Por: Enrique Soto
La semana que pasó, se dio inicio
a una de las peores crisis políticas, que en su corto periodo gubernamental,
empieza a remecer los cimientos de este nuevo régimen, que preside, el
octogenario, Pedro Pablo Pablo Kuczynski, (PPK), quien derrotó en las últimas
elecciones generales a Keiko Fujimori, hija del ex dictador y violador de
derechos humanos, quien purga condena por veinticinco años. Nadie sabe, como
terminará este enfrentamiento promovido por los fujimoristas, que de manera
mayoritaria y autoritaria, controlan y gobiernan el Congreso de la República,
con sus setenta y dos parlamentarios, más los cinco –que siempre suman-, del
aprismo.
El asunto comenzó con la
interpelación al Ministro de Educación, Jaime Saavedra. Ese fue el santo y seña,
para iniciar la envestida desestabilizadora contra el nuevo régimen, que apunta
–qué duda cabe- a vacar al nuevo Presidente. Después de responder acertadamente
el Ministro, ante el Pleno del Congreso, un cuestionario de preguntas, la bancada
fujimorista quedó insatisfecha, y planteó una propuesta de renuncia del Ministro, a través
de uno de sus voceros. Todavía no había consenso en la bancada sobre la
censura. Sin embargo, al ver que el Ministro y PPK se manifestaban firmes en
que Saavedra continúe en el cargo, el congresista Luis Galarreta, vocero de la
bancada de Fuerza Popular, planteó ante el Parlamento, la censura, la que se
definirá este jueves, aunque se tiene como fecha límite el lunes 19, que es el
fin de la legislatura. Esto significa que la presente semana es de suma
preocupación para la estabilidad democrática y la gobernabilidad del país. Todo
puede pasar, ya estamos avisados; “Ahora ya saben con quién se meten”, han
anunciado los fujimoristas, a través del chat. Sin embargo, mucho va a depender
de la forma como responda políticamente el gobierno. Si se manifiesta endeble y
temeroso, los fujimoristas le van a ir encima. Por lo que la actitud de Juan
Sheput de hacer que el gobierno obligue a Saavedra a renunciar, no es la mas
adecuada. Hay que tener en cuenta que la bancada de Fuerza Popular, presidida
por Keiko, apunta a tener contra las cuerdas al nuevo gobierno, ya que ellos se
consideran vencedores de las últimas
elecciones generales. Y el hecho de haberles estado otorgando muchas
concesiones, por parte del Ejecutivo, ha sido una manera de manifestar
debilidad, que les ha permitido preparar esta envestida.
En tal sentido, si el gobierno a
través de su Primer Ministro, Fernando Zavala, creyó que el otorgamiento de la
confianza al gabinete –al inicio del régimen-, y las facultades legislativas solicitadas
mas recientemente fueron una señal inequívoca, de llevar la fiesta en paz, se equivocaron de cabo a rabo. Ya que los
fujimoristas siguen respirando por la herida, y tienen el ojo con sangre, y
nosotros –los ciudadanos de a pie- sabemos quiénes son y cómo actúan. Ellos no
han cambiado, ni cambiarán, su espíritu autoritario, dictatorial y totalitario,
es una marca que llevan de por vida. Dispuestos a hacer todo lo necesario para imponerse y controlar el
Estado, y manejar el país a su antojo. Ya lo han hecho, por una década, y
quieren volverlo hacer. Su ambición y apetito de poder no tienen límites.
En política nada es casual. Qué
mala suerte que tiene este gobierno, que
en una fecha significativa internacionalmente, cuando se celebraba la reunión
en Lima de la Cumbre del Pacífico (APEC), se incendia Larcomar, muriendo cinco
personas. Un centro de mucha atracción turística en la capital. Luego –siguiendo
con la mala racha- sucede una revuelta en Huaycán, a raíz de una falsa
información malintencionada, sobre el tráfico de órganos, que fue soltada en
las redes sociales. Atentando los revoltosos, contra la propiedad pública y
privada, atacando la comisaría y quemando automóviles. Estos hechos sucedían de
manera continua en el periodo de la dictadura fujimontesinista, para desviar la
atención de la opinión pública, y poder manipularla. Luego todos pasaban por la
salita del SIN a cobrar sus honorarios. En tal sentido, el nuevo gobierno, debe
de tener claramente establecido, la dimensión del enemigo, que no desea el
desarrollo del país, sino un beneficio político particular y partidario. Ahora ataca
con fuerza, acusando de corrupto al Ministro de Educación, Jaime Saavedra,
cuando se sabe que eso no es cierto, para impedir se siga adelante con la
profunda reforma educativa básica y universitaria, a través de la cual, es muy
probable que varias universidades: “engaña muchachos”, no pasen la valla.
Hoy lunes la juventud ha
convocado una marcha nacional denominada “#La
Educación se respeta” evento creado en Facebook. Los mismos que
organizaron, la marcha multitudinaria, denominada “Keiko no Va”, que impidió que la hija del dictador llegue al
poder. Hoy vuelven a las calles, no como una forma de apoyo al gobierno, sino
para “salvar la democracia” que es la
que realmente se pone en riesgo y la estabilidad política en el país para
impedir la fuga de capitales de inversión y de talentos, si el país de hunde en
el caos. Por ello Gabriel Salazar, miembro del colectivo, informó que uno de
los motivos de la movilización, es demandar al presidente que gobierne con los
votos que apostaron por él, los cuales provinieron, mayoritariamente del
antifujimorismo. Además, manifestó que “el
fujimorismo siempre ha menospreciado a la sociedad civil organizada y
movilizada, acusándola de ‘terrorista’, pero a pesar de ello, la población
siempre ha demostrado que quiere mantenerse en democracia”, sostuvo. (La República
11 de diciembre 2016).
En tal sentido, creemos, que si
Fuerza Popular, con esta actitud cree haber incendiado la pradera, y haber
iniciado su guerra popular prolongada, sitiando Lima, están totalmente
equivocados. El pueblo organizado y movilizado, no permitirá que ello suceda,
porque ama la democracia, aunque endeble, pero al menos, es una democracia. Así
como nunca más permitirá vuelva la violación a los derechos humanos, y la
corrupción descarada. Aprendamos a respetar y saludar los resultados de un
proceso electoral limpio y transparente, el Perú, mayoritariamente así lo exige.