viernes, 10 de abril de 2015

¿ES CUESTIÓN DE MUÑECA…?

Por: Enrique Soto

Manejar con prudencia y salir con acierto de la situación de crisis y turbulencia que ha recaído sobre las espaldas del nuevo primer ministro Pedro Cateriano, ha sugerido el patriarca del PPC, Luis Bedoya Reyes, manifestando que “es cuestión de muñeca”, durante la reunión que ambos sostuvieron en un primer intento de búsqueda por parte del gobierno de calmar las aguas y tratar de reinstalar una verdadera mesa de diálogo nacional con la oposición.

LA SITUACIÓN SIGUE CALIENTE

Sin embargo, la situación sigue caliente, el nombramiento de Cateriano como nuevo Jefe del Gabinete en reemplazo de la defenestrada, Ana Jara, genera adversión en la oposición, que en estos momentos se halla fortalecida. Ya que lo ven como una provocación del oficialismo, porque lo consideran un hombre belicoso y confrontacional, y no un individuo dialogante y de consenso, a pesar que manifestó, inmediatamente después de juramentar en el cargo: “voy a tener que cambiar porque como Presidente del Consejo de Ministros, seré el vocero del Ejecutivo”. Esto no es creíble.


NOMBRAMIENTO PROVOCADOR

Tal es así que por su parte, el vocero del PPC, ha declarado que el nombramiento de Cateriano revela la persistencia del gobierno en continuar con su actitud hosca con las diferentes bancadas políticas. Mientras que el de Solidaridad Nacional ha dicho que es un tremendo error su nombramiento porque tiene una conducta confrontacional. Sin embargo, Alan García, líder del Partido Aprista, fue más prudente, escribiendo en su cuenta de twitter: “serena y atenta es la posición del aprismo ante el nuevo gabinete. La situación del país y las necesidades del pueblo así lo exigen”.

Como podemos darnos cuenta la situación es delicada y se encuentra minada siendo responsabilidad de la clase política de andar con tiento.

Cualquier mala movida puede ser explosiva. Por eso señala el diario El Comercio en el editorial del sábado 4 de abril, titulado “Ni Sansón ni los filisteos. Ni el primer ministro ni la oposición deben forzar una situación extrema”. E inicia la redacción de la posición del diario, transcribiendo una recomendación realizada por The Economist que a la letra dice: “El presidente haría bien en nombrar una figura conciliatoria. Y, habiendo ya hecho su punto, la oposición haría bien en no forzarlo”. Sin embargo, esto no ha sucedido y el ciudadano de a pie cree que cualquier cosa puede pasar en un ambiente convulsionado.

DÉMOSLE UNA OPORTUNIDAD

Más adelante, el mencionado editorial señala que “lo sensato es darle una oportunidad al señor Cateriano”. Algo sumamente inteligente que compartimos, pensando en la estabilidad democrática, en la retoma del crecimiento económico y el bienestar general para los 30 millones de peruanos que vivimos en este país.

Asimismo, compartimos con el decano del periodismo nacional, con respecto al tema, cuando en otro editorial anterior “La Dura Democracia” (1 de abril del 2015) sostuvo que “en el caso de la censura a los ministros por el Parlamento, por ejemplo, es evidente que la necesidad de llegar a ese extremo es siempre consecuencia de que el Ejecutivo no está dispuesto a admitir que está en falta. De otro modo el ministro cuestionado renunciaría por iniciativa propia y asunto resuelto”. Sin embargo, como lo hemos señalado en un artículo anterior, la señora Ana Jara, en complicidad con sus jefes y/o ordenado por ellos, prefirió inmolarse y dejarnos esta tierra minada. Algo que pudo políticamente preverse y evitarse, pero muchas veces el orgullo, la soberbia y la arrogancia no lo permiten y nos ciegan impidiéndonos ver la realidad.

SALIR DEL ATOLLADERO SÍ O SÍ

Ahora no queda otra cosa que salir del atolladero a como dé lugar. Tengamos en cuenta que el nuevo gabinete presidido por Pedro Cateriano tiene un plazo de 30 días para concurrir al Congreso y solicitar el voto de confianza. Así mismo, si el gabinete no obtiene la confianza o es censurado por segunda vez, el Presidente está facultado a disolver el Congreso y convocar a elecciones parlamentarias en los siguientes cuatro meses. En esta situación creemos que el nuevo gabinete recibirá el voto de confianza, ya que a estas alturas del partido, ningún congresista quiere dejar su puesto. Así vaya en caso extremo, Pedro Cateriano, de acuerdo a su naturaleza, con la pierna en alto y con actitud beligerante y confrontacional. En este escenario a la oposición inteligente, no le queda otra opción que darle luz verde por ahora, a la espera del inicio del último año de gestión gubernamental, para inmediatamente defenestrarlo, en un escenario puramente electoral. Algo que igualmente sería muy perjudicial para los intereses del país. Pero al menos, ellos no perderían su trabajo.

SEAMOS OPTIMISTAS

Pero, seamos optimistas y pensemos que vamos a llevar la misa en paz. Y que este inicio de reuniones políticas en el más alto nivel permita tranquilizar las aguas. Las reuniones con Luis Bedoya Reyes, con Pedro Pablo Kuczynski, Keiko Fujimori y Alan García, es un buen sistema. Así como la declaración del aprismo, que están dispuestos a dialogar, para hallar una salida a esta crisis política. El fujimorismo está en la misma línea, ya que participaron en la segunda convocatoria de diálogo nacional promovida por el oficialismo. Por su parte, Kenyi Fujimori ha manifestado que “el cierre del parlamento generaría más inestabilidad e incertidumbre” dando a entender que ellos van a darle el voto de confianza al nuevo gabinete.

 Finalmente, hay que considerar que en una situación de beligerancia permanente, de confrontación continua, nadie gana, todos pierden. Claro está más unos que otros. Como siempre quien se lleva la peor parte es el pueblo, que empezará a sentir nuevamente el crecimiento de la pobreza, a partir de la falta de empleo, producto de la fuga de la inversión privada, y la falta de incentivo a la competitividad.

RENACE UNA NUEVA FUERZA

Si esto no cambia estamos a puertas del renacer de una nueva generación, que ya en una oportunidad hicieron retroceder al gobierno de turno, que audaz y pujante emergerá y expulsará del quehacer político a una casta, por no decir, de políticos miopes, mediocres e incapaces, con algunas excepciones, y se instalará para promover el crecimiento y florecimiento de una nueva nación, como decía Gonzales Prada.

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