I
Dedicarse al oficio
sempiterno de vendedor es algo maravilloso. Lo digo, con la experiencia
acumulada en más de cincuenta años en la actividad. Me inicie a los diez años.
Aún era un niño, que cursaba el tercer año de primaria, pero sentía, en el
fondo de mi corazón un deseo natural por vender. Quizá sea por la necesidad
babilónica, de aportar en algo, a sufragar el presupuesto doméstico que era escaso.
Éramos pobres. Mi madre, había fallecido, hace dos años. Y mi padre era un
trabajador intermitente. Por lo que fuere, yo empecé a sentir una atracción
divina por esta actividad, que me parecía tremendamente placentera. Oficio, que
hasta hoy lo práctico, con mucha devoción, y denodado profesionalismo,
desarrollado, con mucho esfuerzo y dedicación, en más de medio siglo.
Vender es un arte.
Algunas personas no valoran esta actividad, porque no la comprenden en su real dimensión.
Creyendo que es un oficio subalterno. No dándose cuenta que es una actividad
económica, expresada a través del comercio, que –como correas de trasmisión-
enlazan y dan vida a todo el cuerpo de la actividad económica de una sociedad,
país o nación. Permitiéndonos satisfacer, todas nuestras necesidades más
elementales. De lo contrario, moriríamos en el abandono. Por eso, cuando el
mercado se paraliza, se para la circulación de bienes y servicios. Es decir,
los vendedores han dejado de atender, y cumplir con su digno oficio. Empezando
a agudizarse los problemas de abastecimiento. Creándose el caos. Allí radica el
valor supremo del oficio del vendedor. Permitiendo satisfacer las necesidades
de los consumidores, que son los demandantes.
Para cumplir a
cabalidad el oficio de vendedor, ser exitoso, y no sufrir el fracaso, hay
necesidad –en quienes deseen desarrollar esta actividad- de prepararse.
Estudiando y aprendiendo de manera continua, este singular oficio. Que de
hacerlo con disciplina y apasionamiento te llevará inexorablemente a adquirir
gran fortuna, logrando vivir cómodamente por el resto de tu vida. Todo es
cuestión, de dominar el arte del buen vendedor. Para lo cual, te vamos a dar
alguna pautas, que es necesario las estudies, medites y lleves a la práctica.
Teniendo en cuenta que solo, y únicamente solo, ¡la acción! Es la única manera
que tus sueños más anhelados, tus objetivos y tus metas sean realidad.
¡SEGURIDAD EN TI MISMO!
Una persona
insegura difícilmente tendrá éxito. Más aún, en el mercado, que es un ambiente
de altísima competencia, donde solamente sobreviven y sobresalen los mejores.
Es decir, los más calificados y competitivos. En tal sentido, un
buen vendedor, preparado rigurosamente
en su oficio, debe tener una fuerte dosis de confianza y seguridad en sí mismo,
si desea verdaderamente triunfar. Ello significa una elevada autoestima, y una
moral al tope. Aptitudes necesarias para desarrollar eficientemente el oficio.
De lo contrario, será muy difícil, por no decir imposible, que logre coronar
con éxito la noble tarea de vendedor.
¿Cómo se desarrolla
la confianza y la seguridad en sí mismo? Con la práctica continua. Enfrentándose
diariamente a los desafíos de vender nuestros productos. Interrelacionando con
los clientes; persuadiendo a nuestros consumidores con la valoración de
nuestros bienes y servicios que ofertamos. Exaltando la calidad de su
fabricación y la competitividad de sus precios. Cuanto más practiquemos, mayor
será la acumulación de la confianza y la
seguridad en nosotros mismos. Hasta que la lleguemos a dominar totalmente. Por
otra parte, incrementa la confianza en
nosotros mismos, cuando estamos bien presentados. Bien vestido. “El hábito no
hace al monje” reza el dicho. Pero, cuando se trata de un vendedor, esta frase
no funciona. Ya que todo entra por los ojos. Los zapatos bien lustrados, como
espejos. Asimismo, oler bien. Por lo que, perfumarse es una necesidad, si
queremos impresionar al cliente, generarle confianza, ganar su adhesión, y
lograr que nos compre. Teniendo, la confianza y la seguridad en nosotros mismos
bien desarrollada, estaremos totalmente seguros que el éxito como vendedores
está a la vuelta de la esquina. Y tendremos al mundo en nuestras manos. A
nuestra entera disposición.
SABER ESCUCHAR
Es muy importante,
saber hablar, con elocuencia y retórica. Pero, más importante, y muy difícil,
es saber escuchar. Nos cuesta mucho escuchar a los demás. Es una deficiencia
humana, que nos impide avanzar como buenos vendedores. Sin embargo, estamos
obligados a hacerlo, si queremos alcanzar la victoria como vendedores.
Escuchar es una
necesidad, en el arte de la venta, para alcanzar la cima de las más altas
montañas, y convertirnos en los mejores vendedores de mundo, como nos enseña Og
Mandino, en su célebre libro: “El Vendedor Mas Grande Del Mundo”. Escuchar con atención,
dando a entender, con sinceridad, que quien habla es alguien importante para
nosotros, que necesita ser escuchado. Y valorado. Eso permitirá que
interactuemos con mayor confianza, y se abran puertas y ventanas, para nosotros.
Aristóteles
Onassis, fue un hombre rico, multimillonario, porque una de sus virtudes era
saber escuchar. “Escuchando, se aprende muchas cosas”- solía decir. Con esa
actitud, Onassis, manifestaba un sincero interés por el ser humano.
CONOCER LOS PRODUCTOS QUE OFRECES
Es sumamente
importante conocer a cabalidad los productos: Bienes y/o servicios, que ofreces.
Este conocimiento te ayudará muchísimo, a convencer y persuadir al cliente,
sobre la necesidad de adquirirlos. Además, te dará absoluta seguridad en el
desarrollo del discurso de venta (que debe ser breve, preciso y conciso). Sin
permitirte que tropieces al hablar, ya que lo dominas totalmente. Asimismo,
explicarás en detalle las bondades de tus productos, haciéndolos más asequible.
Así como estarás preparado para responder cualquier pregunta, de aclaración o
mayor explicación, que te haga el cliente. Esa solvencia, es sumamente
importante para que influyas positivamente sobre el consumidor, y te permita
cerrar la venta.
Como podemos darnos
cuenta, el arte de la venta, es un oficio maravilloso, como se los dije al
inicio. Pero, requiere para sacarle mayor provecho preparación continua.
Estudio, investigación, meditación y mucha, pero mucha práctica. Allí radica la
clave del éxito en este oficio sempiterno. Que siempre existirá, mientras
existan seres humanos sobre este planeta, necesitados de satisfacer
necesidades.
No quisiera
terminar, esta breve exposición, sin antes alentarlos, a quienes tengan grandes
deseos de convertirse en extraordinarios vendedores, en ser perseverantes en
sus sueños, metas y objetivos. No cejen ni un minuto en su lucha constante por
lograrlo, y hacerlo realidad. No teman a nada ni a nadie. Porque, más temprano
que tarde serán alcanzados. De eso estén siempre seguros.
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