lunes, 8 de junio de 2015

UN GOBIERNO AL GARETE

Por: Enrique Soto Roca (*)

A un año y dos meses de poner término a su gestión, el gobierno nacionalista de Ollanta Humala parece irse quedando sin capital político. Tía María, fenómeno social que ha convulsionado Arequipa y todo el sur del país y el caso Martín Belaúnde Lossio, vinculado con actos de corrupción ha puesto a la pareja presidencial contra las cuerdas.

CAE POPULARIDAD

La popularidad de la pareja presidencial ha caído estrepitosamente el mes pasado, según encuesta realizada por la compañía de investigación de mercado, Gfk, a nivel nacional. Ollanta Humala con respecto a su aprobación se ubica en 16%, ocho puntos menos  que en el mes anterior, mientras que su desaprobación se incrementó de 72% a 77%. Es decir, tres cuartas partes del país no lo aceptan. Asimismo, Nadine Heredia, cayó en su popularidad de 27% que tenía en abril, a registrar un 18% en mayo. El Presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, no se quedó al margen de esta sanción ciudadana, su aprobación se ubicó en 18% frente a una desaprobación del 47%.



Como podemos darnos cuenta la situación política del gobierno es sumamente crítica, ya que registra un desgaste acelerado en su gestión en los últimos meses, que lo va arrinconando hacia una inestabilidad, bastante preocupante. Por eso, el ex presidente y líder de Perú Posible, Alejandro Toledo, propuso un cónclave de ex presidentes y líderes de partidos con Ollanta Humala para buscar soluciones a los problemas que afronta el país, ya que a su juicio esta cita sería necesaria “para impedir la interrupción del sistema democrático”. Expresión sumamente alarmante que se puede leer de muchas maneras.

Sin embargo, lo que se corrobora es la precariedad a la que está llegando este régimen, con una increíble falta e iniciativa para resolver los problemas más cruciales.  Dando a entender que no sabe qué hacer, ni cómo actuar ante los desafíos que a diario se le presentan y parecen acorralarlo.  Desde los conflictos sociales, que empiezan a brotar por doquier, hasta la inseguridad ciudadana que se expande como un reguero de pólvora, no existiendo una política de gobierno para contenerlos. Los extorsionadores están haciendo de las suyas obligando a ciudadanos solventes, con negocio, a dar altas sumas de dinero, si quieren seguir viviendo.

La situación se pone color de hormiga, frente a un gobierno incapaz para hacerle frente. Por su parte, la oposición política se mueve con gran apremio con el principal afán de sacarle el mayor provecho a la coyuntura. Las relaciones que se habían equilibrado con el nombramiento del nuevo Presidente del Consejo de Ministros, se han vuelto a resquebrajar, siendo muy probable que el Congreso de la República, no le otorgue al Ejecutivo, facultades legislativas que está solicitando, para normar sobre asuntos económicos, seguridad ciudadana y conflictos sociales, generándose enfrentamiento entre estos dos poderes del estado. Se descarta, desde nuestro particular punto de vista, el cierre del Congreso, porque no hay ambiente psicosocial que apunte hacia ello.

COMUNICACIÓN Y DIÁLOGO

Esta forma de hacer política tiene que ser superada, si queremos avanzar en la consolidación institucional dentro de un sistema democrático. El enfrentamiento constante y permanente entre el oficialismo y la oposición nos desgasta y no es nada constructivo. En tal sentido, es necesario y urgente buscar el entendimiento a través de la comunicación y el diálogo sostenido.

Por otra parte, la situación de desgaste político acelerado que padece el régimen, lo ubica como un gobierno al garete. Sin norte, que avanza según soplan los vientos, sin imponerse la inteligencia y la razón. La situación se complica cuando la protesta no sólo es en Tía María, sino en todo Arequipa, expandiéndose a todo el sur del país, para luego convertirse en una protesta nacional, manifestándose en todo el territorio. Esto es grave, ya que compromete a más de 30 millones de ciudadanos que constituimos esta comunidad.

Después del paro regional del sur del país realizado con éxito la semana pasada, estos han pedido a la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) que convoquen a un paro nacional para obligar al gobierno a atender las necesidades más urgentes que padece el pueblo peruano. Sin embargo, la central sindical, está tomando las cosas con pinzas, actuando con sumo cuidado, para que no se mezcle la lucha política con las reivindicaciones laborales, que podrían hacerle perder el control del liderazgo y hegemonía.

¿DESBORDE POPULAR?

Por eso la CGTP, para medir fuerzas y garantizar el control de las acciones que pueda tomar, ha empezado a promover una movilización a nivel nacional, llamada también “Jornada Nacional de lucha”. Asimismo promueve un “Paro Andino”, en algunas regiones de nuestra serranía. Como podemos darnos cuenta esta situación es muy delicada, ya que las organizaciones gremiales han empezado a calentar motores a nivel nacional y de ser efectivas estas protestas, podríamos estar asistiendo a un “desborde popular”, tomando el concepto del historiador y antropólogo Matos Mar.

Por su parte, el Sutep, Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Peruana, viene promoviendo un paro de 24 horas. Atizando la hoguera. Asimismo, un nuevo sector de transportistas viene haciendo lo mismo. Sería letal que el transporte se paralice, ya que es un sector estratégico. Todo esto de salir tal como lo tienen planeado pondría en graves aprietos al régimen, afectando la gobernabilidad, ya que se desataría una ola de protestas y enfrentamientos a nivel nacional, que el gobierno no estaría en capacidad de contener y controlar, ni utilizando a las fuerzas policiales en pleno, podría garantizar el orden, ya que estas han dado muestras de incapacidad operativa al no poder contener la avalancha delincuencial desatada en todo el país, y de manera agresiva y virulenta en Lima, donde viven 10 millones de ciudadanos, un tercio de la población a nivel nacional.

Como podemos apreciar, tener un gobierno al garete es sumamente peligroso y delicado. Por lo que es necesario institucionalizar el diálogo a nivel nacional y utilizar sabiamente esta herramienta para resolver cuanto problema social, político y económico se presente en el país.

Es de sabio conversar y de ignorantes violentarse. Con una actitud dialogante todos saldremos ganando. Las instituciones democráticas, pilar del desarrollo se fortalecerán.
(*)Periodista. Analista político

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