sábado, 14 de marzo de 2015

CONFLICTOS SOCIALES. ¡QUÉ NO PRENDA LA CHISPA!

Por: Enrique Soto (*)

A partir de los sucesos ocurridos en Pichanaqui, donde la comunidad protestó contra las actividades extractivas realizadas por la empresa petrolera Pluspetrol, la Defensoría del Pueblo, pone en alerta al gobierno peruano, haciéndole recordar que en el país existen nada menos que 211 conflictos sociales irresueltos, de los cuales 160 se encuentran activos. Es decir en “ebullición”, que en cualquier momento pueden estallar. Y solamente 51 se hallan en situación latente. Es decir en condición moderada. Pero igualmente esperando solución.

¿Qué esperan nuestros gobernantes para actuar con decisión, inteligencia y audacia para poner fin a este clima de inseguridad que padecen nuestras comunidades de nuestro territorio? ¿Por qué no se resuelven, antes que estallen, estos conflictos sociales que traen desolación, heridos y muerte, cuando explotan? Como sucesos emblemáticos de estos atroces acontecimientos podemos recordar Conga, Tía María, sin dejar de mencionar el llamado “Baguazo”, que dejó como saldo 23 policías y 10 civiles muertos.

Este estado de cosas es sumamente grave en un país como el nuestro que se desliza por un camino de crecimiento y desarrollo, ya que ello ahuyenta la inversión privada y promueve la inestabilidad política, generando caos y desgobierno. Algo totalmente dañino para una democracia en ciernes.


Hay que tener en consideración que de los 211 conflictos registrados por la Defensoría del Pueblo, hasta el 28 de febrero del 2015, 142 son de carácter socioambientales, es decir, son enfrentamientos con empresas industriales extractivas por contaminación del medio ambiente, en su mayoría mineras y de hidrocarburos, y en menor escala energéticas y forestales (tala ilegal de bosques).

Tengamos en cuenta, para poder resolver esta situación con acierto, que la protesta es un derecho ciudadano dentro de un sistema democrático. El tal sentido es necesario oír, escuchar y atender los reclamos de los demandantes insatisfechos. El estado tiene la obligación de atenderlos. En esa perspectiva es prioritario el diálogo, la comunicación para de esa forma darle solución al conflicto de forma efectiva y eficiente, no dilatando el asunto año tras año, como se ha acostumbrado hacer, esa actitud burocrática debe ser desterrada, dándole al problema solución política de carácter asertiva.

Para ello saludamos, que 71 casos cerca del 45%, están en proceso de diálogo, mediante 66 mesas instaladas y comisiones de alto nivel buscando la solución al problema. Esta forma de actuar es la que se tiene que seguir promoviendo aceleradamente, ya que el tiempo cuenta, y puede resultar nuestro peor enemigo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la mayoría de estos conflictos está relacionada con la industria extractiva, como lo hemos señalado líneas arriba, y de manera mayoritaria con la minería, por lo que varios proyectos importantes de exploración y explotación de minerales están paralizados, habiéndose detenido ingentes recursos de inversión privada que beneficiarían enormemente el crecimiento económico del país, tales como Yanacocha, Tía María, Las Bambas, Toromocho, Río Blanco. Se calcula un retraso en la inversión de 20 mil millones de dólares. Esta situación tiene que ser superada, ya que somos un país minero, y de cuyas divisas se fortalece nuestra economía. Y eso no significa que vengan en bandada y extraigan nuestros valiosos recursos a diestra y siniestra sin respetar  los marcos estándares regulatorios internacionales con respecto a la defensa del medio ambiente, el derecho a la consulta previa para que vivamos en armonía.

Asimismo, debemos tener en consideración lo manifestado por Amnistía Internacional con respecto  a este asunto. Ellos señalan en su último Informe 2014-2015 que en la República del Perú en dicho periodo “hubieron agresiones contra activistas y detractores del gobierno. Se tuvo noticia de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía. No se respetaron los derechos de los pueblos indígenas a ser debidamente consultados y a dar su consentimiento libre, previo e informado”. Asimismo señala  que “los conflictos sociales y las protestas en las comunidades afectadas por industrias extractivas siguieron siendo generalizadas”. Por otra parte, da cuenta de los líderes indígenas ashánincas en el departamento de Ucayali que murieron a manos de presuntos madereros ilegales, en represalia por su activismo contra la tala ilícita en sus tierras, y que a pesar de haber pedido ayuda y protección al estado peruano este no se lo brindó, persistiendo hasta ahora la inseguridad en la comunidad.

Es necesario que las autoridades del gobierno actúen rápidamente en torno a estas denuncias realizadas por este organismo internacional, ya que son graves y urge una explicación por parte del estado peruano.

Queremos señalar finalmente que debemos de tener mucho cuidado en el uso de la fuerza en estos conflictos locales, ya que ello no va a solucionar el problema. La experiencia nos enseña que en todos los conflictos de esta naturaleza en la que el estado ha hecho uso de la fuerza a través de la policía nacional, ha sido desmedida y los resultados han sido desfavorables para disminuir la tensión y acabar con el problema, contrariamente el problema se ha empeorado, cayendo los ministros como responsables políticos.

Estos 211 conflictos sociales que nos recuerda la Defensoría del Pueblo, tienen que ser resueltos cuanto antes, sino en su totalidad, mayoritariamente, hoy que está en boga el Diálogo Nacional, hagamos uso de esa herramienta y acabemos con estos conflictos que tanto daño pueden causar al país, evitando de esa manera que prenda la chispa.
(*) Periodista

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