viernes, 27 de marzo de 2015

FERIA ELECTORAL

Por: Enrique Soto (*)

A pesar que falta un año y cuatro meses para que el presidente Ollanta Humala culmine su periodo en el cargo y transfiera el gobierno y poder a una nueva administración, que los peruanos elegiremos el próximo año, ya comenzó una carrera frenética y despiadada- donde todo vale- por parte de los políticos y no políticos, creando un ambiente que parece una feria electoral, donde todo se compra y todo se vende por llegar a Palacio.

La lucha por el poder amenaza ser descomunal y apasionada. Todos los aspirantes quieren asegurarse desde un inicio el triunfo, por lo que han empezado a moverse con gran vehemencia, disparándoles con bazuca a sus más cercanos competidores.

¿Cae la ministra Jara?

En medio de este movimiento abrumador el gobierno nacionalista saliente se vislumbra agotado, cansado, sin ganas de pelear y confrontarse, envuelto en escándalos de corrupción  y de espiar a la oposición utilizando a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), estando, por esto último, la presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara al borde de ser censurada por el Congreso de la República, a pesar de haber realizado esfuerzos gigantescos por calmar las aguas convocando a un “Diálogo Nacional”, reestructurando su gabinete, dando de baja al ministro Urresti por “faltoso”, tal como lo pedía el Apra y el fujimorismo y cerrando la DINI, decretando su reestructuración y desaforando a su plana mayor. Todas estas acciones por  estabilizar la administración gubernamental parecen insuficientes debido a la nueva coyuntura política electoral que ya empezó a proliferarse.

Sin embargo, todas estas escaramuzas no apuntan a derribar al gobierno, ya que si cae todos perdemos, y eso lo sabe muy bien la clase política y los aspirantes a la casa de Pizarro. En tal sentido, por allí no va el asunto. Sino, en  cómo ganar mayor protagonismo y hegemonizar la correlación de fuerzas que existen en la población, presentándose como el más apto para gobernar, aprovechando al máximo las debilidades y las torpezas que este gobierno ha cometido, poniendo al descubierto sus incapacidades.


El modelo neoliberal continúa

En esa dirección el  modelo económico neo liberal no está en debate sino en peligro. Ello va a continuar con el próximo gobierno, salga quien salga elegido. Lo que sí está en debate y en proceso de reajuste, que ésta administración ya no lo podrá realizar, porque está agotada y de salida, es el quehacer político y la acción social, de allí parte, como una actitud desesperada para levantarse, por parte de la bancada nacionalista la reforma electoral, aunque mediocre, inmediata, incompleta y tardía negando la reelección de alcaldes y presidentes regionales y cambiándoles de nombre al cargo de estos últimos por el de gobernadores, en un país con una constitución     presidencialista. Sinembargo, esta misma medida no es aplicada a los congresistas que son los que legislan.

Asimismo, el nacionalismo pretende levantar cabeza con la aprobación de la Ley Pérdida de Escaño, más conocida como “Curul Vacío”, que será aplicada a congresistas condenados por narcotráfico, terrorismo, trata de personas y lavado de activos, perdiendo el escaño y no siendo reemplazado por su suplente.

Estas dos leyes son insuficientes en el accionar  político nacional. Para que dicho acto sea llamado un proceso de reforma electoral, hace falta debatir el transfuguismo y la eliminación del voto preferencial, que de alguna forma ayudarían a consolidar los partidos políticos que tanta falta nos hacen para acabar con los caudillos, que sin lugar a dudas, los volveremos a ver en las elecciones generales del próximo año.

PPK  en carrera

En esta competencia, no siempre llegará primero el que más corra, sino quien sea dueño de mayor habilidad y recursos económicos, porque ya está dicho que para estas competencias hay que invertir millones, y esto muy bien lo sabe Pedro Pablo Kuczynski, ex ministro de economía y ahora un experimentado político, después de haber aprendido en esta nueva actividad, luego de su derrota en las elecciones generales pasadas, donde quiso juntar perro, gato y pericote.

Este fracaso le ha permitido tener una nueva visión pragmática de la política, en la que ha considerado que para moverse con eficiencia es necesario tener automóvil propio, por lo que ha adquirido su propio partido, y aliarse con personas ligadas a las finanzas, como Susana de la Puente y la abogada Cecilia Blume. Asimismo, decidió cambiarle de nombre a su partido, ahora denominada Peruanos por el Cambio-PPK. Con esta nueva imagen Pedro Pablo está listo para empezar la carrera y enfrentarse a sus más conspicuos competidores como Alan García y Keiko Fujimori.

PPK, promotor del liberalismo, ha empezado a atraer a sus predios a los jóvenes y a los movimientos regionales, y pretende realizar, de llegar al gobierno, inversión pública por 10 millones de dólares en obras de agua potable y saneamiento y otros 6 mil millones de dólares en infraestructura educativa, sosteniendo que todo eso se puede financiar, sin mayores problemas, gracias a las reservas fiscales, que son de 30 mil millones de dólares. Esperemos que esto no sea pura demagogia.

Asimismo, pretende confundir al comunismo llamando a sus seguidores “camaradas”.

Keiko avanza

Por otra parte, Keiko Fujimori, recorre el país sin pausa, realizando mítines y concentraciones a diestra y siniestra en el interior. Visitando poblados alejados, donde según dice el estado no llega. Y su grupo político se mueve con gran cautela, ya que en negociación con el gobierno no pudieron sacar a Alberto Fujimori del cautiverio. Y esa mancha de corrupción y de violación a los derechos humanos, le salpica a Keiko, por lo que ha querido tácticamente alejarse políticamente de su padre, pero consideramos que es un lastre muy difícil de superar y tendrá que arrastrar con él hasta el fin de la campaña.

A pesar que el fujimorismo siempre ha puesto en jaque al gobierno de Humala, ya que es la primera mayoría en el Congreso, hoy se rumorea que habrían hecho un pacto secreto para sacarlo del camino a Alan García, ya que lo consideran un competidor peligroso. De ser cierto sería grave para la estabilidad democrática, porque se estarían jugando con las cartas bajo la mesa, cuya repercusión social sería de diagnóstico reservado. Ya que se pondría en duda un proceso electoral limpio y transparente, con reglas de juego claras.

Cercan a Alan

Por su lado, Alan García, no las tiene todas consigo. A pesar de estar en una frenética campaña, ha decidido consolidar el frente interno anunciando la renovación del partido y elecciones de los nuevos secretarios generales distritales y provinciales, como una forma de renovar los cuadros dirigenciales, que era una exigencia al interior del aprismo.

Asimismo, la alianza con Alex Kouri, le está dando réditos, ya que se ha construido un bastión fuerte que lo apoya en el Callao, mientras que el Lima, Enrique Cornejo ha limpiado de alguna forma la mala imagen que el partido se estaba construyendo. Quedar segundo y haber puesto seis regidores en el Consejo Metropolitano, en las elecciones municipales pasadas, es un éxito.

A pesar que no confirma su candidatura, todos sabemos que será el postulante a la presidencia –por cuarta vez-en las próximas elecciones si la jurisprudencia lo permite, ya que existen dos informes de la desactivada mega comisión presidida por el congresista Sergio Tejada que lo afectan. Estas sobre los casos de los Colegios Emblemáticos y el caso Business Track (BTR), que avalan una acusación constitucional contra su persona, que lo perjudicaría no sólo a nivel judicial sino también electoral, ya que haría mella en su imagen de candidato.

Todas estas situaciones aparecen con apasionamiento en una coyuntura como la que hemos empezado a experimentar de inicio de campaña electoral. Sin embargo, hay que investigar hasta llegar a la verdad y actuar con justicia dentro de un estado de derecho y en democracia, respetando las leyes y los reglamentos que regulan nuestra conducta.

A pesar de todo Alan García sigue corriendo, convenciendo a tirios y troyanos con su Plan de Gobierno denominado “Plan Bicentenario”, elaborado por un grupo de intelectuales técnicos comandados por Jorge del Castillo. Asimismo, piensan atraer al partido a Juan Sheput y Carlos Bruce, disidentes de Perú Posible y a Hernando de Soto, renombrado economista del Instituto Libertad y Democracia, hoy defensor de los mineros informales. De lograrse estos objetivos, la candidatura de Alan García se consolidaría.

¿Toledo ya fue?

Por su lado, Toledo no logra tener mucho arrastre electoral por más que se esfuerza, ya que el caso Ecoteva, lo ha puesto al borde del abismo político. Perú Posible fue un movimiento que tuvo su oportunidad en una coyuntura muy delicada para el país, y que halló en Toledo a su líder que lo sacaría de ese atolladero. El rol ya fue cumplido y la historia avanza.

Con el PPC no pasa nada. Sus guerras intestinas han terminado desapareciéndolo a nivel nacional. Es un partido de élite que sólo tiene presencia en Lima y en un pequeño sector ligado a San Isidro. Lourdes Flores tuvo la oportunidad de llevarlo al poder pero no lo logró. Y desde ese entonces la organización vino en picada. En estas elecciones generales su presencia no será trascendente.

...y la izquierda

Después de la caída de Susana Villarán como candidata a la reelección al sillón municipal y después de tumbarse a todo el plantel de regidores en una revocatoria, la izquierda pasó al olvido. Es que no hay capacidad para superar los pequeños liderazgos de capilla desde hace más de tres décadas. Las reflexiones –en torno al tema- que realiza Sinesio López, en su columna del diario La República, “Razones, pasiones e intereses”, deben ser leídas, analizados y meditadas por todo ciudadano que se considere de izquierda. Ya que son ideas bien pensadas, sesudas, que contribuyen a entender este fenómeno político. Es necesario reconocer la realidad para  pisar sobre duro.

¿Mauricio presidente?

Por otro lado, la política, como la que vemos no está exenta del folclor, que son una amenaza  para el profesionalismo. Y en este proceso electoral la constituyen por el momento Daniel Urresti y Mauricio Diez Canseco. Y es que en el ambiente político que vivimos, todo puede pasar, ya que somos una sociedad despolitizada, donde los ciudadanos idóneos para asumir estas responsabilidades no quieren saber nada con el quehacer político nacional.
(*)Periodista

martes, 24 de marzo de 2015

LOS GRITOS DEL SILENCIO

Por: Julio Garazatúa Vela (*)

Actualmente la situación política-social  del Perú se mueve alrededor de cuatro escenarios, relacionados entre sí, pero cada cual con características propias: el deterioro progresivo de la “clase política”; la corrupción generalizada que incluso ha copado las altas esferas del poder; la inseguridad y la violencia incontrolable; y los “conflictos sociales” como modalidad pública para hacerse escuchar y solucionar  reclamos diversos.

Los problemas que se desprenden de estos escenarios, han sensualizado la agenda del gobierno, han desbordado el orden público y el Estado de Derecho, y han deteriorado la ética y la moral pública. Algunos comentan que es una tendencia propiciada por los cambios inesperados del tercer milenio,  otros sostienen que son situaciones generadas por la incapacidad de los gobiernos de turno, y los optimistas dicen que son percepciones creadas por los “opinólogos” de siempre.

Ante este panorama de confusión general y de desorden nacional, surgen algunas interrogantes que exigen respuestas correctas, respuestas que siempre quedan en el silencio cómplice y archivadas en el tiempo y el olvido, pero que es necesario repetirlas constantemente, tales como: ¿Por qué la “clase política” se deteriora cada vez más en cada proceso electoral?, ¿Por qué no tenemos verdaderos partidos políticos, en lugar de “pseudos  partidos”, “movimientos” y “agrupaciones” improvisadas y temporales, que facilita las “candidaturas eternas” y la permanencia de cúpulas enquistadas en los cargos de conducción partidaria; lo que acrecienta la corrupción generalizada, la proliferación de “caudillos”, “aventureros” políticos y “caciques” regionales?,  ¿Por qué los proyectos de inversión tan necesarios para el desarrollo nacional tienen tantas trabas burocráticas para su ejecución?, ¿ Por qué los programas  asistenciales de bienestar son ineficientes y son focos de corrupción, en lugar de ayudar a la población a salir de la pobreza extrema ?, ¿ Por qué la juventud se rebela ante leyes que presuntamente benefician su futuro laboral?, ¿ Por qué mantenemos una frondosidad legal con leyes que nadie cumple, y algunas imposible de cumplirlas?, etc. Con el tiempo llegué a comprender, que la pregunta correcta suele ser más importante que la respuesta correcta a la pregunta equivocada.


Al parecer, el país enfrenta una convergencia de crisis que engrosa sus problemas diarios: crisis de gobernabilidad, crisis del sistema social- familiar, crisis del sistema de salud, crisis del sistema de seguridad y de justicia, crisis de ética y moral nacional; y particularmente crisis del sistema político, que ha perdido dirección y la confianza del pueblo.

Alvin Toffler decía hace más de treinta años, que muchos países percibirán el impacto simultáneo de las tres olas de cambio, completamente distintas (agraria, industrialización y conocimiento), de velocidades diversas y con diferentes grados de fuerza tras de sí. Al parecer, el Estado  se encuentra afrontando el choque de esas tres olas, que sobreviven en nuestro quehacer nacional, la consecuencia de ello es lo que perturba y agita la vida interna del país.

En el Perú, los gobiernos han demostrado siempre ineficiencia absoluta, ante los problemas  que la nueva situación del mundo va planteando. Incluso los candidatos que se han mostrado como capaces de hacer cambios innovadores, una vez en el poder, parecen petrificarse ante cualquier sugerencia de que nuestra Constitución y las Instituciones Políticas  necesitan ser revisadas y reestructuradas, y prefieren mantener el  Statu-quo y evitar las reformas. Por ello, los resultados de las políticas y estrategias aplicadas en los diversos sectores públicos, generalmente son erráticas y difíciles de prever, porque nuestros gobiernos en toda su historia siempre han estado en “shock”; no existe otra explicación para nuestro rezago en el desarrollo nacional “inclusivo”, del cual siempre hablamos, continuamente lo proponemos, pero nunca lo concretamos. Asimismo, los tecnócratas padecen de “obsesión económica”; parten de la premisa de que todos los problemas, aún los no económicos como lo social y psicoculturales, sólo pueden solucionarse con medidas económicas, lo que genera situaciones políticas conflictivas.

 Además, hace décadas que no tenemos en el Congreso una “oposición política” organizada, ensamblada, que actúe como contrapeso ante los gobiernos de turno y evite los excesos del poder;  lo que hay es una “mixtura” de grupos políticos con diferentes tintes ideológicos, cada cual oponiéndose a todo lo que puedan, para mantener o negociar cuotas de poder; tal es así, que muchas veces lo “importante” se subordina a lo “urgente” de acuerdo a las necesidades partidarias que cada grupo tiene. Lo que demuestra que la denominada “representatividad popular” del cual están investidos nuestros congresistas, solamente es una figura electoral.

Actualmente, es difícil confiar en nuestros gobernantes, en nuestras instituciones públicas, en nuestros candidatos, para que nos den respuestas correctas a nuestras inquietudes, y a los cambios que exigen las vicisitudes  del tercer milenio. Pero lo más grave es, que la sensación de que la política es un engaño y de que no hay forma de limpiarla de prácticas indebidas, se propague en nuestra población, y  profundicen los conflictos sociales.

Jorge Abelardo Ramos uno de los políticos Argentinos más influyentes del siglo XX, decía: “América Latina necesita unirse para no degradarse. No es el progreso del capitalismo, lo que exige la unidad de nuestros Estados, sino la crisis profunda y el agotamiento de la condición semi-colonial que padecemos”.
Creo que es el momento de realizar una autocritica severa, una revisión total de nuestra actuación como Estado, como gobierno y como sociedad organizada, un examen de conciencia pública, para consolidar nuestros aciertos y desnudar nuestros  errores, para decidir con madurez política ¿a dónde queremos ir?, y reorientar nuestros esfuerzos hacia el camino elegido.

Sólo analizando la historia social de nuestro pueblo, podremos comprender el presente y vislumbrar con esperanzas el futuro.
(*) Crnel (r) PNP. 

sábado, 14 de marzo de 2015

CONFLICTOS SOCIALES. ¡QUÉ NO PRENDA LA CHISPA!

Por: Enrique Soto (*)

A partir de los sucesos ocurridos en Pichanaqui, donde la comunidad protestó contra las actividades extractivas realizadas por la empresa petrolera Pluspetrol, la Defensoría del Pueblo, pone en alerta al gobierno peruano, haciéndole recordar que en el país existen nada menos que 211 conflictos sociales irresueltos, de los cuales 160 se encuentran activos. Es decir en “ebullición”, que en cualquier momento pueden estallar. Y solamente 51 se hallan en situación latente. Es decir en condición moderada. Pero igualmente esperando solución.

¿Qué esperan nuestros gobernantes para actuar con decisión, inteligencia y audacia para poner fin a este clima de inseguridad que padecen nuestras comunidades de nuestro territorio? ¿Por qué no se resuelven, antes que estallen, estos conflictos sociales que traen desolación, heridos y muerte, cuando explotan? Como sucesos emblemáticos de estos atroces acontecimientos podemos recordar Conga, Tía María, sin dejar de mencionar el llamado “Baguazo”, que dejó como saldo 23 policías y 10 civiles muertos.

Este estado de cosas es sumamente grave en un país como el nuestro que se desliza por un camino de crecimiento y desarrollo, ya que ello ahuyenta la inversión privada y promueve la inestabilidad política, generando caos y desgobierno. Algo totalmente dañino para una democracia en ciernes.


Hay que tener en consideración que de los 211 conflictos registrados por la Defensoría del Pueblo, hasta el 28 de febrero del 2015, 142 son de carácter socioambientales, es decir, son enfrentamientos con empresas industriales extractivas por contaminación del medio ambiente, en su mayoría mineras y de hidrocarburos, y en menor escala energéticas y forestales (tala ilegal de bosques).

Tengamos en cuenta, para poder resolver esta situación con acierto, que la protesta es un derecho ciudadano dentro de un sistema democrático. El tal sentido es necesario oír, escuchar y atender los reclamos de los demandantes insatisfechos. El estado tiene la obligación de atenderlos. En esa perspectiva es prioritario el diálogo, la comunicación para de esa forma darle solución al conflicto de forma efectiva y eficiente, no dilatando el asunto año tras año, como se ha acostumbrado hacer, esa actitud burocrática debe ser desterrada, dándole al problema solución política de carácter asertiva.

Para ello saludamos, que 71 casos cerca del 45%, están en proceso de diálogo, mediante 66 mesas instaladas y comisiones de alto nivel buscando la solución al problema. Esta forma de actuar es la que se tiene que seguir promoviendo aceleradamente, ya que el tiempo cuenta, y puede resultar nuestro peor enemigo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la mayoría de estos conflictos está relacionada con la industria extractiva, como lo hemos señalado líneas arriba, y de manera mayoritaria con la minería, por lo que varios proyectos importantes de exploración y explotación de minerales están paralizados, habiéndose detenido ingentes recursos de inversión privada que beneficiarían enormemente el crecimiento económico del país, tales como Yanacocha, Tía María, Las Bambas, Toromocho, Río Blanco. Se calcula un retraso en la inversión de 20 mil millones de dólares. Esta situación tiene que ser superada, ya que somos un país minero, y de cuyas divisas se fortalece nuestra economía. Y eso no significa que vengan en bandada y extraigan nuestros valiosos recursos a diestra y siniestra sin respetar  los marcos estándares regulatorios internacionales con respecto a la defensa del medio ambiente, el derecho a la consulta previa para que vivamos en armonía.

Asimismo, debemos tener en consideración lo manifestado por Amnistía Internacional con respecto  a este asunto. Ellos señalan en su último Informe 2014-2015 que en la República del Perú en dicho periodo “hubieron agresiones contra activistas y detractores del gobierno. Se tuvo noticia de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía. No se respetaron los derechos de los pueblos indígenas a ser debidamente consultados y a dar su consentimiento libre, previo e informado”. Asimismo señala  que “los conflictos sociales y las protestas en las comunidades afectadas por industrias extractivas siguieron siendo generalizadas”. Por otra parte, da cuenta de los líderes indígenas ashánincas en el departamento de Ucayali que murieron a manos de presuntos madereros ilegales, en represalia por su activismo contra la tala ilícita en sus tierras, y que a pesar de haber pedido ayuda y protección al estado peruano este no se lo brindó, persistiendo hasta ahora la inseguridad en la comunidad.

Es necesario que las autoridades del gobierno actúen rápidamente en torno a estas denuncias realizadas por este organismo internacional, ya que son graves y urge una explicación por parte del estado peruano.

Queremos señalar finalmente que debemos de tener mucho cuidado en el uso de la fuerza en estos conflictos locales, ya que ello no va a solucionar el problema. La experiencia nos enseña que en todos los conflictos de esta naturaleza en la que el estado ha hecho uso de la fuerza a través de la policía nacional, ha sido desmedida y los resultados han sido desfavorables para disminuir la tensión y acabar con el problema, contrariamente el problema se ha empeorado, cayendo los ministros como responsables políticos.

Estos 211 conflictos sociales que nos recuerda la Defensoría del Pueblo, tienen que ser resueltos cuanto antes, sino en su totalidad, mayoritariamente, hoy que está en boga el Diálogo Nacional, hagamos uso de esa herramienta y acabemos con estos conflictos que tanto daño pueden causar al país, evitando de esa manera que prenda la chispa.
(*) Periodista