Por: Enrique Soto (*)
En medio de una crisis
política profunda que vive el país, no se avizora otra salida, que fortalezca
la democracia y sus endebles instituciones, que no sea la Reforma
Constitucional; que permita la realización del adelanto de elecciones
generales, para el 2020, con referéndum; tal como ha sido propuesta por el Ejecutivo.
En las próximas semanas
debería definirse la cuestión. Estamos contra el reloj. El tiempo apremia. Ya
sentaron postura los representantes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la
Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil (RENIEC), ante la Comisión de Constitución que preside
la fujimorista Rosa Bartra, en el sentido que técnicamente sí es viable
organizar y llevar adelante las elecciones para el mes de abril del 2020.
En tal sentido, el Ejecutivo, con el apoyo de más de ocho bancadas legislativas, que están a favor
de la propuesta, debe ponerle –en estos días- mas punche a la iniciativa. Teniendo
en consideración que la mayoría fujimorista, maniobra temerariamente, para que
esto no suceda, promoviendo bajo la mesa, la vacancia presidencial. Algo
sumamente peligroso, para la estabilidad democrática y la gobernabilidad del país.
La situación de emergencia
política que padece el país, ha entrado, desde nuestra opinión, a la recta
final, que ninguna Comisión Internacional, lo va a resolver, que no seamos
nosotros como peruanos. Estamos a portas que esto acabe. Contra viento y marea.
La mayoría fujimorista,
que controla el legislativo, autoritariamente, de manera despótica, sin apoyo
popular. Es decir, sin representatividad, debe entender que, como legisladores,
dictando leyes y fiscalizando, han fracasado, frente al mandato que el
ciudadano les otorgó en el 2016, y por lo tanto tienen que irse. El pueblo ya no
los necesita.
En esa perspectiva, las
movilizaciones populares en las calles deben de seguir promoviéndose, como una
muestra digna de querer superar esta crisis. Por ello, al grito de “que se vayan todos” el pueblo entero,
debe exigir, la realización del adelanto de elecciones para el 2020.
Si esto no sucede, al
Ejecutivo no le queda otra alternativa, para salvar la democracia, y la
gobernabilidad en el país, que plantear la Cuestión de Confianza, orientada
hacia el cierre del Congreso. Para ello se requiere valentía, serenidad y
firmeza. Haciendo cumplir de esta manera, el mandato constitucional.
Si ello, no se implementa,
el país entraría, a una situación de desgobierno, donde reinaría el caos y la
violencia. Ya que el fujimorismo, queriendo generar el desorden y la anarquía,
plantearía la vacancia presidencial, creciendo a grados de insostenibilidad
política, la incertidumbre.
Esto de manera definitiva,
no debe suceder, ya que repercutiría enormemente en el quehacer económico,
ahuyentando de manera acelerada las inversiones, promoviéndose el desempleo, y
la contracción del mercado, en lo que se refiere al consumo.
Por eso debemos estar
claros en esta coyuntura y entender a ciencia cierta que el diálogo con el
fujimorismo, para hallar una salida a la situación ha sido agotado. Los
peruanos, creemos, firmemente que no tenemos otra salida más viable para
mantener la gobernabilidad y afianzar la democracia y sus instituciones, que se
logre la Reforma Constitucional, y se de paso al adelanto de elecciones, para el
2020, por única vez. Esa sería una salida democrática y constitucional,
respetando, como debe ser, el Estado de Derecho, dentro de una convivencia
civilizada.
(*) Periodista