Por: Enrique Soto (*)
El actual gobierno,
presidido por Pedro Pablo Kuczynski, se halla sumergido, en estos días, en una
de sus peores crisis, jamás vistas, desde que asumió las riendas del poder y la
conducción política del país, que lo ponen al borde del abismo, a partir de
haber tenido la osadía temeraria de suscribir, en días pasados, la adenda, con
la empresa Kuntur Wasi, que daba pase al inicio de las obras de la construcción
del aeropuerto de Chincheros en el Cusco, sabiendo, que dicho contrato estaba
siendo cuestionado severamente por tirios y troyanos, desde el Congreso de la
República, por tener serias irregularidades que ponen en grave riesgo los
intereses económicos del Estado peruano, y por ende, de toda la sociedad, en un
periodo de alto grado de corrupción, donde la población ha empezado a exigir
transparencia.
A pesar que Ximena
Zavala, hermana del premier Fernando Zavala, renunció –obligada por el escándalo- al cargo de
gerente de la empresa Kuntur Wasi, favorecida con el contrato firmado por el
gobierno, la avalancha que se viene esta semana, contra el Ministro de Transportes
y Comunicaciones, Martín Vizcarra -quien firmó la adenda- no puede ser
contenida. Se espera que, en estos días, Vizcarra -quien también tiene el cargo
de Primer Vicepresidente de la República- sea citado por el Parlamento para ser
sometido a una rigurosa interpelación, obligándolo a responder un cuestionario
de preguntas elaboradas por los congresistas. Se presume que después de este
acto –tal y como están de caldeadas las cosas- el ministro cuestionado sea
censurado, tal como sucedió, hace unos meses, con el Ministro de Educación, de
ese entonces, Jaime Saavedra, como una manera de expresión y afirmación de
Poder, de la mayoría fujimorista que controla ese primer poder del Estado.
En medio de ese
escenario, PPK está sumamente nervioso y preocupado, ya que es consciente, por
su larga experiencia, que la situación es grave, y si no hila fino, actuando
con cautela, prudencia y sabiduría, la escabrosa coyuntura política podría
llevárselo de encuentro. En ese sentido, midiendo las consecuencias, el
Presidente, ha manifestado abiertamente la defensa de su ministro espoliado,
señalando que de ser necesario, hará uso de lo que la constitución le permite, como
es la cuestión de confianza, a través del cual, el gabinete en su conjunto
cierra filas en defensa del Poder Ejecutivo, generándose una crisis mayor de confrontación
de poderes, de impredecibles consecuencias, ya que esta medida podría acarrear
un posible cierre del Parlamento.
Esta repuesta
calculada de PPK, ha tenido un efecto favorable a sus intereses, en la medida que varios congresistas de oposición que
quieren figurar, así como de la mayoría fujimorista, han pegado el grito al
cielo, tildándola como una amenaza y
una actitud desesperada del gobierno,
por querer salirse con las suyas en la firma de un contrato altamente lesivo
para los intereses del país, por lo que Víctor Andrés Belaúnde, congresista de Acción
Popular, lo llamó “vende Patria” a Vizcarra. Sin embargo, la situación no es
tan sencilla. La oposición mayoritaria, que controla el Parlamento, sigue firme
en el propósito de tumbarse a Vizcarra y debilitar al gobierno, arrinconándolo
contra las cuerdas. La oposición fujimorista, ya sumó puntos ganando el primer
raund, tumbándose a Jaime Saavedra, cuando creyeron algunos que lo iban a
perdonar. Ahora lo hará con Vizcarra, teniendo en consideración que PPK, no
seguirá adelante, con su plan –de ser necesario- de cerrar el congreso, ya que
esa actitud acabaría con su gobierno, obligándolo adelantar elecciones, ante el
caos generalizado que se generaría.
En esa perspectiva,
se puede ver claramente que el actual gobierno se conduce al descalabro. Teniendo
en cuenta además que, no es casual que, según Pulso Perú, la agencia de sondeos,
anuncie que PPK ha perdido 30 puntos en los últimos seis meses. Siendo su
actual aprobación popular de 35%. Y que el 81% de la población -según muestra-
pida cambios en el gabinete, y el 31% pida cambio de todo el gabinete. Asimismo,
el 68%, de la región norte del país, según sondeo, desaprueba al actual gobierno. Y, por último,
cerrando con broche de oro la mala gestión gubernamental, el 90% de cusqueños
aseguran que hay corrupción, en el contrato de construcción del aeropuerto de
Chincheros.
Es más, la
situación se le complica al actual mandatario, cuando tiene de por medio, que
lo lleva de las narices, la nefasta situación, que lo implica, comprometiéndolo
severamente, con los actos de corrupción promovidos por el prófugo Alejandro
Toledo, al que se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares de
Odebrecht en coimas. Teniendo en consideración que PPK, fue su ministro de Economía
y Finanzas y su Primer ministro, cuando Toledo era Presidente de la República. Sin
que PPK haya deslindado claramente y de manera enérgica a las imputaciones
hechas a través de diversos informes realizados por investigaciones
periodísticas. Hasta Eliane Karp, esposa de Toledo, se ha dado el lujo de
sacarlo al fresco, cuando este llamó traidor a su marido.
Como podemos
ver la situación es dramática, que se ve,
aún mas, afectada, cuando en su grupo político, representado en el partido
Peruanos Por el Kambio, empiezan a agarrarse a trompadas, por ganar hegemonía,
para poder sacar el mayor provecho, a la situación privilegiada de estar en el
Poder, sin importarle para nada si en esa confrontación podrían arrastrar al
país a una crisis profunda. Ello no cuenta en sus desmedidas ambiciones. En esa
dirección hay tres posturas claramente definidas, que exhibe una debilidad
crónica en el actual gobierno. Por un lado, PPK, Mercedes Araos, Marisol Pérez
Tello, Susana de la Puente, Fernando Zavala y Martín Vizcarra, haciendo
esfuerzos descomunales por salvar el cuestionado contrato del aeropuerto de
Chincheros, e impedir que la oposición siga vapuleando a Vizcarra. Por otro lado,
Gilbert Violeta, Salvador Heresi y Carlos Bruce, que los tiene sin cuidado que
el congreso lo interpele y lo censure a Martín Vizcarra, por haber firmado el
contrato en cuestión. “Nadie es
indispensable, y ya es hora de que hallan cambios en el gabinete”-sostienen
al unísono-. Y la tercera postura que se quiere mantener como bisagra, al no
optar por ninguna de las dos, al no definirse, y alternar, según la marea del día
en un sí y en un no, en torno a los hechos graves que vienen sucediendo, lo
representa, el congresista Juan Sheput. Creemos que no por mucho tiempo podrá
acariciar esta postura. Obligándose a tomar una posición: a favor o en contra.
En esta coyuntura
política, donde se vive una crisis de enorme gravedad para los intereses del
país, las consecuencias son impredecibles, si la clase política no la resuelve
adecuadamente, dentro del marco jurídico de la constitución y las leyes, esta
terminará definiéndose en asonadas, en las calles, con desbordes populares, tal
como lo definió Matos Mar, que empujarán a un cambio profundo -como el que lo necesita- de las estructuras
del país. Haciéndose imprescindible la movilización popular, que tomarán las
calles con el único propósito de echar a todos los vándalos del quehacer político,
y empezar la construcción de una nueva nación.
(*) Periodista