miércoles, 1 de abril de 2015

¿UN GOBIERNO EN PICADA?

Por: Enrique Soto (*)

La noche del lunes pasado, después de más de cinco horas de intenso y a veces acalorado debate, la Representación Nacional, con la asistencia de 116 parlamentarios, censuró al Consejo de Ministros presidido por Ana Jara con 72 votos a favor, 42 votos en contra y 2 abstenciones. Hecho que no se registraba en el quehacer político nacional desde hace más de cincuenta años. La última vez que se censuró a un gabinete fue el año de 1963, en el primer gobierno del arquitecto, Fernando Belaúnde Terry.




JUEGO DEMOCRÁTICO

Es el juego de la democracia, donde se pone a prueba la fortaleza de las instituciones y el equilibrio de poderes en una nación. Esta actitud política no es mala, pero abusar de ella tampoco es bueno. Es una forma de llamar la atención cuando algunos asuntos del estado están marchando mal.

En esta nueva coyuntura política el Presidente de la República, según la Constitución del estado, tiene 72 horas, a partir de la tacha, para aceptar la renuncia de sus ministros y remozar el gabinete. Si ésta fuera nuevamente censurado, el presidente tiene la facultad de disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones.

¿QUIEREN DESESTABILIZAR EL PAÍS?

Vayamos al fondo del asunto. ¿Qué ha pasado para que el gabinete Jara sea censurado y toda la oposición cierre filas contra el gobierno? ¿Quieren desestabilizar al país políticamente como dicen algunos representantes del nacionalismo? ¿Quieren derribarse al gobierno para adelantar las elecciones generales? Creemos que ni lo uno ni lo otro. No se quiere desestabilizar el país, ni derribarse al gobierno. Eso a nadie le conviene. Y la oposición no es tonta, como para cavar su propia tumba, dentro de un país que avanza vertiginosamente en su macroeconomía, y que este año volverá a liderar el crecimiento económico en la región. Lo que sucede es que el humalismo (léase la pareja presidencial) ha generado con su propio accionar deficiente, en base a su escasa inteligencia y capacidad política, por falta de experiencia en el arte de gobernar, una coyuntura favorable, desde el punto de vista electoral, para que la oposición empiece a moverse como pez en el agua y logre acumular fuerzas e incrementar su poder. ¡Vaya que lo está logrando!

EL FUJIMORISMO AVANZA

Esta censura ha sido un rotundo triunfo del fujimorismo en primer término, seguido del Apra y el PPC, y todos los demás grupos que han logrado subirse al bus de la oposición, levantando la bandera real y sólida de oponerse y no tolerar que los Servicios de  Inteligencia del Estado Peruano (DINI), estén reglando a personalidades, llámese políticos de oposición, militares, empresarios y periodistas, que fue el último destape que se filtró en la prensa, generando en los últimos días una crisis política que el gobierno nacionalista no lo supo manejar con eficiencia por más que la ministra Jara desembarcara al estado mayor de la DINI. Esto no fue suficiente.

CUIDADO CON LA SOBERBIA

La soberbia y la arrogancia son malas consejeras, porque no parten de un análisis de la realidad. De allí los fatales resultados.

Ha sido un error gravísimo que la ministra Jara se inmole. No había necesidad. Le hubiera ido mejor renunciando y no pasar por esta deshonra. Ahora esta nueva coyuntura va a tener sus consecuencias. Primero asistimos a presenciar un gobierno arrinconado, sin voluntad de acción e iniciativa. Es decir, empezamos a presenciar un gobierno derrotado, frente a una oposición triunfante, fuerte y poderosa. Ahora no le queda otra cosa al nacionalismo para revertir, en parte, esta grave situación y terminar sin aspavientos los meses que le quedan de su gestión, que bajar al llano y pisar tierra con humildad, sinceridad y transparencia, haciendo del Diálogo Nacional, un instrumento real de buscar consensos. El oficialismo tiene la obligación de realizar acciones creíbles que generen confianza, y eso no lo van a lograr diciendo que lo quieren desestabilizar políticamente, que los quieren tumbar, que esta censura va a impedir que se les alcance ayuda a los damnificados por las inundaciones y huaycos, que la oposición apunta a desalentar el crecimiento económico y a ahuyentar las inversiones, porque eso no es cierto.

UN GABINETE DE CONSENSO

Lo que le corresponde hacer ahora al oficialismo, es  sacarle el máximo provecho a la designación del nuevo gabinete, llamando a personalidades independientes con solvencia moral y capacidad  política, y dándoles autonomía y confianza para que acompañen el final de su gestión, sin intensión de utilizarlas. Es decir, armar un gabinete de consenso, que inspire confianza.

Asimismo, hacer públicamente una catarsis de autocrítica, reconociendo errores, pidiendo disculpas y dando una imagen real de querer enmendarlos. Porque de lo contrario, la situación se le va a seguir poniendo color de hormiga, teniendo en cuenta que estamos entrando, cada vez con mayor fuerza –la censura no estaba exenta de esta situación- a un  periodo electoral, en la que muchos aspiran ser presidente y congresista, y que están dispuestos a hacer todo lo necesario por alcanzar ese objetivo. Por lo que la situación no va a estar fácil, sino muy reñida.

En  esa misma dirección somos reiterativos en la instauración del Diálogo Nacional, como una herramienta necesaria para superar conflictos. Es necesario que nos entendamos y nos reencontremos.
(*) Periodista

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