lunes, 10 de noviembre de 2014

¿CÓMO LLEGAR A SER UN PAÍS DEL PRIMER MUNDO?

Por: Enrique Soto (*)

 “Lo que queremos ahora es articular una visión que nos permita movilizarnos es pos de este objetivo tan ambicioso, que es llegar a ser una país del primer mundo”, sostuvo,  el  presidente del Comité organizador CADE 2014,  Pablo de La Flor, en una  reciente entrevista concedida a un diario local. Mas adelante avizoró que es una meta exigente pero alcanzable, “Yo creo que nosotros vamos a llegar a ese objetivo, quizá en el transcurso de las próximas dos décadas”.

Estas declaraciones constituyen un desafío para el país, desde el punto de vista económico, político y social. Y un reto para poner a prueba a la clase política y al sector empresarial, en cuanto a su capacidad y eficiencia. Pero, antes debemos preguntarnos: ¿el país cuenta con un Plan Estratégico de Desarrollo Nacional, consolidado para ser implementado en los próximos 20 ó 30 años?, ¿nuestros gobernantes, la clase política y el sector empresarial tienen una visión clara del país que se desea construir, y el camino que se ha de recorrer, en democracia para alcanzar sus grandes objetivos de desarrollo y bienestar para todos los peruanos?

Si bien es cierto que el país desde hace 20 años reorientó su economía reinsertándose en el mercado financiero internacional y empezó gradualmente un crecimiento sostenido, con algunos pequeños baches, producto de los vaivenes del movimiento financiero y económico internacional, a raíz de las crisis de los países desarrollados, consolidándose en tal sentido la macroeconomía: reflejada en una baja y controlada inflación, un tipo de cambio en raya, superávit fiscal y un incremento continuo de las reservas internacionales netas, que superan los 62 mil millones de dólares. Así como un crecimiento sostenido del PBI, promedio en los últimos 15 años por encima del 6%. También es cierto que esta bonanza macroeconómica, a partir de la subida colosal en el mercado internacional de los precios de los metales que exportamos, no llegó a los bolsillos de los mas pobres, ya que no se incrementó como debería la remuneración mínima vital, sino que se hizo a regañadientes. No se promovió a gran escala el empleo, ni se combatió el sub empleo marginal. Así mismo no se apoyó como debió ser a la pequeña y microempresa generadora de puestos de trabajo de manera masiva, ni se impulsó acertadamente la formalización de los informales, generándose grandes conflictos violentos, que pusieron en varias oportunidades en jaque al gobierno. Asimismo, no se atendió la salud y la educación –entes pilares de la sostenibilidad de un pueblo-, generando mayor infraestructura con su respectivo equipamiento, que permita elevar la calidad de vida de la población mas necesitada. El tal sentido, todavía no se ha resuelto la deuda histórica que se tiene con los mas pobres. Los programas sociales, se han constituido en un asistencialismo, que palea en algo las necesidades de las grandes mayorías, pero no resuelve el fondo del asunto como es la disminución y/o total erradicación de la pobreza. Estos problemas tienen que ser resueltos cuanto antes, si es que aspiramos a ser un país del primer mundo en los próximos 20 años.


Desde un punto de vista de desarrollo macroeconómico, a pesar que el país está enrumbado, no debemos cantar victorias, porque desde hace algunos meses las cosas no van muy bien. Hemos empezado a padecer un proceso de desaceleración, producto de la caída en los precios de los commodities, en el mercado internacional, principalmente de China, que ha reorientado su economía hacia el consumo interno, para mejorar la calidad de vida de su población. En este escenario, el paquete de medidas enviadas por el Ejecutivo al Congreso para su aprobación, y poder de esa forma reactivar la economía, según los expertos, es insuficiente y extemporánea. Algunos analistas económicos señalan que el gobierno carece de reflejos inmediatos para afrontar estas situaciones, implementando proyectos contracíclicos, como incrementado el gasto a gran escala y promoviendo agresivamente la inversión pública, para de esta forma contrarrestar la contracción en el consumo y promover la inversión privada que está en picada. Asimismo, se critica al Ejecutivo por falta de audacia para sostener el crecimiento económico, implementado rápidamente los mega proyectos, que mueven ingentes inversiones como el Gasoducto del Sur y la Línea 2 del Metro. Aquí estamos hablando de 6 mil y 8 mil millones de dólares de inversión directa. Sin contar el revuelo que esto ocasionará al mercado.

Por otra parte, si queremos sinceramente comprometernos en un reto ambicioso a 20 años, como es el llegar a ser un país del primer mundo, tenemos que acabar con la inseguridad ciudadana y a aniquilar la corrupción.

El país no puede vivir de espaldas al crimen organizado, que recluta adolescentes para convertirlos en sicarios. En tal sentido, es de suma urgencia que el Ejecutivo formule un Plan Estratégico de Seguridad Ciudadana a nivel nacional, coordinando y movilizando a los gobiernos regionales y locales. Promoviendo la organización de los Comités Vecinales en todos los distritos y provincias a través de las autoridades edilicias.

Asimismo, es necesario una profunda reorganización en la Policía Nacional, para que esta institución tutelar de la sociedad se mas eficiente y pueda cumplir con su labor a cabalidad.

Por otra parte, la corrupción enquistada en las mas altas esferas de la burocracia estatal debe de ser extirpada. “Caiga quien caiga” debe ser la consigna para acabar con este mal que acecha a la sociedad y desestabiliza al gobierno, deteriorando y atentando contra la institucionalidad.

Los últimos escándalos sobre corrupción han puesto en aprietos al gobierno central. Ya que uno de los miembros de la supuesta mafia que lidera el prófugo Rodolfo Orellana, sería allegado a la pareja presidencial y según denuncias periodísticas se habría beneficiado de manera indebida con una adquisición por parte del estado de mas de 80 millones de nuevos soles. Esta situación habría obligado a renunciar al Presidente del IPD, Francisco Boza.

El Poder Judicial es considerado por la ciudadanía –según encuestas realizadas- como la institución mas corrupta, que merece ser reorganizada. Tampoco se salva de este calificativo el Congreso de la República, cuya credibilidad y reputación está por los suelos.

Estas situaciones tienen que ser encaradas seriamente, si en verdad queremos en los próximos 20 años, llegar a ser un país del primer mundo. Así como la realización de otras reformas de urgente necesidad que requiere un país moderno.
(*) Periodista

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