GOBIERNO REGIONAL vs. GOBIERNO CENTRAL

Por: Enrique Soto Roca (*)

A pesar de haber transcurrido mas de ocho años desde que se constituyeron los gobiernos regionales en el 2003 y habiéndose iniciado un tercer periodo a comienzos del presente año, los líos de competencias entre estos y el gobierno central  no tienen cuando acabar, generando caos y desgobierno, poniendo muchas veces en jaque a todo el país, como lo recientemente sucedido en la región Cajamarca.

¿Qué sucede con los gobiernos regionales y locales? ¿Por qué razones no hay entendimiento y armonía entre los gobiernos del interior del país y el gobierno central? ¿Qué intereses particulares se esconden detrás de estos enfrentamientos?

Hay que tener en consideración que esta supuesta regionalización, no es mas que una pésima departamentalización. Contamos con 25 presidentes regionales que no están dispuestos, ninguno de ellos a ceder su cargo para constituir una región verdadera. Todos los intentos realizados, en los últimos años, resultaron un fracaso. Pero esta realidad, que debe ser corregida, es solo una parte del problema. Analizando mas a fondo, podemos darnos cuenta que estas nuevas instituciones nacieron mal formadas, sin claras competencias, mas bien ambivalentes. Esto sucede porque los políticos tradicionales que representan al gobierno central y se ubican en Lima, tienen un temor profundo en descentralizar el país y compartir el poder con los políticos de las provincias. Razón por la cual los enfrentamientos, entre el gobierno central y los pueblos del interior del país no cesan, buscando justificación en una u otra razón.

Por tal razón, no damos en el blanco, mientras tengamos autoridades del gobierno central que sostengan que los conflictos sociales existentes se originan por el mal uso de los recursos  provenientes del estado por parte de los gobiernos regionales, los cuales tienen –según señalan- ingentes recursos no productivos, ni eficientes, ni que generan oportunidades de inversión. Dicha aseveración echa “mas gasolina al fuego”.

POTENCIAR LA GESTIÓN DE LOS GOBIERNOS DESCENTRALIZADOS

Creemos, que la mayoría de los gobiernos regionales necesitan potenciar su capacidad de gestión, así como realizar una completa reingeniería de sus recursos humanos. Pero ello, no deja de lado, que en el corto plazo se legislen sus competencias y se les brinde autonomía económica real como manda la ley. Razón tiene el presidente regional de Junín, Vladimir Cerrón, cuando sostiene que ellos tienen el dinero para la inversión pública solo en números. Señalando que muchas veces se demora la ejecución, porque el Ministerio de Economía y Finanzas les impide ejecutar el gasto público, denunciando que ellos no tienen autonomía. 

CULTURA DE DIÁLOGO

Por otro lado, debemos señalar, que el otro vacío en esta conflictiva relación entre gobiernos regionales y gobierno nacional, es la falta de una Ley de Ordenamiento Territorial ¿quién decide sobre el uso de los recursos naturales y la ocupación del territorio? Esta situación aún no decidida legalmente, tiene que definirse. Creemos que es el momento de afirmar la democracia y el estado de derecho, dentro de una economía social de mercado, como lo manda nuestra constitución, promoviendo la inversión privada y el bien común y teniendo a la persona humana como fin supremo de la sociedad y el estado. En tal sentido, es necesario promover el diálogo y la participación de la sociedad en las decisiones gubernamentales. Creemos que en medio de una declaración de estado de emergencia en Cajamarca, por parte del gobierno nacional, se debe seguir insistiendo en el diálogo. La flexibilidad, la ponderación y la prudencia son aptitudes que conducen a una buena salida en una situación conflictiva y de enfrentamiento. Las actitudes conflictivas conducen al caos y desgobierno, creando inestabilidad económica y ahuyentando las inversiones necesarias para continuar con el crecimiento y desarrollo del país. Hoy mas que nunca, necesitamos consolidar nuestra estabilidad macroeconómica, ya que vivimos una incertidumbre mundial, con una crisis global que no sabemos en qué momento explosiona y nos afecta. En esa dirección, debemos realizar los esfuerzos necesarios para alcanzar la armonía entre nuestros pueblos, desarrollando una cultura de diálogo.

El gobierno nacional, los gobiernos regionales y locales deben compartir una misma mesa y hablar el mismo lenguaje, ya que nuestros objetivos son comunes. Es necesario que se superen diferencias y se afirmen coincidencias.

El reto es pujar por el desarrollo para acabar con la pobreza y el desempleo.

(*) Periodista