martes, 16 de octubre de 2018

¿HACIA DÓNDE VAMOS?

Por: Enrique Soto

La crisis política por la que atraviesa el país, desde hace varias semanas, parece no hallar el camino correcto que la conduzca a su superación. Cada día que pasa aparecen nuevos acontecimientos que ahondan el malestar. Como el blindaje por parte de la mayoría de la Representación Nacional, al fiscal de la nación, Pedro Chávarry, quien se ha enquistado en el Ministerio Público –a pesar que es repudiado por la ciudadanía-, y parece inamovible. No teniéndose en cuenta que el Congreso de la República ha sancionado, destituyéndolo e inhabilitándolo por diez años al juez César Hinostroza, (con quien jugaba al gana gana, en pared, llamándose hermanitos), acusándolo del delito de patrocinio ilegal, tráfico de influencias y negociación incompatible. “Esto es una incoherencia” dice el congresista oficialista Juan Sheput, autor del informe final de dicha acusación.

Esta situación es grave y debe ser corregida de inmediato. Ya que la crisis política, está remeciendo fuertemente las estructuras del estado peruano, que no solamente sacude al Poder Judicial, sino también hace tambalear al Ministerio Público, como institución rectora de la fiscalización y acusación de hechos punibles en el país, en el que están involucrados funcionarios públicos, que trabajan al servicio de la nación. Por lo que la imagen debe ser de total independencia, transparencia y honestidad, sin lugar a dudas. El señor Chávarry ha perdido estas facultades y su presencia en el sector empaña la imagen que debe tener el Ministerio Público.


Creemos que la crisis política se ahonda, cuando vemos que el enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, no cesan en su constante forcejeo por alcanzar la supremacía de poder, y la ambición de control del estado. Y eso se ve reflejado cuando, el congreso ha aprobado –con algunas modificaciones substanciales, para ser favorecidos como legisladores- las cuatro propuestas de reforma, que el ejecutivo propuso. Siendo observada una de ellas, como la reforma de la bicameralidad; que el presidente Vizcarra, ha manifestado, que se votará por el NO en el referéndum, por la forma radical que ha sido modificada, “quitándole la esencia del espíritu de la  norma propuesta” –según ha manifestado. Esto desnaturaliza el acto de referéndum, convocado para el último mes del año. En tal sentido siempre hemos considerado, en los análisis políticos, que hemos realizado periódicamente, que las urgentes reformas que el estado peruano necesita deben ser tratadas en profundidad, y estas deben pasar –ahora sin lugar a dudas- por una nueva asamblea constituyente, que elabore una nueva Constitución, acorde a nuevo estadío político en nuestra convulsionada historia republicana, estando a pocos años de celebrarse el bicentenario. Tengamos en consideración, que esta Carta Magna fue elaborada por una dictadura: El fujimontesinismo.

Por eso, creemos que el fujimorismo le está haciendo mucho daño al país. La terquedad que tiene la señora Keiko, de querer gobernar el país desde el congreso, es una aberración política y jurídica, que contradice el estado de derecho que norma el quehacer político. Ahora que ha sido detenida, esperemos que razone y aplaque su sed autoritaria y dictatorial aprendida en la escuela de Vladimiro Montesinos, viviendo en familia.

Por ello, no compartimos, lo que algún analista manifiesta: “el fujimorismo tiene aún gran futuro político”. Esto, desde nuestro punto de vista, es incompatible con la realidad, y visión de futuro en el quehacer político nacional. Asimismo, no creemos que Kenyi Fujimori reivindique el fujimorismo, ya que ambos hermanos son lo mismo, en formación y educación política pragmática, ambos tuvieron como maestro, aparte de don Alberto, a Vladimiro, el gran genio de 10 años de dictadura que padecimos en el país.

El fujimorismo está camino a su extinción, porque no es un partido histórico con raíces profundas ideológicas y doctrinarias –por lo que compararla con el Apra es una aberración-. El fujimorismo es un movimiento político coyuntural, que fue construido en base a ambiciones personales, y beneficios familiares. Cuyos herederos, no tienen las habilidades –para manipular al pueblo- que sí las  tuvieron Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Al desaparecer estos del escenario político nacional, el fujimorismo también desaparece, y será recordado en el futuro –si alguien lo recuerda- como una pesadilla que sucedió en el país.

Finalmente, todo no está perdido, creemos –como un brote de esperanza- en las nuevas autoridades locales y regionales que se instalarán a partir del primer día del nuevo año. Y esperamos que se dé inicio entonces, a un nuevo ciclo de gestión de calidad en todo el país. Porque estamos seguros que el Perú saldrá adelante.

miércoles, 10 de octubre de 2018

EN DEMOCRACIA

Por: Enrique Soto

El domingo pasado, de los 23 millones de electores aptos, solo 21 millones de ciudadanos –es decir el 80%- acudieron a las urnas, en todo el país, a emitir su voto de conciencia, para elegir a las nuevas autoridades locales y regionales. 20% no lo hicieron, principalmente, indiferentes y desalentados por la crisis política coyuntural de corrupción que estamos atravesando.
Sin embargo, podemos afirmar categóricamente que este acto cívico es de suma importancia y trascendencia para el quehacer político, económico y social del país. Y al haberse desarrollado ordenadamente, de manera disciplinada, es una manifestación de madurez democrática del pueblo peruano, que va aprendiendo a vivir en democracia, dándose de esta forma una estabilidad y sostenibilidad al estado y sus instituciones, a pesar de la coyuntura crítica que se está atravesando.

Los resultados de estas elecciones regionales y municipales marcan un derrotero en el quehacer político nacional, que van encaminadas hacia la realización de profundas reformas estructurales en el aparato estatal, y a dejar de lado a sectores políticos que no contribuyen en el desarrollo, sino mas bien son un obstáculo para el avance. Tal es así que la pedantería y la soberbia de Fuerza popular, ha sido castigada severamente en las urnas, al habérsele negado el apoyo ciudadano a sus candidatos. No apareciendo por ningún lado en los escrutinios realizados.
De esta manera podemos afirmar que el fujimorismo está en caída libre, y la tendencia es a desaparecer, ya que carece de ideología y doctrina. Base fundamental para toda institución política partidaria.
Otra cosa que vemos en este proceso electoral, es que el interior del país, se ha dejado sentir de manera contundente, con el triunfo de las organizaciones regionales independientes, dejando marcadamente de lado a los partidos nacionales, que mayoritariamente son direccionados desde Lima. La única excepción ha sido Alianza para el Progreso, que tiene controlado el “sólido norte”, en base a un clientelismo que han desarrollado los Acuña, a través de sus universidades.
Este nuevo panorama, que en la elección a la alcaldía de Lima, tiró al tacho de basura –a última hora- a los candidatos favoritos, eligiendo a Jorge Muñoz (AP), como nuevo alcalde, anuncia que el pueblo peruano ya no cree en los políticos tradicionales, y exige nuevos líderes que asuman responsablemente una gestión eficiente.
El quehacer político debe ser modificado radicalmente. Con la incorporación de nuevos líderes interesados en transformar el país, y con la realización de profundas reformas que cambien las estructuras del estado peruano, haciéndolo mas ágil y eficiente. Las reformas presentadas y que se van a poner en referéndum, es solo el comienzo, de una actividad continua de transformación nacional, que hemos tardado demasiado en iniciarla. Así lo ve la ciudadanía.
La corrupción debe ser combatida a muerte. ¡Corrupción cero! Debe ser el lema que impulse las nuevas gestiones municipales y regionales. A través de un control y fiscalización ciudadano, a parte de la labor que debe realizar el Ministerio Público, una vez recuperado, reformado y purgado de todos sus males elementos, que tanto daño le hacen a la institución.
Por lo manifestado, defender la democracia, recuperada con sangre, sudor y lágrimas, es una tarea ineludible de las futuras generaciones, que siempre debe ser llevada en alto, como un estandarte que simboliza la libertad de una nación. Las tiranías, y las dictaduras atrás quedaron olvidadas como una página negra y sucia en la historia de la República. Empezó la Refundación de un Nuevo Perú.

lunes, 1 de octubre de 2018

SIN GANAS DE VOTAR

Por: Enrique Soto

El próximo domingo 7 de octubre, todos los ciudadanos mayores de 18 años, estamos obligados a ir a las urnas a depositar nuestro voto para elegir a las nuevas autoridades ediles y regionales, que conducirán las respectivas administraciones locales en todo el país. Sin embargo, parece -según percibimos la conducta de los electores- no tener ganas para ir cívicamente, de manera voluntaria, a participar de un hecho tan importante, para seguir en el camino de la consolidación de la democracia en el país.

Y, es muy importante, preguntarnos a qué se debe semejante indiferencia, y falta de ánimo para intervenir con entusiasmo en esta gran fiesta cívica. La respuesta es evidente: La gran mayoría de electores se sienten defraudados por la conducta de los políticos, considerando que casi todos los actores políticos buscan su propio provecho y desean ardientemente un cargo en el estado, con el simple propósito de querer enriquecerse, dejando olvidado su vocación de servicio a la comunidad y la lucha por alcanzar el bien común, objetivos básicos del quehacer político.

Es así como, estas elecciones municipales y regionales, hallan al pueblo peruano sumergido en una crisis política y moral, que aún parece todavía no tocar fondo. Ya que a cada hora aparecen nuevos hechos, sucesos, revelaciones y decisiones que aumentan el caudal de la incertidumbre y amenaza inundar a la colectividad y arrastrarnos al despeñadero.

Sin embargo, consideramos que no todo está perdido por la mala conducta en el quehacer político, desarrollada por personajes innombrables como el juez César Hinostroza y el fiscal Pedro Gonzalo Chávarry (quien hace rato ya hubiera renunciado al cargo de Fiscal de la Nación, por vergüenza propia), teniendo esperanza que el futuro tiene que ser revertido. Para tal efecto, consideramos que la iniciativa que ha tenido el Ejecutivo, en plantear cuatro reformas cardinales, es el comienzo de una larga lucha que recién empieza.

Por ello, es necesario, y conveniente que el 4 de octubre esté aprobado por el Congreso:La reforma del Consejo Nacional de la Magistratura; El financiamiento de las campañas políticas; La bicameralidad en el Congreso y la no reelección de congresistas. Para que luego sean consultadas al pueblo peruano, a través de un Referéndum. Esto consideramos vital, y también el comienzo, de una serie de reformas urgentes que el estado requiere para consolidarse, modernizarse y ser mas ágil y eficiente en el quehacer administrativo de la nación.

Acabar con la corrupción, es un mandato sumamente urgente. La tarea no va ser fácil, pero sí necesaria, si queremos recuperar la credibilidad perdida, y hacer que el pueblo peruano vuelva a interesarse por el quehacer político y a participar activamente en el proceso de desarrollo y consolidación de la democracia. Y esto solo va ser posible si logramos consolidar y desarrollar sus instituciones que la sostienen.

Por ello, debemos seguir firmes en el deseo, que todos los que se hallen culpables y responsables –a partir de los audios revelados- sean procesados y sancionados ejemplarmente, con la Ley en la mano, dentro del marco normativo y constitucional que nos otorga el estado de derecho, de una organización social y civilizada. Pero sí con severidad, sin blindaje político, como ya se ve que se quiere realizar, para proteger a algunos altos funcionarios. Eso no debemos permitirlo. El país en su conjunto está por encima de intereses particulares y de grupo. “Caiga quien caiga”, es la frase exacta que avanza por los pasadizos de la corrección, la honestidad y la moralidad.

Hagamos todo lo necesario, para no volver a ver  en próximas elecciones esa apatía que hoy percibimos y nos duele, de no querer con ganas y voluntad propia, acudir a las urnas a emitir nuestro voto, sino fuera por la amenaza de la sanción. Creemos sinceramente que en el futuro la participación electoral en nuevos comicios debe ser facultativa, donde el ciudadano vaya voluntariamente a las urnas a elegir a sus nuevas autoridades, como un deber cívico.