lunes, 13 de junio de 2016

LOS DESAFÍOS DEL NUEVO GOBIERNO

Por: Enrique Soto

Después que Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, reconociera su derrota, Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, es virtualmente el nuevo Presidente Constitucional de la República, ganando ajustadamente, como se dice en el argot hípico, “por una nariz”, con una diferencia de 42 mil votos aproximadamente, en conteo realizado por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) al 100%, desenlace hecho público después de cuatro días de haber tenido a la ciudadanía en vilo.

A pesar que estos resultados, recibidos con algarabía por la mayoría de la población, ya que apuntan al fortalecimiento de la democracia, no dejan de ser de gran preocupación para los analistas políticos, y principalmente, para el nuevo gobierno que conducirá los destinos de la nación a partir del 28 de julio entrante, teniendo en consideración que tendrá una oposición mayoritariamente sólida, constituida por los 73 congresistas que representan a Fuerza Popular. Bien claro dijo Keiko en su discurso de aceptación de resultados emitidos por la ONPE en segunda vuelta: “seremos oposición responsable”.  Esto debe leerse como una advertencia, que debe obligar a PPK, a impulsar el diálogo, con todos los sectores políticos del país, incluido el fujimorismo, si en verdad desea hacer una buena gestión de gobierno, garantizándose de esta forma la continuidad de la estabilidad democrática.


El encargo político, de conducir los destinos del país en los próximos cinco años, que recibe el nuevo gobierno no es nada fácil y harto difícil. Ya lo dijo Hugo Neira, en un artículo publicado en El Comercio el 1 de mayo, y que todo analista serio debe tener en cuenta: “Quien gobierne durante el periodo 2016 – 2021 las tiene difíciles. Los años dorados de fuerte demanda externa han acabado” refiriéndose a la situación externa, que él la denomina factor A, teniendo en cuenta que el ritmo de crecimiento de la economía a escala mundial va a ser bajo, y eso golpea, particularmente a América Latina, de la que el Perú no está excluido. Y refiriéndose al factor B, es decir a la situación interna, Neira sostiene que “la conflictividad va a continuar, protesta social y los socioambientalistas, mas la persistencia de la pobreza”. Y esto debido al no alcanzarse el bienestar, ya que los resultados en el campo económico son insuficientes. Luego, mas adelante señala a manera de pregunta: “¿Quién recogerá el clamor del pueblo a cambiar el sagrado modelito, al menos en algo?”, refiriéndose al modelo económico neoliberal, que necesita   urgente, al menos, hacerle algunas modificaciones y/o reajustes. Y hace un llamado al diálogo, a la negociación, al acuerdo, al consenso entre Keiko y PPK, gane quien gane. Esto lo manifestó antes del 5 de junio. Creemos, sinceramente que lo último es sumamente necesario, para garantizar el progreso y desarrollo, así como la estabilidad institucional, de la nación.

Tal como se presenta la nueva coyuntura política, el nuevo gobierno tiene que moverse con mucha precaución y bastante audacia, desde ahora. No esperar instalarse en palacio para empezar a actuar, y recién mover sus fichas del tablero de ajedrez que tiene sobre su mesa, porque quizá sea muy tarde. “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, reza el viejo adagio popular. En tal sentido, debe armar un gabinete de consenso, con las fuerzas políticas que deseen incorporarse en su proyecto, buscando un liderazgo, incorporando un Primer Ministro, que sea mesurado y tenga llegada a todos los sectores, que le permita buscar siempre el consenso, garantizando la gobernabilidad. Por lo que se le hace necesario tener buenos oídos, para escuchar a todos, y recoger lo que sea mas saludable para avanzar en la gestión. En esa perspectiva, no se debe  dejar de lado, sometiéndola a una severa evaluación, la propuesta alcanzada por los apristas, de proponerse como un grupo político bisagra, que permita conciliar intereses entre el legislativo y el ejecutivo, que se anuncia relaciones ásperas que pueden hacer trastabillar al nuevo inquilino de la casa de Pizarro.

El nuevo gobierno, presidido por PPK, debe tener en cuenta  que logró ganar las elecciones en segunda vuelta, debido al apoyo incondicional – y casi obligado históricamente, ya que ambas propuestas que pugnaban por el Poder son de derecha- recibido por la izquierda oficial representada por el Frente Amplio, liderada por Verónika Mendoza y por Gregorio Santos, así como por el colectivo ciudadano que impulsó la campaña “Keiko no Va”, que fue una gigantesca manifestación de repudio al fujimorismo. Estos sectores, debe tenerlo bien en claro PPK, no van a cerrar filas con el nuevo gobierno, sino que van a ser oposición, porque eso es lo que les conviene, preparando las huestes para las nuevas batallas que darán en el 2018, en los nuevos comicios municipales y regionales y en el 2021, en el cual pugnarán con todas sus fuerzas por alcanzar la victoria. En tal sentido, la conducta política y el comportamiento  social que tengan estos sectores en estos cinco años de nuevo periodo de gobierno es fundamental para alcanzar sus objetivos, teniendo en cuenta que suman alrededor de 20 congresistas en la representación nacional, que muy bien le haría al nuevo gobierno tenerlos en consideración, escuchando sus observaciones, que van a estar continuamente a la orden del día.

Como se podrá apreciar el escenario político, en los próximos cinco años, va a estar bastante agitado, si no logra, de saque, el nuevo gobierno calmar las aguas. En la oposición se van a mover dos frentes –con distintos intereses, no está demás decirlo- estratégicamente ubicados. Por un lado, el fujimorismo, cuando crea conveniente, rugirá como un león, en medio de la selva, queriendo hacer prevalecer su existencia, con sus 73 congresistas, sino hay ninguna estampida, y atacará dando zarpazos, cuando lo crea conveniente, para imponer su autoridad, de ser mayoría absoluta en la representación nacional; el nuevo gobierno –sin asustarse-  deberá hilar fino, para contener la avalancha. Requerirá de mucha paciencia, de mucha inteligencia, de mucha audacia, para evitar –y está obligado a hacerlo- que la sangre no llegue al rio. El nuevo gobierno no debe caer en estas provocaciones, que siempre le tenderá este tipo de oposición para hacerlo caer, es decir, derrumbarlo, si no se cumple con sus caprichos. Ello significa que hay que escucharlos y atenderlos, pero a posturas racionales y no con los excesos que contengan malas intenciones. Por eso el nuevo gobierno debe estar con los ojos bien abiertos y los oídos atentos, para evitar el cerco. Por otro lado, PPK, como nuevo presidente constitucional de la nación, también, va a tener una oposición, emanada del apoyo incondicional que le dieron en la segunda vuelta para que pueda vencer al fujimorismo. ¿Qué le va a exigir esta oposición? Por venir de la izquierda, y de los sectores populares, van a estar vigilantes que el nuevo gobierno cumpla con sus promesas, ya que harta experiencia se tiene que muchos candidatos presidenciales se han alzado con la victoria, y una vez instalados en el poder, se olvidan de todas las promesas que hicieron al pueblo, sin que este pueda hacer nada por revertir esa mala conducta. Esta situación al parecer en esta oportunidad no sucederá descaradamente, ya que se cuenta con 20 representantes en el Parlamento Nacional, y una población mínimamente organizada en un colectivo, que debe estar en constante movimiento. Esta, consideramos que es una oposición democrática, responsable y constructiva, que busca el bien común, un Estado de Bienestar, que lucha por la Justicia, y la redistribución equitativa de la riqueza. Esta oposición, nunca va a querer desestabilizar al nuevo régimen, para que caiga generándose el caos y la inestabilidad gubernamental. Situación nefasta para la consolidación de la democracia.

Como podremos darnos cuenta, en medio de estos dos frentes de oposición, totalmente distintos, tendrá que moverse el nuevo gobierno, situación que no le será fácil, teniendo en consideración los graves problemas, de carácter urgente que tiene que resolver, o dar indicios de querer resolver en sus primeros 100 días al frente del Estado. Eso, pensamos, va a ser la exigencia de la ciudadanía, que ansiosa espera resultados inmediatos y a corto plazo, así como frenar el avance incontenible de la delincuencia que prácticamente ha tomado las ciudades a nivel nacional, generando que la gente viva atemorizada por esta lacra social.

Por otra parte, el nuevo gobierno tiene problemas cardinales de índole nacional que deben ser resueltos sustancialmente en los próximos cinco años que le toca conducir los destinos del país. El problema central y de mayor alcance, que nos dará sostenibilidad, es la reactivación de la economía, que está en franco enfriamiento y desacelerada desde el 2013. A duras penas hemos logrado crecer en los últimos años en 2.5 y 3%,situación que pone en grave riesgo la estabilidad del crecimiento económico, después de haber tenido diez años de bonanza, donde las arcas fiscales se llenaron, pero no se hicieron las inversiones necesarias para consolidar  este vertiginoso crecimiento. Sin embargo, podemos decir que el Estado cuenta aún con los recursos económicos suficientes y necesarios para emprender una gestión que cree las condiciones que permitan garantizar un desarrollo y crecimiento económico sostenido. Tenemos Reservas Internacionales Netas (RIN) que sobrepasan los 60 mil millones de dólares, a pesar de haber perdido en los últimos cinco años alrededor de 10 mil millones de dólares, con la política desarrollada por el Banco Central de Reserva (BCR) de contención del crecimiento de la divisa norteamericana. Manteniéndola a raya con un gran costo. Asimismo contamos con un Fondo de Estabilización Fiscal que bordea el 8% del PBI, si prevemos que nuestro PBI promedio alcanza los 200 mil millones de dólares anuales, se calcula que el FEF, alcanzaría la suma de 16 mil millones de dólares, recursos que pueden utilizarse para impulsar la economía en situaciones extraordinarias, como este periodo de desaceleración que estamos padeciendo. Esto significa ponerle atención a las grandes inversiones, que movilicen la economía interna a gran escala, parando una infraestructura eficiente, adecuada y moderna en función de nuestro crecimiento, y realizarlo de manera acelerada, es decir avanzar a marcha forzada. Poner atención a la construcción de puertos y aeropuertos, carreteras longitudinales que fusionen el país de Sur a Norte y carreteras trasversales que logren unir puntos estratégicos de la costa, sierra y selva. Teniendo al país comunicado con vías adecuadas, el movimiento económico interno estaría asegurado, y con las puertas abiertas a través de puertos y aeropuertos, nuestra comunicación y comercio internacional estaría garantizado, y por consiguiente nuestro crecimiento, prosperidad y desarrollo iría viento en popa. Y eso que no hemos mencionado el gran potencial de capacidad de endeudamiento que poseemos, ya que nuestra deuda es bajísima, no sobrepasa el 20% de PBI.Y para asegurar los recursos humanos calificados adecuadamente tenemos que actuar con firmeza en el desarrollo de políticas educativas, implementando adecuadamente escuelas, colegios y universidades con toda la modernidad que existe en el mundo. Es decir, tenemos que encaminarnos, y ese es el desafío de este nuevo gobierno, de ser un país altamente competitivo, pero con las herramientas en la mano, que nos permitan realizar esa labor. No mandarnos al campo de batalla, sin un fusil bajo el brazo, eso significaría ir al matadero. Preparémonos en tal sentido para asistir y participar en las grandes ligas, y luchemos tenazmente por ser los mejores.

Otro de los retos que tendrá este gobierno es hacer las grandes reformas. Iniciando con una transformación a fondo del Poder Judicial, desde donde desde hace muchos años no se imparte justicia sino injusticia. Por eso que ya nadie cree en ella, ya que saben que si van a buscar justicia nunca la van a encontrar. Por eso, el Poder judicial, se ha convertido en la institución con mas baja credibilidad entre los ciudadanos, seguida de la Policía Nacional, en la que para hacerla idónea se tendrá que purgar a un 70% de sus efectivos, y casi a la totalidad de los altos mandos, naturalmente con algunas excepciones. Para reformar el Estado se requiere, no mano dura, sino una decisión política, que se implemente con firmeza, y apunte a su modernización. Eso va a ser necesario e imprescindible para poder elevarnos, porque es como un peso que cargamos y nos arrastra por el suelo. Ese es otro desafío que tiene este nuevo gobierno, que se inicia formalmente este 28 de julio.

Asimismo, tiene por otro lado el desafío que luchar contra la corrupción, contra las malas autoridades, que llegan al Estado, a ocupar cargos para saquear las arcas fiscales, y enriquecerse ilícitamente. De esta situación el pueblo mayoritariamente está asqueado, y espera tal como lo propuso en campaña, muerte civil a los corruptos, que nunca vuelvan a  ocupar cargos públicos en el Estado, y que los casos de corrupción sean imprescriptibles. El pueblo organizado estará vigilante que esto se implemente, y no solo sea un estribillo de campaña.

El plato fuerte, que será el gran desafío para el nuevo gobierno, y que el pueblo le exigirá resultados  inmediatos, a través de cual PPK, tendrá la oportunidad de poner a prueba la fibra de su capacidad de liderazgo político, es, poner coto a la avalancha delincuencial que azota a la mayoría de las principales ciudades en todo el país, y que el gobierno nacionalista de Ollanta Humala que se va, no pudo resolver.

Esperemos que este nuevo gobierno presidido por PPK, asuma en su totalidad los nuevos retos que el Perú exige, inaugurando una nueva etapa en el devenir histórico de la política nacional partir del 28 de julio, que de manera oficial asume el mando y la conducción de los destinos de nuestra patria, con el convencimiento que la continuidad democrática es signo ineludible de grandeza en el quehacer de los pueblos por alcanzar su bienestar y desarrollo.