Por: Enrique Soto (*)
La
reciente confesión de Jorge Simões Barata, ex CEO de Odebrecht, compromete
seriamente a casi todos los gobernantes de nuestro país de los últimos veinte
años, con el escandaloso caso de corrupción mas grande de nuestra historia
republicana, denominado Lava Jato.
Con
gran genialidad, el reconocido caricaturista Carlín, grafica en su última
publicación (La República 28 abril 2019) la forma como varios de los
implicados, quieren eludir su responsabilidad, manifestando que ellos nada
tuvieron que ver con el dinero recibido, es mas, ni lo recibieron, fueron sus
más cercanos colaboradores y hombres de confianza los corruptos.
Esto,
como peruanos, nos obliga a reflexionar muy hondamente sobre la coyuntura
política, y lo que está sucediendo en el Perú. Ya que a todos nos compromete
como ciudadanos de asumir la historia –con sus activos y pasivos- y visionar el
futuro. ¿Qué está pasando? ¿Qué nos está sucediendo? Es hora de actuar, con
dignidad y firmeza. Sin temores, ni medias tintas.
Cómo
va a ser posible que, hasta una lideresa de izquierda, como Susana Villarán, ex alcaldesa
de Lima, también esté comprometida en esta olla de grillos, igualándose a todos
los demás, sin haber hecho un esfuerzo por diferenciarse. Con razón muchos
ciudadanos dicen que la política es sucia, y está podrida. Por ello, mas del
80% de peruanos desaprueban al Congreso (Primer Poder del estado) y el 70%
quiere que cierren esa institución, según la última Encuesta nacional
urbano-rural del Instituto de Estudios Peruanos (diario La República
28.04.19). Esta situación es muy preocupante, que enloda la imagen de buena
reputación, que nuestra nación debe tener, en el concierto internacional, que
le permita atraer inversiones. En estas circunstancias, la situación se pone
muy difícil, y el despegue económico, va a necesitar de mucho esfuerzo.
Barata
señaló, claramente, y todos nos hemos quedado anonadados que, el 2013 aportó 3
millones de dólares americanos a la campaña del No en el proceso de revocación
contra Susana Villarán para –según dijo- mejorar su relación con el Municipio
de Lima. Destinándose 2 millones para pagar a la empresa del publicista Valdemir
Garreta. Y otro millón de dólares se entregó a su gerente general, José Miguel Castro.
Y esta situación, es bien difícil de creer que se halla hecho, sin conocimiento
y/o espaldas de Susana Villarán.
Asimismo,
se ratificó en los pagos ilícitos hechos al ex presidente Alejandro Toledo, a
través de su amigo Josef Maiman, que asciende a la suma, nada menos, que, de 31
millones de dólares, por la Vía Interoceánica Sur. El soborno se empezó a pagar
durante su gobierno y continúo pagándose a través del gobierno de Alan García –sostuvo
en el interrogatorio, ante los fiscales peruanos.
También dijo que los principales ejecutivos de
las constructoras peruanas consorciadas Graña y Montero, JC Contratistas
Generales, e ICCGSA tenían conocimiento de los pagos de sobornos por la Interoceánica
Sur, en el gobierno de Alejandro Toledo, y en el Metro de Lima en la gestión de
Alan García. Por lo tanto, estas compañías peruanas están implicadas en el Caso
Lava Jato, hasta la coronilla, y tendrán que responder penalmente por sus actos
ante los tribunales del país.
Detalló
en su interrogatorio, que casi a todos les dieron dinero para sus campañas
electorales. Empezando por Toledo, pasando por Alan García, apoyaron a Ollanta
Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori y Lourdes Flores. Así como a los
gobernadores regionales Félix Moreno y Jorge Acurio. Es decir, repartieron el
dinero a diestra y siniestra, para llevarse bien, con cualquiera que saliera
elegido y continuaran ejecutando obras en el Perú, ganando licitaciones.
Ahora
que todo está claro se debe avanzar rápidamente en las definiciones, formulando
las denuncias penales correspondientes, y acelerando el paso, para evitar –como
ha ocurrido a través de la historia republicana- la impunidad. ¡Caiga quien
caiga! Sanción y castigo ejemplar a los corruptos, dentro del marco de la ley y
el estado de derecho.
(*) Periodista