y la búsqueda y
ampliación de mercados. Desarrollando infraestructura, instalaciones de agua
potable y alcantarillado, luz eléctrica, como también, construyendo vías de
comunicación, carreteras, que optimice la interconexión. Promoviendo la
inversión pública y privada en las zonas de influencia minera, levantando
escuelas y hospitales. Promoviendo y garantizando la educación y la salud de
calidad a mediano y largo plazo. Es decir, elevando la calidad de vida de la
población. Actuando de tal manera,
garantizaremos la sostenibilidad del quehacer minero y su desarrollo en el
futuro, asegurando una minería limpia, disminuyendo -con uso de la tecnología-
impactos negativos medios ambientales, protegiendo y cuidando los ecosistemas.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario