miércoles, 2 de marzo de 2016

ELECCCIONES PRESIDENCIALES

Por: Enrique Soto Roca

Aproximadamente 20 millones de peruanos acudiremos obligatoriamente a las urnas el próximo 10 de abril para elegir al nuevo Presidente Constitucional de la República, y a los 130 nuevos parlamentarios que nos representarán en el Congreso Nacional; cumpliendo de tal manera con nuestro deber –aunque no lo sintamos profundamente- para darle estabilidad y continuidad al alicaído y anémico sistema democrático, que por cuarta vez de manera consecutiva –situación que no se ha visto a lo largo de los últimos 50 años- nos va a permitir elegir a nuestras autoridades que conducirán el destino del país en los próximos cinco años, en las ánforas.

Los candidatos que aspiran ocupar el sillón de  Pizarro, a 40 días aproximadamente de la realización de la primera vuelta electoral, han empezado a extremar su accionar proselitista, poniendo un poco de pólvora en sus continuos discursos; asimismo se observa, de manera preocupante, un ambiente electoral caldeado, que en momentos amenaza poner en peligro la estabilidad y continuidad democrática del país. Situación que pone en alerta a todos los que creemos en ella, y no se va a permitir por ningún motivo que esta sea interrumpida, ya que ha costado a todo el pueblo peruano mucho esfuerzo y sacrificio recuperarla.

Las amenazas de muerte que ha recibido el Presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Francisco Távara; así como los atentados violentos perpetrados contra los locales principales de campaña de Partido Aprista y del Frente Amplio, donde una turba de desadaptados causaron destrozos lanzando piedras y otros artefactos contundentes, empaña el proceso electoral, poniendo en una situación de grave riesgo la estabilidad y continuidad democrática. Esto tiene que ser controlado de manera inmediata por el accionar efectivo de la policía nacional y el sistema de inteligencia, instituciones encargadas de garantizar la tranquilidad pública, así como el normal desenvolvimiento del proceso electoral convocado. Por lo que se hace urgente identificar de donde provienen estos hechos delincuenciales, que podrían empañar la transparencia de estos comicios.

Este ambiente caliente -socialmente hablando- que se está experimentando en este proceso, es necesario enfriarlo. En tal sentido, es conveniente que los candidatos se calmen un poco, disminuyendo y/o controlando su desesperación por alcanzar sus objetivos, a pesar que el factor tiempo les juega en contra. Así como dominen sus ataques compulsivos contra sus competidores profiriendo palabras agresivas y frases insultantes, y contrariamente expresen de manera sencilla y coherente propuestas atinadas sobre los principales problemas que aquejan a la mayoría de ciudadanos de a pie. Esto revitalizará la tranquilidad pública, dando mayor pulcritud al proceso. Esperamos que los competidores hagan sus mayores esfuerzos por que esto se implemente, ya que el pueblo está cansado de enfrentamientos estériles, y lo que hoy exige son buenas propuestas y buenos planes de gobierno que eleven al país –en los próximos cinco años- por la senda del progreso y desarrollo, acabando para siempre con la pobreza, la injusticia y la desigualdad social que corroen la dignidad de nuestros pueblos.

Por otro lado, si no suceden mayores situaciones extraordinarias y de gran impacto parece que lo que sucederá el 10 de abril, ya se anuncia. Según los resultados de las encuestadoras, Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, a pesar que sigue manteniendo el primer lugar de preferencias, con un 33%, registra caídas de manera continua que la debilitan. Se ubica en el segundo lugar Julio Guzmán, de Todos por el Perú, con un 18%, habiendo crecido en menos de dos meses como un aluvión. El tercer lugar lo ocupa Cesar Acuña, de Alianza para el Progreso, con 7%, registrando una caída libre estrepitosa, que anuncia la extinción para siempre de sus sueños de ser Presidente del Perú. En el cuarto lugar, se asienta Pedro Pablo Kuczynski, con 6.8%, no parando de bajar de manera continua, por lo que se avizora que muy difícilmente llegará a una segunda vuelta. En el quinto lugar se ubica Alan García de Alianza Popular, con un 6.4%, siendo bastante preocupante la situación para los compañeros y sus aliados, que fueron muy golpeados con el “baguazo” y los “narcoindultos”, algo que no lo pudieron revertir, a pesar que muy tardíamente Alan sostuvo que fue un error que nunca lo volvería hacer, pero los hechos ya estaban consumados.

Teniendo en cuenta, a los cinco primeros, de los 17 aspirantes, ya que uno abandonó la contienda, consideramos que si Julio Guzmán no es sacado de carrera, ya que en política todo puede pasar, estará compitiendo en segunda vuelta con Keiko Fujimori, y será un competidor encarnizado. Sin embargo, en el supuesto que salga elegido presidente, su triunfo no garantiza el éxito del país, ya que nos dará más de lo mismo, porque es considerado un tecnócrata ilustrado, que apareció de manera improvisada, metiéndose por la ventana al escenario político electoral. Alcanzó el éxito personal logrando seducir a la juventud. Mas no cuenta con una experiencia mínima que garantice un buen gobierno, ni cuenta con una formación ideología y doctrinaria que lo sostenga. Volveremos a votar por el mal menor. Esa parece ser nuestra condena.

Sin embargo, creemos que puede abrirse una esperanza en el futuro incierto de nuestras naciones. Verónika Mendoza (FA) y Alfredo Barnechea (AP), vienen cabalgando con mucha fuerza desde atrás, pisándole los talones al carismático, y dos veces presidente de la república, Alan García. A pesar que debido al factor tiempo, tan corto que les queda, no es posible, desde nuestra modesta opinión, que uno de ellos pase a la segunda vuelta, pero si se afirmarán con un poder solvente, constituyendo un fuerte conglomerado social que le dará la fuerza suficiente como para realizar una brillante fiscalización, presionando de manera constante al nuevo gobierno que se instale el próximo 28 de julio, exigiendo eficiencia en la gestión. Verónika desde la izquierda y Alfredo desde el centro, presionarán al nuevo  gobierno a realizar algunas correcciones urgentes y necesarias al Modelo Económico Neoliberal imperante, que desde nuestro punto de vista ya no da más, si queremos reactivar la economía nacional, sacándola del enfriamiento.

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