jueves, 3 de diciembre de 2015

IMAGEN DE LA COYUNTURA POLÍTICA

Por: Enrique Soto Roca

En abril del próximo año,  más de 20 millones de peruanos, acudiremos a las urnas, de manera obligatoria, con el propósito de elegir al nuevo Presidente Constitucional de la República, y a los 130 congresistas que nos representarán en el Congreso, acto político y democrático que venimos practicando ininterrumpidamente desde el 2001, a partir de la caída de la dictadura fujimontesinista. En tal sentido, alrededor de una docena de aspirantes a la más alta magistratura del Estado, así como más de 1500 candidatos al congreso, se vienen movilizando intensamente, por todo el país, invirtiendo ingentes recursos económicos, con el propósito de alcanzar su más caro objetivo.

La campaña electoral para ser presidente y/o congresista ya empezó, y con mucha fuerza, donde más que la propuesta se exhibe el insulto y la diatriba, situación que nos muestra una clase política inmadura y poco desarrollada, que en lugar de impulsar el trabajo en equipo, promueve el individualismo, esto es una muestra palpable de lo poco que hemos podido avanzar para consolidar la democracia. Por tales razones el ciudadano de a pie se muestra escéptico con el accionar de lo políticos, manifestando desilusión y poco entusiasmo en este proceso electoral que se avecina.


Sin embargo, el carnaval electoral continúa. La última encuesta nacional de GFK, que publica el  diario La República (29 noviembre 2015), da cuenta que Keiko Fujimori de Fuerza Popular, sigue con el número uno en el ranking con un 32% de popularidad. Esto nos hace pensar, que si no hay variación significativa en los próximos 60 días, se habrá asegurado el pase a la segunda vuelta. Ello no significa que tenga asegurada la presidencia. En el 2011 también pasó a la segunda vuelta, y no pudo alcanzar la silla de Pizarro. Ollanta la derrotó. Esto se debe a que su situación política es bien compleja y bastante precaria en tan magno objetivo, por ser hija de un dictador, quien se encuentra  preso por corrupción y otros delitos de lesa humanidad, que la embistió cuando gobernaba el Perú como primera dama en detrimento de su madre, acto de mucha susceptibilidad social, que ensombrece su candidatura, y que ella muy bien lo sabe. Asimismo, fue formada política e ideológicamente en ese periodo oscuro de nuestra historia, alimentándose de las enseñanzas de su padre y de su tenebroso asesor Vladimiro Montesinos, algo que llevará siempre consigo y que le es muy difícil, por no decir imposible, desprenderse, a pesar que ha empezado a hacer denodados esfuerzos por proyectar nueva imagen. Por otra parte, tiene en su contra su entorno, del cual no ha logrado deshacerse, a pesar que en estos momentos han empezado a desarrollar un perfil bajo, pero son los mismos que acompañaron en el gobierno dictatorial a su padre. Esa imagen siempre la va a perseguir, mientras no haga un claro deslinde con el gobierno de su progenitor, y se deshaga de esos colaboradores que trabajaron en la dictadura fujimontesinista, que fue un lastre en la historia republicana de nuestro país. En tal sentido, si Keiko quiere representarnos alcanzando la más alta magistratura del Estado, tiene que hilar fino, y promover consensos, garantizando a la población electoral que votará por ella, que gobernará siendo respetuosa de la institucionalidad democrática. En tal sentido la situación no se le presenta nada fácil.

Por otro lado, vemos, según los resultados de la encuestadora, que Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, sigue todavía manteniendo su segundo puesto, pero de manera ajustada, con un 9%, después de haber sufrido en los últimos tres meses una caída libre, que lo ha hecho perder cuatro puntos, y parece que esta continúa, ni la renuncia a su nacionalidad norteamericana ha podido contener este retroceso. Lo que sucede que este candidato tiene una imagen de lobista, representante de grandes empresas transnacionales, que se favorecieron cuando era ministro de gobiernos anteriores, a pesar que él lo desmiente, pero nadie le cree. Asimismo, es percibido como un extranjero, representante de intereses foráneos, que si en verdad quiso servir al país tuvo su oportunidad en gobiernos anteriores, pero no lo hizo. Eso hace que sea visto como un candidato que no inspira confianza. Lo sigue de cerca, a dos puntos de distancia, Cesar Acuña, con 7%,provinciano norteño, ex alcalde de Trujillo, y actual gobernador de La Libertad, que tuvo la osadía de arrebatarle, con su movimiento Alianza para el Progreso, el sólido norte al Partido Aprista. Este outsider, avanza como un ciclón incontenible en las encuestas, en menos de tres meses ha acumulado cuatro puntos, habiéndose despuntado los tres últimos, y en este último mes, destronando del tercer lugar al “invencible” candidato de mucha experiencia, del partido de Haya de la Torre, Alan Garcia, quien actualmente se ubica en el cuarto lugar con un 6%. ¿A qué se debe su éxito de este lucero norteño? ¿Qué es lo que hace que otros candidatos no hacen? O acaso ¿mucho tiene que ver su procedencia?

Tengamos en cuenta cuando analizamos al candidato Cesar Acuña, que éste desde hace muchos años ha venido vendiendo a la población electoral peruana (consolidándose en el norte) una imagen de ser un empresario de éxito, en el campo de la educación, tiene en su haber ser fundador de varias instituciones educativas, esa imagen instalada en la mente de los electores, lo llevó en dos oportunidades a ser alcalde de Trujillo y después a ser Gobernador de la región La Libertad, como vemos gradualmente ha ido subiendo en el escalafón de la gestión pública, como debe ser una carrera política hacia la más alta magistratura del Estado, pero además, este provinciano aspirante a la silla de Pizarro, al parecer tiene acumulado mucho dinero en su entorno, que ha empezado a invertir a su anchas en este proceso electoral, y como dice el dicho "con la plata el mono baila”, y según se anuncia en el movimiento político que lidera hay “plata como cancha”, la cosa empieza a funcionar. Hay que tener en cuenta que para aspirar a ganar un proceso electoral de esta magnitud, se calcula una inversión, según los analistas financieros de aproximadamente 10 millones de dólares. Es decir alrededor de 35 millones de nuevos soles. Cifra astronómica para un acto como este. Teniendo esos factores a su favor, su humilde procedencia, de una familia pobre, sin haber tenido sus padres acceso a la educación básica, es solo su complemento. Hay que resaltar, por otra parte que su campaña desarrolla una organización empresarial, dentro de una economía de mercado, que se ajusta a la relación de costo/beneficio, por lo que se trata de imponer al candidato, utilizando todos los medios masivos de comunicación, sacándole la vuelta a la tributación, utilizando a la universidad de su propiedad. Este nuevo escenario, donde Cesar Acuña, candidato, es el nuevo protagonista, ha hecho variar radicalmente la correlación de fuerzas, donde hay muchas probabilidades que sea quien pase a la segunda vuelta con Keiko.

Alan García y Alejandro Toledo, que registran 3%, ubicándose en la cola de los cinco primeros, tienen muy pocas posibilidades, de remontar electoralmente, y poder pasar a la segunda vuelta. Parece que su destino ya está echado. El camino de García, que venía minándose con los narcoindultos, se le empeoró en obstáculos, cuando se le descubrió un plagio en su programa de gobierno, que él mismo tuvo que aceptarlo calificándolo como un “autogol”. Eso le hizo mucho daño. Además, los apristas cargan sobre sus hombros el estigma de ser corruptos. Algo del cual no pueden deshacerse, a pesar de ser expertos en el trajín político, y haber librado mil batallas defendiéndose de este fantasma, y muchas veces saliendo muy bien librados, el caso último lo expresa la absolución, por parte de la Corte Suprema, del ex ministro aprista Aurelio Pastor.

Para Alejandro Toledo, la situación es más dramática,”Ecoteva” lo sepultó de por vida, que le impuso una imagen de “mitómano”. Ahora, ya nadie cree en él, y políticamente se puede decir que su accionar, electoralmente, no representa nada trascendente. La alianza que viene arreglando con el nacionalismo es vista como una actitud desesperada. Ante el inminente peligro que ambos están corriendo, se ha visto en la necesidad de juntarse, para poder defenderse mejor, de lo que se le viene.

Los otros candidatos que – según GFK- a duras penas han alcanzado el 1% son Verónica Mendoza, Renzo Reggiardo, Flores Araoz y Julio Guzmán, cuya participación electoral en estos comicios no es significativa en términos cuantitativos, sin embargo es de suma importancia en el sentido que impulsa la consolidación de la democracia, expresando la representación de las minorías.

Finalmente, se puede afirmar que el marco conceptual del modelo económico que se viene implementado desde hace 25 años no va a variar sustancialmente, gane quien gane, de los cinco primeros que lideran las encuestas. La política macroeconómica está garantizada, así como el manejo fiscal y monetario. La tendencia de los candidatos es vender la imagen que serán cada uno de ellos los que nos sacarán del enfriamiento económico del que nos encontramos. Y serán ellos los que se propondrán a acabar con la inseguridad ciudadana, así como con la corrupción institucionalizada. Lo que preocupa sobremanera, en esta nueva coyuntura política- según GFK- es que las instituciones tutelares del Estado como el Congreso de la República y el Poder Judicial sigan totalmente devaluados, con un porcentaje de aprobación de 7%. Es decir, jalados. Esto es algo inadmisible, ya que el sistema democrático requiere de instituciones eficientes y solventes que garanticen la justicia y la gobernabilidad, de lo contrario ningún acto democrático, incluido el que vamos a participar el 4 de abril, será trascendente y garantizará la estabilidad democrática.

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