Por: Enrique Soto (*)
¡Incertidumbre!
Gritan algunas voces –llenas de angustia-, preocupadas en demasía por el
devenir político, y principalmente por el quehacer económico de los próximos
meses, en medio de una trifulca a muerte promovido por nuestros políticos tradicionales, inmersos en una batalla campal
por disputarse el poder, y con ello poder controlar el país, para seguir
usufructuándolo.
Pero, ¿qué es lo que realmente está sucediendo en el Perú en los últimos meses? ¿Fue
un error garrafal elegir a PPK como presidente de la República en el 2016? ¿Qué
significa el hecho de que PPK no haya sido vacado por insolvencia moral hace
algunas semanas? ¿Qué significa el hecho que Alberto Fujimori, no cumpla su
condena por haber cometido delitos de lesa humanidad y corrupción, de 25 años y
en un hecho sin precedentes –a la velocidad de un rayo-, sea indultado, sin
justificación sólida y sostenida?
Primero,
hay que sostener con responsabilidad, lo que se ve venir en el quehacer
económico, que es lo que más le interesa a la ciudadanía.
Escuetamente,
y de manera resumida anunciamos que no van a ver mayores males que
desestabilicen, nuestra estabilidad macroeconómica. El crecimiento económico
mundial, que se prevé, supere el 3%, nos ayudará en esa perspectiva. Sin lugar
a dudas. Es más, el crecimiento de la
demanda en los últimos meses del año 2017, superior al mes de diciembre del
2016, nos anuncia una perspectiva de buen movimiento en el consumo en el primer
semestre del presente año. Asimismo, el crecimiento de la inversión privada el
año pasado de 0.5, -algo que no sucedía en los tres últimos años-, es un buen
augurio para alentar las esperanzas que este año creceremos por encima del 4%.
Sin descuidar de mantener en raya al déficit fiscal, que se ha puesto un límite
de 3% del PBI. La inflación está controlada. Y está por debajo del rango meta,
que es 1%.
Lo que sí es sumamente importante es reactivar
la Inversión Pública. Y esto solamente va hacer posible si le ponemos atención
a las grandes inversiones como son la reconstrucción de daños ocasionados por
el fenómeno del Niño Costero. Las obras necesarias para el desarrollo de los
Juegos Panamericanos y la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima. Sin
mencionar otras obras de gran envergadura como la construcción de Aeropuerto
Internacional de Chincheros en el Cusco, y la ampliación y modernización del
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, que está colapsando.
En tal sentido, para lograr mayores objetivos
y metas en el quehacer económico nacional, como crecer a un 6%, y/o superar la
recaudación de 14% del PBI y subir a un 20% y/o 22% es necesario superar los
líos internos que políticamente estamos padeciendo, a partir de un choque de
poderes, en el que ni el Poder Judicial se ha quedado al margen, quien también
entró en la contienda con la remoción al juez Carhuancho, símbolo de la lucha
contra la corrupción. La defensa del estado de derecho, que esgrime el
presidente del Poder Judicial son leguleyadas. En ese sentido es necesario analizar con profundidad
lo que, en el campo político, está sucediendo. Y tomar las medidas de solución
necesarias políticamente, para superar esta crisis de gobernabilidad que está
padeciendo la población peruana.
Mientras
escribo esta reflexión, los familiares de las víctimas de los afectados por la
guerra interna, que sufrió el país durante el gobierno fujimontesinista, través
de sus grupos paramilitares (llámese Colina), en coordinación con las
organizaciones sociales y defensa de los derechos humanos, realizaron una
marcha, protestando contra el indulto que el presidente PPK le ha otorgado al
ex presidente más corrupto de la
historia republicana, Alberto Fujimori. Quien fue favorecido con dicha gracia a
cambio que el actual presidente no sea
vacado por el pleno del Congreso de la República. Fue un “toma y daca”, en el que cayeron ingenuamente muchos congresistas,
incluyendo los diez votos de la bancada Nuevo Perú que monitorea Verónika
Mendoza: ¡Qué falta de olfato político!
Por
otro lado, creo que el pueblo peruano que eligió a PPK como presidente en el
2016 –que no fue desafortunamente la mejor decisión- pero lo hizo porque era el
mal menor, y decidió correr el riesgo. Sabía que era un lobista. Pero no había
otra alternativa. Así funciona la democracia representativa en el país. Elegir
del menú que nos ofrecen, aunque no nos guste. Hoy sabemos que es un hombre que no debe seguir al frente del gobierno. Por lo
que se le está planteando una nueva vacancia. Lo más digno sería que renuncie y
se retire a sus cuarteles de invierno, ya que su nuevo gabinete que ha
juramentado a nadie convence y será fusible. Creo que este gabinete “de la reconciliación”
ha nacido muerto. No queda otra cosa que instalar un gobierno de transición y
convocar a nuevas elecciones que incluya la elaboración de una nueva
Constitución, ya que la de 1993 es espuria.
(*) Periodista