Por: Enrique Soto (*)
¿Qué es esto? ¿Qué está pasando
en nuestro país? Sin autoridad, sin Ley. Donde una asonada de lluvia de balas
puede matar a cualquier transeúnte de a pie, sino se pone a buen recaudo. Estas circunstancias de violencia criminal
callejera, que estamos padeciendo, nos hace recordar a la década de los 80,
cuando el país sufría una guerra interna contra la subversión, que finalmente
pudimos combatirla y vencerla, después de 20 años de lucha.
Esta situación no puede continuar.
Siendo urgente ponerle coto; desarticulando a las organizaciones criminales y
capturando a sus conductores. No siendo suficiente solo decir: “El Perú vive
una ola criminal nunca antes vista”, como manifiesta el Ministro del Interior,
Juan José Santibáñez, poniéndose al descubierto, ante una evidente incapacidad.
No habiendo podido hacer algo significativo y acertado, durante su permanencia
en el cargo, para contener esta avalancha de barbarie.
Tenemos que ser más creativos
para combatir la delincuencia; y no seguir en lo mismo, con medidas de poco
alcance, nada estratégicas, que no dan ningún resultado positivo. Es hora de
agarrar al toro por las astas, y lanzar un Plan Estratégico de Inteligencia,
para acabar por todas con estos criminales. Es hora de reinstalar y potenciar el
Grupo Especial de Inteligencia (GEIN). Que fue brazo estratégico de la
Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DIRCOTE), de la Policía Nacional del
Perú (PNP). Contando con solo 88 agentes especializados, fue capaz, esta
institución de mantener en raya a la subversión. Logrando finalmente
desarticularla y derrotarla para siempre.
CON DECLARATORIAS DE EMERGENCIA
NO PASA NADA
Ya hemos experimentado hasta la
saciedad, que los Estados de Emergencia no sirven para nada; implementados
aisladamente, sin los recursos humanos, tecnológicos y financieros necesarios.
Sin embargo, -desde el Gobierno Central y el Ministerio del Interior- se
insiste en la implementación de este tipo de medidas con resultados negativos.
No hay voluntad política para acabar con el mal. Más bien, el Congreso de la
República, parece estimular esta barbarie sangrienta que estamos padeciendo
todos los peruanos, emitiendo leyes y normas a favor del Crimen Organizado.
Algo inaudito, que hace rabiar de cólera e impotencia al ciudadano de a pie.
¿Tanto nos hemos equivocado en elegir a nuestras autoridades? ¿Este es el alto
costo que tenemos que pagar por nuestra equivocación?
Ahora el Ministro Santibáñez (que
cuenta con un 78% de desaprobación –según IPSOS-. Y en diciembre, del año
pasado, el 80% de la población pedía su renuncia al cargo), presenta, de manera
desesperada, a la ciudadanía, 5 lineamientos, para contener la invasión
delincuencial. Siendo todos ellos, desde nuestro particular punto de vista, inoportunos.
Ya que no contienen medidas sustanciales importantes que nos permitan acabar
con el mal que nos agobia.
Sumar 1000 efectivos más. De la Policía
nacional, para Lima, es una broma de mal gusto, para poder contener esa
avalancha de criminales sueltos que deambulan por todo Lima, matando -por
dinero- por doquier. Siendo insuficiente esa dotación.
La incorporación, desesperada de
1,500 licenciados, de las Fuerzas Armadas, a la Policía Nacional, es otra
insuficiencia, en su plan de contención del Crimen Organizado. Además, de ser
efectivos, preparados para la guerra externa, mas no para el cuidado de la
seguridad interna, en contacto con la población.
Movilizar a todas las unidades
operativas de la PNP, como Grupo Especial Contra el Crimen Organizado (GRECCO);
Sub-Unidad de Acciones Tácticas (SUAT); Dirección Nacional de Operaciones
Especiales (DINOES) y Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX); entre
otras, no es más que una buena intención. Sin embargo, no van a poder golpear
estratégicamente a las organizaciones criminales, sino cuentan con el apoyo de
un aparato sólido de inteligencia. Información, es lo que se necesita. Ataque
por sorpresa. Ganar la batalla sin disparar un tiro, sería lo extraordinario,
lo excelente.
Asimismo, declarar en emergencia
todos los suministros logísticos de la Policía Nacional del Perú, para acelerar
la adquisición de pistolas, fusiles, chalecos antibalas y otros pertrechos, es
como poner al gato de despensero. Abriendo, la puerta de par en par, a la
corrupción, que habita como una hiena en las entrañas del Estado. Compras en Emergencia,
es como promover el saqueo del Estado. A menos, que se nombre a una comisión
extra institucional de buenos ciudadanos.
Y finalmente, la suscripción de
convenios con los gobiernos locales, es un saludo a la bandera. En conclusión, los
lineamientos expuestos últimamente, en un estado de psicosis, por el Ministro
del Interior Juan José Santibáñez, no calzan con la realidad. Siendo
insuficiente, contener con estas solas medidas al vandalismo callejero.
Es necesario, para acabar con la
delincuencia, organizada en bandas criminales trasnacionales, implementar un
Plan Estratégico de Inteligencia. Como lo hicimos en los años 80, combatiendo
la subversión. Potenciemos un Nuevo GEIN, con verdaderos efectivos, valerosos,
disciplinados y leales a la institución castrense y a la patria.
Reestructurando la PNP. Haciendo una purga
severa de sus malos elementos. Dotándola de tecnología y recursos financieros
para que puedan operan de manera efectiva. Y así logren resultados favorables, promoviendo
la seguridad interna. Que en estos momentos está en una situación grave. Como
cuando un enfermo esta en cuidados intensivos.
Necesitamos un Nuevo GEIN.
Necesitamos información. Ubicación de los cabecillas de las bandas criminales,
para así poder capturarlos y desarticular sus organizaciones. Y esa información
solo la pueden conseguir agentes especializados. Agentes de inteligencia,
formados para tal fin. Ese debe ser el camino que debemos de seguir, si en
verdad queremos acabar con el sicariato, con la extorsión, con el secuestro,
con la trata de personas, y todos los males que promueven el Crimen Organizado,
que está penetrando -siendo muy peligroso- las altas esferas del poder político
y las estructuras del Estado Peruano.
(*) Periodista