miércoles, 17 de diciembre de 2014

2014: UN AÑO DESACELERADO

Por: Enrique Soto (*)

Después de experimentar un crecimiento continuo en los últimos años, este 2014 que se va, hemos sufrido una baja, a raíz del proceso de desaceleración económica que estamos viviendo. Se estima optimistamente, según los analistas económicos, que cerraremos el año con un crecimiento aproximado de nuestro PBI de 3%, que significa el 50% menos de lo que crecimos el año pasado. Esta situación es preocupante, que nos obliga a tomar decisiones económicas y políticas para revertirlo e impedir que esto vuelva a repetirse el próximo año.

¿A qué se debe esta desaceleración económica que estamos padeciendo y que afecta a todo el pueblo peruano? En primer lugar diremos que es el reflejo de la desaceleración económica internacional que el mundo está viviendo, ya que el Perú no es una isla, y es parte del proceso global, cuyas incidencias se expresan a través de la baja de los precios internacionales de las materias primas, ya que somos un país primario exportador. En segundo lugar sostenemos que esto nos está pasando –y el 2014 se nos presentó difícil- porque nuestros gobernantes no tomaron a tiempo y/o actuaron deficientemente y con efecto retardado, la implementación de medidas cíclicas y contracíclicas reactivadoras que impida que nuestra economía se contraiga y logre enfriarse.

La potencia de nuestra economía fortalecida en los últimos diez años de crecimiento continuo, permite que se implemente con audacia y de manera oportuna políticas económicas monetarias y fiscales que impidan el estancamiento de nuestro crecimiento.


Pareciera que nadie quiere hacerse cargo de esta deplorable –pero no insuperable- situación económica desacelerada que estamos sufriendo.

Pareciera también que el Ejecutivo y la Presidencia del Banco Central de Reserva no coordinaran acciones para mitigar este flagelo. El primero da a entender que el BCR no acompaña con medidas monetarias las decisiones del impulso fiscal, dadas reiteradamente, y aprobadas por el Congreso de la República. Sinembargo, Julio Velarde, presidente del directorio del BCR, dijo desde Santiago de Chile, a donde acudió para dar una conferencia sobre “Crecimiento y desafíos  de la región”, organizado por el Fondo Monetario Internacional, que “es injusto decir que no hemos reaccionado ante la desaceleración”, agregando que “ahora somos el BCR que más rápido ha reaccionado en toda América Latina”.

Esta situación es preocupante porque tenemos entendido que el Ejecutivo a través del Ministerio de Economía y el BCR (con toda su autonomía jurídica) conducen la política económica nacional y son responsables de su balance anual, de su debe y haber, por lo que deberían asumir acciones coordinadas para superar este tremendo bache que se nos ha presentado. Sinembargo, eso no parece ocurrir, en una entrevista que el periodista Rumi Cevallos, le hace a Julio Velarde, cuando le pregunta que hay quienes dicen que el Banco Central no está acompañando el impulso fiscal del gobierno, este responde: “¿qué impulso fiscal?, si la inversión pública ha caído hasta octubre. De enero a octubre cayó 2%. En cambio nosotros venimos reduciendo el encaje desde junio del año pasado”. Esto nos permite señalar que no hay buena comunicación entre las partes, algo que tiene que superarse para el bien del país. 

Lo que sí tenemos que reconocer en Velarde y el BCR, es que están desarrollando su trabajo de manera profesional, manteniendo en raya al tipo de cambio, que en algunas veces amenaza con subir descontroladamente, tengamos en cuenta que EE.UU., aunque muy lentamente, ha empezado a recuperarse, incrementando el empleo y consumo de sus habitantes. Asimismo, con mucha maestría vienen reduciendo el encaje, sin dejar de mirar la inflación, aunque se les ha criticado, por no reducir como debe ser la tasa de interés de referencia, que según algunos analistas haría más eficiente las decisiones reactivadoras del Ejecutivo.

Por otro lado, se sabe que el Perú es uno de los países con menor deuda extranjera. Eso de la “deuda externa impagable” quedó en el pasado. Ahora somos solventes, buenos pagadores de préstamos y con una buena proyección de futuro en la región, por lo que el FMI y el BM a través de su funcionaria, la Directora Christine Lagarde, ha puesto su mirada en nuestro país, visitándonos y alagándonos nuestros diez años de crecimiento continuo, además concediéndonos ser sede el próximo año 2015 de la Asamblea Anual del FMI y del BM, siendo un foro de debate sobre las coyunturas económicas mundiales y sus perspectivas. Estaremos nuevamente en los ojos del mundo, tal y como ha sucedido con la realización de la COP-20 en nuestro país.

Hay que tener en cuenta que este organismo internacional, ya no es el de antes, que aconsejaba a las economías de países subdesarrollados “paquetazos y ajuste de cinturones”, que cada vez nos hacían más pobres. Ahora parece que han entendido que ese no es el camino y creen que es necesario para apuntalar a los países presa de la desaceleración, apoyarlos económicamente para que atiendan sus necesidades de educación, salud e infraestructura y esto con inclusión social. Y es que se han dado cuenta que sin inclusión social no hay crecimiento ni desarrollo.

El mundo ha cambiado radicalmente, los países industrializados, llamados desarrollados, están enfrentando graves crisis económicas que los han puesto al borde de la inestabilidad social. Viven procesos recesivos y sufren la quiebra de sus otrora grandes empresas, generando masivamente desempleo. Por lo que los estados se ven en la obligación de apoyarlos inyectando gigantescas cantidades de liquidez para poderlas reflotar, como ha ocurrido en los Estados Unidos de Norteamérica.

Teniendo en cuenta los cambios que se dan en el mundo de manera vertiginosa, debemos ver que en nuestro país esto también pasa. Por lo que los estadíos de bonanza y crecimiento hay que saber aprovecharlos para acumular riqueza y consolidarlos económicamente, a partir del bienestar general. En tal sentido, las condiciones que marcaron nuestra bonanza han cambiado, ya que los precios de las materias primas están a la baja y el costo del financiamiento se ha elevado. En esta situación es que nos sobreviene el proceso de desaceleración. Y no contamos con un plan estratégico de desarrollo y crecimiento bien definido de manera coherente, que nos permita avizorar nuestro futuro como país, de aquí a los 20 años. Es necesaria una acción programática. Tenemos los recursos económicos suficientes para modernizar el país en los próximos 10 años. Y esto pasa por una reforma estructural profunda del estado, que apuntale acabar con los rezagos de pobreza que tenemos en un porcentaje importante: 35%. Incorporándolos a una sociedad de bienestar, con trabajo, salud y educación. Tenemos un retraso de 30 años de infraestructura. Por lo que nos vemos en la obligación de correr en pos de ese objetivo. Y no vanagloriarnos con tremendos spots publicitarios, pregonando la puesta en marcha de dos o tres megaproyectos, que sin dejar de ser sumamente importantes son insuficientes. El transporte colapsa por falta de infraestructura. En tal sentido el año que viene tenemos que pisar el acelerador y terminar con las obras iniciadas. Así como promover a los gobiernos regionales y locales, para que hagan su parte, con una fuerte fiscalización, ya que el grado de corrupción a la que hemos llegado como sociedad es alarmante. Hoy en día hasta la pareja presidencial está en entredicho con posibles vínculos con la corrupción.

Tenemos que proyectarnos en construir hospitales y escuelas en gran escala, para que todos los niños y jóvenes puedan educarse y la población en su conjunto tenga atención en salud. Preparemos ahora a las nuevas generaciones pero no disminuyéndoles su autoestima, creándoles empleo a los jóvenes sin que puedan percibir su CTS y sin que puedan disfrutar de aguinaldos en fechas festivas importantes, como 28 de julio y navidad, así como dándole unas vacaciones de 15 días. No maltratemos al trabajador que se inicia laboralmente. El trabajo es un derecho y no una dádiva.

En tal sentido, si en el 2015 queremos avanzar y evitar que se repita la desaceleración que estamos sufriendo en el 2014 es necesario que nuestras autoridades se pongan las pilas para hacer obras. Tenemos la necesidad de incrementar mayor fuerza a la inversión pública. Así como tenemos que promover la inversión privada y la inversión pública-privada, para inyectar de liquidez a la economía y así incrementar el consumo y generar más movimiento en el mercado.

Por otra parte, en esa misma dirección es necesario sincerar los sueldos y salarios porque como dice el periodista Mirko Lauer, “si hubiera que definir someramente la situación de los ingresos del trabajo, también su crecimiento se ha desacelerado”. Efectivamente, por eso la Remuneración Mínima Vital (RMV) actual es insuficiente, para cubrir una existencia básica, por lo que se hace urgente incrementarla, para de esa forma, poner más dinero en el bolsillo de los trabajadores, apuntando a la recuperación de la economía y a superar la desaceleración y llegar a crecer el próximo año 2015, 5% del PBI como muchas instituciones y analistas vaticinan. 
(*) Periodista

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